Al darse cuenta de la magnitud de sus pensamientos y de lo emocionado que pareció con una idea tan alocada, recapacitó y se sintió un poco miserable y tonto. Era verdad que su vida no era fácil, pero si lo pensaba mejor, había gente que vivía peor que él y aún así luchaban por vivir.
Entonces dejó el collar y la computadora en su sitio y volvió a tirarse a la cama.
¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Ir a terapia?
Si iba, seguramente le dirían lo mismo que en el hospital, pero él sabía que todo había sido real, lo había sentido en carne propia, y los recuerdos del príncipe eran vívidos aún en su mente.
¿Acaso estar en coma le daría la habilidad de inventarse una vida entera? Porque podía recordar demasiadas cosas y lugares que jamás había visto o escuchado antes.
Cuanto más lo pensaba, más le dolía la cabeza y más miserable se sentía, así que decidió dejar olvidado el tema mientras buscaba otras opciones, pero la verdad es que aunque los días siguieron pasando y trató de seguir adelante buscando otro empleo y otro lugar para mudarse, en su corazón siempre mantenía la ilusión de regresar a aquel lugar al que sentía que pertenecía, pero por más pistas que buscara, todos los caminos lo llevaban a la misma salida.
No fue sino hasta un día que estaba sentado en la banca de un parque cercano a su casa, que se puso a pensar en ello de nuevo, y para resolver ese conflicto interno de una buena vez por todas, sacó su celular y escribió en el buscador: «maneras indoloras de morir» sin embargo todos los resultados eran lo contrario a lo que buscaba.
Cosas como: "Si has estado pensando en suicidarte, pide ayuda de inmediato. Cuando una persona se ha estado sintiendo deprimida durante mucho tiempo, es difícil continuar pero..."
"La mayoría de las personas que evalúan la posibilidad del suicidio también presentan una enfermedad mental, como depresión o abuso de..."
"Actualmente, el suicidio es un problema de salud que constituye la tercera causa de muerte a nivel mundial..."
"La muerte: el final de la vida y de todo lo que conocemos, el momento en que dejamos de ser quien y como somos. La mayoría de personas no desea morir..."
"¿Por qué hay gente que intenta matarse?"
Después de ver todo eso no pudo seguir leyendo y cerró la pestaña antes de bloquear el celular y meterlo a su bolsillo. Y se dio cuenta que incluso si lo buscara, nadie le ayudaría con algo como eso, entonces decidió pensar por su cuenta mientras veía a su alrededor de camino a su casa.
En ese momento estaba de pie en espera del cambio de semáforo, y la primera idea vino a su mente... Cruzar corriendo sin cuidado. Tan sólo de pensarlo, sus manos empezaron a sudar frío y su corazón se aceleró mientras miraba el tráfico pasar, pero por más que le haya ordenado a su cuerpo moverse, se quedó congelado en su sitio hasta que el semáforo se puso en rojo para los autos y en verde para los peatones.
Nadie sabía porque un chico estaba sudando tanto en un día frío mientras cruzaba el paso peatonal, pero su corazón seguía frenético porque aunque no quisiera admitirlo, al igual que casi cualquier humano, tenía miedo de morir.
Pensó que sería más fácil si todo fuera rápido, como con un arma por ejemplo, pero jamás podría conseguir una, y mientras pasaban los días en su lucha por seguir adelante, se debatía entre sus pensamientos de seguir como si nada y sus pensamientos de cometer aquel acto para volver.
Se sentía totalmente desquiciado, al punto de llorar por noches enteras, y ni siquiera sabía qué era lo que lo agobiaba tanto, si sus ganas de volver o el miedo que sentía por morir. Y la peor parte de todo es que incluso si se resignara a quedarse y tratar de seguir adelante, jamás sería el mismo Hyungwon que podría soportar la soledad y las molestias de una vida marginada.
Consiguió un par de trabajos de medio tiempo en tiendas de conveniencia y cafeterías, trató de pasar los días sumamente ocupados para despejar aquellos pensamientos de su cabeza, pero siempre volvían. Entonces tomó la decisión de visitar a un psicólogo y tal como lo supuso, comenzó a explicarle que todo pudo tratarse de una ilusión o de algún tipo de secuela o padecimiento mental por su accidente que le provocaba alucinaciones. Según el psicólogo habría que hacerle pruebas, ya que podría tratarse que por culpa del traumatismo se activara la esquizofrenia, la cual provoca alucinaciones, donde puedes llegar a creer que los sueños son reales. Puede que el problema se deba que el surco paracingulado, una parte de su cerebro se haya lesionado. Quizás también tenga narcolepsia, la cual afectaría a su alimentación y al sueño. También podría ser que sea que el hipocampo este lesionado por el accidente, el cual es responsable de los recuerdos. El psicólogo le pidió que volviera para hacerles las pruebas correspondientes en el hospital.
Y fue en ese momento que supo que por más que lo explicara, nadie le creería.
Así que un día lluvioso después del trabajo vespertino, se fue a beber. Pues aunque jamás fue fan del alcohol y los problemas de resaca, sentía que necesitaba adormecer al menos por un momento sus pensamientos y sentimientos.
Con lo mal que comía y dormía, el alcohol parecía quemarle las entrañas en esa ocasión, pero no se detuvo hasta que sentía que todo le daba vueltas y pese a que el pronóstico del clima había sido una torrencial tormenta, estaba demasiado cansado y ebrio como para recordarlo y simplemente se fue caminando bajo la lluvia.
Un par de personas se ofrecieron a llevarlo a casa, pero al no confiar en nadie, él simplemente se negó y continuó caminando como si nada en la que creía que era su dirección, hasta que vio un callejón que le resultó un poco familiar. En realidad no había mucho más que una farola y un contenedor de basura y podría parecerse a los miles de callejones de la ciudad, pero sentía que ese en específico era conocido para él.
Su ropa mojada pesaba y sentía frío y un poco de dificultad para respirar por lo helado que estaba el aire, pero aún así avanzó en esa dirección y al llegar ahí, miró la farola que estaba justo al lado de un edificio abandonado que no dudó en subir por las escaleras externas.
Al llegar a lo más alto de aquel edificio de diez pisos pudo divisar las muchas luces de la ciudad, las de los autos y la de la luna, que pese a la lluvia torrencial, todavía podía verse medio escondida detrás de las muchas nubes del cielo. Entonces se dio cuenta que había mucha gente en la ciudad, y que muchos podrían haber observado la luna tras la nubes, mientras pensaban en una persona que ya no estaba a su lado, igual que él.
Habían muchas personas en esa ciudad, pero no las que él quería a su lado realmente, y ese era un factor que no podía cambiar u olvidar aunque lo intentara.
Cuando la realidad lo golpeó tan duramente rompió en llanto, se sentó en el suelo y se aferró al collar que tenía consigo sintiendo que esa era su única esperanza de seguir cuerdo, pero realmente no sabía cuánto más podía soportarlo. Y ahí, debajo de una fuerte lluvia y empapado por sus propias lágrimas, tomó una decisión.
Se puso de pie lentamente al mismo tiempo que el llanto parecía cesar, caminó un paso a la vez en dirección a la luna mientras alzaba su mano, deseando poder tocarla o pedirle un deseo, y en ese momento su pie derecho rozó el borde del edificio y se detuvo.
Miró hacia abajo por mucho tiempo, y desde ahí seguía viendo el mismo callejón con el mismo contenedor de basura y la misma farola de antes, las mismas que también le recordaban que nada iba a cambiar, así que sostuvo su collar, suspiró y sonrió.
Todo eso justo antes de dar
el paso definitivo a su felicidad.
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Timeless
FanfictionTodo lo que recordaba era una salida con sus compañeros de trabajo y mucho alcohol... Pero despertar en una nueva realidad le cambió la vida para siempre. ✘ Historia en colaboración con: @traumARS