30. Zelinda Kast

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Traje sastre, corbata, zapatos lustrados y una sonrisa falsa, todo lo que la rodeaba en ese momento era la falsedad. Era una chica hermosa en busca del príncipe que la salvara del mundo de falsedad en el que había nacido. Llegue a la recepción del restaurante plagado de fotógrafos, periodistas y seguridad; donde encontré una mecerá plagada de pintalabios rojo corrido por todo el rosto. 

- Bienvenido al restaurante Duquesa ¿tiene reservación?

- Buenos días, si - realmente era una distracción verla parecer un payaso, esperaba que al menos la persona con la cual se fue a besar valiera la pena - la señorita Zelinda Kast me espera.

Abriendo los ojos como cincos dejo de hablar para al fin guiarme a la mesa donde comenzaría mi tortura, realmente preferiría estar con Leticia torturando a miles de estudiantes antes de juntarme con alguien que no veía desde hace mas de diez años.

Al llegar a un área cerrado con cortinas de seda roja pude observarla, cabellos castaños, ojos de alguna color extraterrestre, piel blanca rojiza, con un vestido tallado rojo y maquillaje pesado el cual parecía ser difuminado mil veces con tal de no mostrar las imperfecciones que mostraba su cara desde pequeña. 

- ¡Hans Hale, llevo tanto sin verte! - ya recuerdo porque no me agradaba. 

- ¿Que tal señorita Kast? No la habré visto desde que fui mandado a Alemania.

- ¡Fue realmente extraño ya no volverte a ver si fuiste enviado por petición mía a Alemania! Deseaba tanto conocerte mas a fondo para cuando llegara el día de nuestro matrimonio.

- Tuve realmente poco conocimiento que había sido su idea el alejarme de mi familia, señorita Kast, ademas de haber asegurado tiempo después que el matrimonio había quedado totalmente disuelto.

¿Duquesa? Si, de la maldad y la codicia.

- Disculpa, Hans, iré al tocador un momento - dijo levantándose como si no hubiera escuchado nada de lo que acaba de decir.

Solo Dame Más! (Gay Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora