13.

1.1K 232 112
                                    

Regresaron de la ciudadela ya bien entrada la noche. Habían cenado, bailado y reído con las diferentes personas que estaban con ellos, pero ya estaban de regreso con Xena en el castillo.

Después de ir a las caballerizas, Wonho y Hyungwon caminaban por los pasillos de palacio, riendo, recordando lo vivido aquel día y pensando en lo bien que se sentían después de aquel alegre rato.

— Gracias por llevarme fuera del castillo... —agradeció Hyungwon una vez que llegaron a su habitación— me lo he pasado muy bien.

Wonho sonrió al escuchar su confesión, pues al fin y al cabo ese era el motivo principal de aquella salida.

— Ha sido un gran día. Deberíamos volver a repetirlo un día de estos... —comentó mientras miraba al príncipe bostezar de cansancio, quien simplemente asintió, se despidió y entró en su habitación.

Aún después de eso, Wonho sonreía mirando la puerta de la habitación Hyungwon. Había sido un gran día. Con un simple suspiro, deseando que el día nunca hubiera acabado, caminó por el pasillo dirigiéndose a su habitación. Lo que no esperaba era encontrarse a Saur allí, mirándolo con cara de pocos amigos.

— ¿Qué hacíais tan tarde con el príncipe Hyungwon? —cuestionó frunciendo el ceño y arrancando automáticamente un bufido de parte del capitán.

Se estaba cansando de aquel tipo de preguntas con doble sentido.

— Lo dije mientras desayunabamos. —le recordó— Fuimos a la ciudadela. Sólo... Se nos hizo algo tarde.

Saur miró a través de una ventana y a juzgar por la posición de la luna sabía que ese “algo tarde” significaba haber llegado de madrugada.

— Algo tarde... —repitió con un tinte de sarcasmo en su voz— es muy peligroso para él salir, podría haber sucedido algo. —regañó— Además, llegáis muy tarde al castillo. Él, como príncipe, debería quedarse aquí.

De nuevo estaban teniendo la jodida charla que Wonho odiaba y que reconocía muy bien de su hermano.

— ¿Peligroso? —soltó una risita sarcástica— Las personas de la ciudad, la gran mayoría, son personas amables y buenas. Además, yo soy capitán del ejército, conmigo esta más seguro que con cualquier otra persona. —reafirmó lo que había dicho antes de salir— Y como príncipe, bueno, puede hacer lo que quiera, y él quería salir en vez de estar encerrado dentro de este castillo. —respondió algo enfadado por la actitud de su hermano— si me disculpa, su majestad, estoy agotado. Me retiro a mi habitación. —dijo formalmente, después de una reverencia, sabiendo que su hermano odiaba que hiciera ese tipo de cosas, porque básicamente lo hacía solo cuando estaba demasiado molesto y era técnicamente una burla a su autoridad.

Al día siguiente, Hyungwon se despertó aún agotado por culpa del día anterior. Parecía que le dolían todos los músculos por haber estado bailando. Cosa que nunca le había pasado antes porque jamás lo había hecho y menos con tanta energía.

Se levantó de la cama y miró a su alrededor. No sabía qué hora era, pero sí sabía que su estómago rugía de hambre.

Vio su ropa y como de costumbre, después de asearse se vistió. Pero por primera vez desde que llegó ahí, salió de su habitación y no se encontró con Wonho.

La situación le extrañó un poco, sin embargo decidió no darle más vueltas al asunto porque Wonho no era su sirviente, simplemente había sido amable ayudándolo a encontrar el camino que aún no se aprendía. Miro hacia la derecha e izquierda, sin saber hacia qué dirección ir.

Se maldijo internamente por no haber prestado atención en las anteriores ocasiones, porque siempre se disponía a ver a Wonho y a su brillante aura en vez de ver el camino y aprenderselo de una buena vez. Así que finalmente, después de pensarlo un rato, decidió andar hacia la izquierda. No sabía si había elegido el camino correcto para ir al comedor, pero decidió continuar por aquel largo pasillo que tendría que llevarlo a algún sitio.

Timeless Donde viven las historias. Descúbrelo ahora