Una Foto

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¿Qué demonios estoy haciendo? ¿Y si no es pariente mío? ¿Cómo sabre que estoy equivocada? ¿Por qué decidí hacer esto? Nunca me había interesado preguntar por mi familia, por mis abuelos, por mi madre, tal vez porque conocía a la familia de mi padre, y es completamente una mierda, ellos me valen tres hectáreas de verdura, y verdura muy grande, como ya les había dicho la familia de mi padre cuando nos visitaban iban a formar un ambiente muy pesado, tanto así que aveces mi padre se encerraba en su cuarto, y eso era hasta cuando Nicol y mi padre se hicieron "novios" (que fue cuando yo tenía diez años) pero usualmente desde mis cinco años siempre paso el reproche.

—¿Ya vez?— dijo Robert I — te dije que involucrarte con una sin apellido no te iba a traer nada bueno.

Yo estaba escuchando por las escaleras sin que lo notaran, tenía unos siete.

—Padre, ya te dije, y te lo repito, no hables mal de la madre de mi hija, ella es la mujer más bella, y como ya sabes no tenemos ningún tipo de vínculo así que amenazarme con tu fortuna no tiene ningun caso, yo escogí el modo de vida que tengo.

Recuerdo que llore en ese momento, fui a darle un abrazo a mi padre que se sorprendió al verme y luego le dije a Robert I— ya te puedes ir, Tea no quiere que molestes a su papi porque él es muy bueno y tierno con ella.

Me dirigí a abrirle la puerta y luego él dedujo que yo no quería verlo.

Robert I se fue y no volvió a nuestra casa, eran momentos inolvidables, pero no recordaba que yo hablaba en segunda persona, de hecho, no recordaba que yo misma me llamaba Tea ¿Cómo demonios el pelirrojo lo supo? O ¿Simplemente lo dedujo? Nunca llame a Robert I como "abuelo" nunca lo sentí así, mi abuela era algo peor, no se como mi padre creció con dos padres tan clasistas y fresas, por que eso son, unos fresas, tampoco me afectaba lo que pudieran decir de mi madre, solo no me gustaba cuando le hablaban y reprochaban de ella porque el se ponía mal, lo único que me dolía era pensar en ella y hablar conmigo misma de ella, y todavía pienso así y actuó así, no se como demonios sean estos abuelos ¿Por qué demonios digo abuelos? No se si lo sean, nisiquiera me ha respondido.

El tiempo se detuvo y mi corazón se aceleró, la señora se había quedado viendome.

—¿Tea?— pregunta y se acelera mi corazón.

Unas gotas de lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, sentía que así me llamaba siempre, y que tenemos un vínculo.

—Sí— evite llorar.

Me abrazo, no sabía que demonios hacer, me quede estática, yo era inmóvil.

—Pasa, pasa— dice.

Yo pasé, era una casa muy grande, me sentí muy familiarizada, me senté en un sillón.

La señora llamo a un señor, supongo que era su esposo.

—Nunca pensé en conocer a mi nieta, ni a mi nieto dime ¿Él también esta aquí?— pregunta el señor.

—No, yo vine con unos amigos y no lo conozco, nisiquiera conozco a mi madre.

—No conoces a Chloe?— pregunto la señora.

¿Chloe? Que hermoso nombre, nunca antes lo había escuchado.

—No, precisamente por eso vine, nunca había escuchado su nombre, no la conozco, no vive conmigo ni con mi padre, no se nada señora ¿Puede ayudarme?

—No me digas señora, soy tu abuela, pero lamentablemente no sabemos nada de Chloe, pensabamos que vivía en Gran Bretaña, pero parece que no es así.

—Chloe siempre fue una chica muy misteriosa, más aún cuando la obligamos a estar con un tipo, pero ella se fue, luego regreso con un niño y estaba embarazada, de ti, pasaron nueve meses y cuando naciste regresaron a Gran Bretaña, pero en barco, porque no les permitían subir con una bebé recién nacida.

—¿Tienen una foto de ella?— pregunte.

Se fue la señora y luego regreso con una foto, era perfectamente bellísima, ojos azules y castaña, se parecía mucho a mi, abrace como si fuera lo más preciado que tenía, no quería soltarlo, simplemente quería sentir esa foto mía, solo para mí.

—Puedes quedartela— dice la señora.

—Gracias— dije.

Vi un mensaje de Benja.

Benja: ven rápido, te estas perdiendo la diversión.

Estaba haciendo algo importante, pero no quería dejar plantados a mis amigos.

—Perdón, pero me tengo que ir, mis amigos me esperan.

—¿Cuando te vas?— pregunta el señor.

—No lo se señor, creo que en unos cuatro días.

—Bien, no me llames señor, si no puedes llamarme abuelo por lo menos dime Bob.

—A mi dime Amy— dijo la señora.

—Prometo venir mañana a hablar sobre Chloe.

Me despedí y salí de la casa con una sonrisa demasiado grande, esto era demasiado bueno para ser cierto, y mi día acaba de comenzar, la diversión espera con los perdedores y Minerva.

Una Chica SkaterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora