Timeless

4.

La voz de la persona que estaba deteniendo una orden oficial del capitán, irrumpió en toda la sala paralizando a más de uno.

— Hyungwon... —susurró el hombre levantando la cara del menor quien a causa de su debilidad estaba cayendo en la inconsciencia y no fue hasta ese momento que vio con detenimiento lo que le habían hecho— ¿Por qué le estáis haciendo esto?

El hombre que estaba a punto de de golpear a Hyungwon, lo tomó por lo hombros con molestia.

— ¿Cómo osas interrumpirnos? —Le gritó soltándolo con fuerza— era una orden directa del capitán.

Al escuchar eso, el asustadizo soldado miró a su alrededor y fue cuando por fin se dio cuenta de la presencia de su superior, así que no tardó en acercarse a él haciendo una reverencia.

— Le ruego que me disculpe por mi insolencia, señor —susurró aún con la cabeza agachada, esperando el perdón de su superior.

El capitán frunció el ceño ante la suplica del hombre aún sin entender el motivo de por qué se había entrometido en la orden de golpear al espía.

— Entonces, ¿Cómo tienes el atrevimiento de interrumpir el interrogatorio? —gruñó el capitán, visiblemente molesto de su anterior actitud.

El hombre aún sin levantar la cabeza suspiró fuertemente.

— Perdóneme señor —susurró— os detuve por una buena causa... —el capitán lo miró extrañado sin comprender muy bien a lo que se refería, así que con una señal le dio una segunda oportunidad para que se explicase— Ese joven que tiene ahí... —señaló hacia Hyungwon— es muy valioso para el reino y para vuestro padre, que Dios lo tenga en su gloria... Si llegarais hacer lo que pensabais, el reino sufriría grandes consecuencias.

El joven capitán dirigió su mirada hacia el casi inconsciente muchacho amarrado en la silla y su curiosidad despertó cual ave al amanecer.

— ¿En qué os basáis para afirmar su valía? ¿Lo conocéis? —susurró sin apartar su mirada del delgado.

El asustadizo hombre asintió efusivamente y levantó su rostro con lentitud hacia su capitán.

— ¿No lo reconocéis? — El capitán frunció el ceño intentando recordar el rostro del muchacho de algún sitio, pero al no dar con la respuesta negó— el joven Hyungwon es el príncipe de Hilya, vuestro mayor aliado.

El capitán lo miró sorprendido e ignorando a su soldado, dio un par de pasos en dirección al delgado, hasta posicionarse frente a él.

— Hey... —tocó su rostro en un intento por hacerlo reaccionar de su débil inconsciencia— ¿Quién sois? ¿Cómo os llamáis?

Los cansados ojos del delgado se abrieron apenas un poco y sin comprender muy bien la situación, miró al hombre que tenía delante.

— Chae... —suspiró pesadamente— Chae Hy- Hyungwon...

Fue entonces que el capitán pudo darse cuenta que su soldado decía la verdad, el chico que sus hombres habían maltratado era Hyungwon, el hijo del Rey aliado y su sorpresa era grande aunque su semblante permanecía inmutable.

Se giró lentamente dejando al pobre Hyungwon en paz y su mirada se posó en el resto de sus hombres quienes no tardaron en sentir miedo de lo que su capitán podría hacerles gracias al error de no informarse acerca de quién era aquella persona.