37. Un castigo

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Leticia.

En la salida de la universidad observaba la gran cantidad de fotos en diferentes ángulos de ese apasionado beso entre Hani y el pequeño Cri Cri, me encontraba esperándolos pues iríamos al bosque por un delicioso almuerzo de celebración por su nueva relación.

Entendía que algo se cocinaba entre ellos y resultarían estando juntos pero no que revelarían frente a la clase su apasionado amor y la calentura que revelan en cada mirada.

Estar aquí me estaba gustando, estaba riendo, estaba disfrutando de pequeño detalles como lo era un simple foto de mi hermano besándose con su pareja; tenía una vida en Alemania, pero que era una vida, un trabajo, dinero, un recuerdo de mi madre y... nada.

Algo grita que me quedé, algo me llama a quedarme y ver más de lo que a sido mi vida hasta este momento.

Suspiró subiendo mi mirada al cielo donde podía observar un bello color celeste con pomposas nubes de diferentes tamaños, como arquitecta veía un color celeste que se podría color como perfecta pintura acrílica en una sala de estar decorada con plantas sintéticas y un juego de sillones color blanco; como humana, de cierto modo no sentía nada, he vivido tantos años en recuerdos y la culpa de lo que sucedió con mi madre que siento que nunca más podré apreciar estos pequeños detalles en el cielo.

- ¿No te parece que esa nube tiene forma de helado? - la voz a mi costado me trajo de regreso al mundo real, donde notaba como el campus estaba casi vacío y que la chica a mi lado me era conocida - siempre había querido estar al lado de alguien viendo al cielo encontrándole formas a las nubes.

No tenía respuestas, no era un tema que se me hicieron importante o interesante de tratar así que preferí seguir en silencio, volviendo a ver al cielo donde seguía sin encontrar alguna forma y menos el helado anteriormente mencionado.

- Por tantos años crecí escuchando que ver al cielo era una pérdida de tiempo, una vez mi mamá dijo "¿que vez de interesante en ellas? las nubes son solo agua en estado gaseoso, no son algo que tenga belleza o un precio" - voltee a verla notando como estiraba su mano al cielo como si intentara tocar una esponjosa nube con tanto esfuerzo - de pequeña siempre me dije que la belleza no tenía precio, es bello simplemente porque existe no porque tenga un precio, al pasar los años ese pensamiento cambio, no porque hubiera dejando de pensar de esa manera si no porque mis padres así lo creyeron necesario para mí.

No entendía a esta chica, nunca antes habíamos tenido una conversación, nunca antes me intereso su vida y aquí se encontraba hablando como si tuviéramos la confianza para hablar de cosas de nuestra vida personal.

- Kast ¿Que quieres? - ahora era una plebeya más y el puesto de "duquesa" ya no era necesario para tratar con ella - ¿Porque no regresas a Alemania y arreglas tu situación?

- No puedo - Se acomodó en la banca alisando su vestido entubado color salmón el cual parecía todo menos alisado y listo para una cita elegante - hace cinco meses conocí a Antonio, llegó como cocinero a nuestra casa, tú debes de saber que yo no soy bonita pero este hombre me hizo sentir que si lo era, que era perfecta. Tenía muchos detalles conmigo, incluso me invitaba a la cocina a probar las comidas que creaba especialmente para mi. Al mes caí como tonta en su cama, había sido criada para tener relaciones solo con mi futuro marido pero creía que lo nuestro era especial que valía la pena perder todo por él.

- Te engañó ¿Como se enteraron tus padres, Kast? - no entendía su situación pero podía leer entre letras que lo que más necesitaba era hablar y dejar salir lo que llevaba tiempo escondiendo.

- Al mes de haber perdido mi virginidad con el, seguíamos viendo todos los días y hablábamos de planes a futuro estando juntos, hasta llegó el catastrófico día. Amanecí con vómitos, mareos y temblando como si estuviera pasando convulsiones en fiebre - dejó su vestido para pasar sus manos a su vientre donde se encontraba el bebé debido a su embarazo - mi madre mando a llamar a los doctores de la familia, después de muchos exámenes y haber llamado a mi padre el doctor dijo "felicidades su hija se encuentra embarazada, debe de tener un mes, ustedes serán abuelos en poco tiempo". Todo se convirtió en una bomba, donde ellos gritaron, estuve encerrada en mi habitación por tres semanas hasta que fui llevado a la fuerza a un hospital, Antonio fue despedido y yo desheredada.

Seguía sin entender su situación pero no quería presionarla, las dos éramos mujeres y ella se encontraba sola ahora, cualquier al estar en soledad necesita a alguien que los escuché.

- Mis padres obligaron a unos doctores a hacerme un aborto - voltee a ella nuevamente al notar como hipaba entre lágrimas que recorrían por sus mejillas de manera apresurada - mataron a ese pequeño ser, solo por su tonto apellido y un puesto como duques. Soy su hija y prefirieron un título. A todo eso cuando desperté luego de una semana de haber estado inconsciente por la noticia, escapé, busque a Antonio esperando con todo el amor que había profesado me recibiera con los brazos abiertos pero en vez de eso me corrió. Gritó que no le interesaba un chica fea que ya no tenía ni un solo centavo.

Saque unos pañuelos de papel de mi bolsa al notar como comenzaba a moquear, no era la mejor consolando así que solo se los pase esperando se limpiará la cara antes de que usará su vestido como pañuelo.

- Bueno - agarró un poco más de aire y subió su mirada nuevamente al cielo - a todo esto regrese nuevamente con mi padres los cuales me tiraron mi maleta, pasaporte y mi diario personal, diciendo que hasta que no regresará casada con alguien respetable yo no pertenecía a la familia "Kast". Así que ahora soy solo Zelinda, que lamentable no te parece viaje hasta aquí en busca de tu hermano solo por salvarme, pero no hay nada que salvar, ahora no soy nadie y no tengo nada.

- Hani tiene pareja - quería rectificar que ella aunque gritara mi hermano no la aceptaría como esposa.

- Lo sé, es un chico muy lindo y de carácter fuerte - sonrió aún entre sus lágrimas las cuales ahora escurrian por su cuello al estar en mala posición  - se me hace tarde, debo irme antes de que cierren el refugio y no pueda cenar, gracias por escucharme... ¿Disculpa, cual es tu nombre?

- Leticia, fue un gusto verla nuevamente señorita Zelinda.

Sonrió de medio lado y se levantó, secando su rostro mostrando una sonrisa de lo más falsa comenzando a caminar sin voltear. No entendía a esta chica, pero ella había recibido su castigo por las cosas malas antes cometidas, aunque creía demasiado castigo haberla obligado a abortar.

Note una mancha blanca correr frente a mi hacia donde se había ido Zelinda, pero aún así no pude salir de mi estupor al seguir rebobinando todo lo que ahora sabía.

Solo Dame Más! (Gay Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora