Una Chica Skater

¡A viajar!

Mi mente solo se concentraba en una cosa, la competencia, la competencia nacional de juegos extremos "The Plays" y es bastante emocionante, somos simplemente personas que queremos sentirnos vivos.

Todo estaba listo y preparado, nuestros uniformes, nuestras Skaters y lo mejor es que traje una guitarra acústica, porque no hay diversión sin buena música.

Ya estamos en el aeropuerto, esperando que nos llamen para tomar el avión, todos estamos muy emocionados, mire mi boleto y decía treinta y cuatro, con mi inteligencia supe que era el lugar que me correspondía para sentarme.

Me dirigí a Marc y le pregunte que lugar le correspondía.

—Cuarenta ¿A ti?— pregunta.

—Treinta y cuatro.

—Ay, no puede ser— escuche un susurro de un imbécil.

—¿Qué dijiste? Te escuché decir algo ¿Lo repites?

—Que enserio tengo mala suerte, a mi me tocó el treinta y cinco— dijo.

—¿Sólo tú? También tengo mala suerte, muy mala diría yo.

—A mi me toco el treinta y seis— dijo Matías.

—Parece que yo estuviera bajo una nube pesada hoy— dije.

Me sentía frustrada, Marc ni siquiera se iba a sentar junto a mi.

—Hola a todos— dijo la voz de un idiota.

Todos lo miramos con cara de "¿Qué demonios haces aquí?" Nadie lo quería, absolutamente nadie.

—¿Y esas caras?— pregunta el muy incrédulo.

—Haber estupidito, ¿A qué vienes? Nosotros no nos llevamos bien pero créeme cuando te digo que nos caes como una patada en el trasero Craig.

—Soy monitor del equipo de Toronto, fui uno de los jueces así que tengo que ir.

—Esta bien, hoy me desperté del lado equivocado de la vida.

Nos llamaron para abordar nuestro vuelo Ottawa, Marc me tomó de la mano y me dijo que no me preocupara, que él no iba a dejar que Craig se acercará a mi, yo confío mucho en lo que diga Marc él es como el hermano mayor que nunca tuve y nunca voy a tener, o bueno sí, pero no sé absolutamente nada de él.

Cuando subimos al avión me dirigí a mi lugar, me tocó junto a una ventana, al pelirrojo le tocó al lado mio y a Matías al lado del pelirrojo.

Enserio, enserio, enserio, no quiero tener a dos idiotas a mi lado siempre, pero parece que el universo me odia.

No sé que va a pasar, pero siento que me gustara mucho.

Él avión comenzó a desplazarse por la pista.

—¡Por una gran competencia chicos!— dije en voz alta.

Matías y el pelirrojo se rieron de lo que dije, pero no era una sonrisa burluna, enserio ellos se sentían igual que yo.