LVII

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Miraba a su amiga hablar animadamente, más su mente estaba en otra parte.

Ese día era San Valentín y le tenía un regalo.

Le había costado tiempo y trabajo en hacer una pequeña flecha de Cupido.

—Hana, ¿Me estás escuchando?— dijo la castaña a de hebras rizadas.

—¿Eh...? S-Sí.

—¿En serio? Pues no lo parece. A lo que iba, pienso hacer que el lento de Ren se declare a Ethan— explicó la chica de hebras rizadas, la arquera volvió a sus pensamientos —.¡Hana!

—¿Q-Qué...?

—¿Qué te pasa?

—Verás... Estoy pensando en declararme a la chica que me gusta... Tengo un regalo para ella y todo...— explicó con un rubor en sus mejillas.

—Oh... Ya veo...— abrió la boca para decir algo, más la cerró al no encontrar palabras que decir. Su corazón dolía y sentía una necesidad de llorar

—¿Linda? ¿Estás bien?

—Yo... Sí... Tan sólo... No sé...— la peliverde se levantó del asiento para abrazar a su amiga de ojos tristes.

—Linda, tengo algo que darte.

—¿A mí?

—Sip, es un regalo para mi linda Karen~— de su mochila sacó una pequeña cajita de madera, dentro de ella estaba la flecha que hizo con esfuerzo y dedicación.

—¿E-Esto es para mí...?— preguntó con sus mejillas rojas mirando la pequeña flecha.

—¡Pues claro que es para ti!

—Pero... Dijiste que... Oh...— la cara de la castaña enrojeció hasta ser un tomate y sonrió.

—Linda, ¿Quieres ser mi novia?— en respuesta la castaña le dio un beso en los labios.

—Linda, ¿Quieres ser mi novia?— en respuesta la castaña le dio un beso en los labios

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En otra parte dos chicas hablaban mientras caminaban entre el bullicio.

—Oye Carla, ¿Te gusta alguien?

—Sip, ¿Por qué?

—Curiosidad— la pelirroja de cabellera corta se adelantó entre la marabunta de estudiantes, no era mucho, tan sólo unos pasos. Pero era demasiado bajita y enclenque así que la arrastraron con facilidad.

—Al final me llevan...— se quejó.

Un tirón hacia atrás la alejó de la marabunta y la atrapó en un abrazo. Al mirar a su captor se dio cuenta que era la castaña.

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