Endeavor siempre había sido un hombre solitario, poco amable y muy prepotente, Enji Todoroki era un hombre intimidante, todos le tenían respeto y temor, su sola mirada intimidaba a todos.
Pero eso iba a cambiar....
Porque a su vida iba a llegar al...
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Las olas del mar golpeaban suaves la playa, la espuma se extendía hasta la arena donde los pies de la menor reposaban, la anaranjada luz del atardecer se reflejaba en el brillo de sus ojos, pero no estaba contemplando con real complacencia el espectáculo natural, extrañaba a Enji, hubiera sido mucho mejor mirar el atardecer junto al pelirojo, al mirar el cielo anaranjado se acordó de las llamas del mayor, como lucía tan rudo encendidas en su cuerpo. Nostálgica solto una risa suave, en ocasiones Enji se sentaba con ella en el suelo del patio para ver la noche, era una pena que esté tuviera un trabajo tan dedicado, levantándose de la arena camino al mar, estaba decidida a zambullirse pero algo la detuvo, ese instinto que todos los animales poseen, ese sentido que les indica que ahí un intruso en sus alrededores, corrió dentro de la casa y con todos los sentidos alerta y con los músculos listos para liberar toda su fuerza y defenderse o huir. Un auto pequeño pero moderno de color rojo se estaciono a entrada de la casa, ____ miraba con atención para ver quién manejaba aquél auto, la puerta se abrió y del auto salio una pierna femenina delgada y esbelta, unas zapatillas blancas bajaron al suelo, ____ subió la mirada, una falda verdosa muy corta seguida de un suéter negro con los hombros expuestos eran la ropa que una morena de pelo liso y largo traía puesta, se veía como una chica de su edad o un poco más, esta miro a su alrededor, y sin más se acercó a la casa con la intención de entrar, _____ no tenía idea de quién era ni de que era capaz aquella sujeta pero eso no le importaba, con su característica impulsividad salio de su escondite encarando a la tipa, estaban separadas por unos metros pero eran los suficientes para analizarse la una a la otra con el cuidado de dos animales buscando la debilidad del otro. La ajolote sonrió sadica enseñando sus dientes, dejando en claro que esté era su territorio y estaba en su derecho defenderse y sentirse segura en el. Por otro lado la intrusa mostró una posición firme pero tratando de demostrar que no era una amenaza, su intención no era pelear.
-_____-san -le hablo en el idioma- no fue mi intención ponerte a la defensiva. Sólo hago mi trabajo -aclaro- Juliano me ha enviado a estar pendiente de ti, estaré contigo toda la noche
-¿¡Qué?! ¿¡Que le ocurrió a Enji?! -Se alteró- ¿¡Esta bien?!
-El esta bien, pero no podrá volver hoy -le aclaro- por su seguridad me han enviado a...- -¿Cuidarme? ¡Bha!...no necesito que me cuiden...hace lo que quieras -se dio media vuelta para irse-
_____ sabía que Enji podía pasar noches fuera pero no esperaba que le enviarán una chica de su edad a "cuidarla" por alguna razón desconfiaba de la joven, pero no le dio vueltas a ello, estaba molesta, ¿¡y ahora que?! con rabia patio la arena callendole esta a la cara, maldecia en su mente mientras caminaba de un lado a otro, estaría sola hasta quien sabe cuando y con una patética niñeta. Resoplo y miro al cielo, no era el fin del mundo tampoco, sólo unas horas más, Enji volvería eso lo sabía, y además estaba bien no le había ocurrido nada, eso era suficiente para calmarse. Ahora, algo debía hacer con la desconocida en la casa, echarla no podía, no le quedaba de otra que...conocerla. Entro a la casa encontrandola sentada en el sillón mirando su celular ¿era esta la tipa que la "cuidaria"? _____ no era una chica del todo sociable y menos con otras mujeres ya que siempre estaba a la defensiva de que estas no le miraran a su hombre, pero ahora que esté no esta ¿qué más hacer?.
