40. Enfrentamiento

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Al ver irse a Henry decidimos ir a un Mall para perder un poco el tiempo, todos bromeando sobre cualquier cosa y empujandonos unos a otros tratando que alguno cayera asiendo el ridículo.

- ¿A alguno le gustaría ir al cine? - la voz de Héctor nos saco de la conversación sobre deportes en lodo y porque no hacer un partido de Volleyball en el bosque.

- Pero hoy no hay ninguna película que valga la pena, solo sería perder el tiempo.

Iba a responder sobre como en cartelera estaba una película sobre un jugar de fútbol americano que resulta herido y lo mandan a una granja donde vive una historia de terror, pero la voz conocida nos llevó a ya no tener un buen día.

- Pero miren que tenemos aquí, a la putita de la ciudad ¿Ya te encontraste a alguien que te soporte, Christian?

Fernando, ese niño gordo de hace tanto, aunque si le veía ahora no había cambiado mucho pues seguía siendo gordo y por su piel escurría grasa; además seguido por Rafael el cual me observaba con nerviosismo. Aunque el que más sentía miedo, nervios y asco en este momento era yo, que no sabía cómo explicar a mis nuevos amigos quienes eran estos dos.

- Porque te quedas cayado, pequeña puta, te han cortado al fin la lengua - la risa ahogada me causaba asco al recordar un pasado relleno de ella.

- ¿Quién te crees que eres? - gritó Hani, empujando al hombre gordo el cual no había notado que se había acercado demasiado a mi.

- ¿Quién soy? Ja! Soy uno de los tantos con los que se acostó está puta ¿Y tu quien eres, perdedor? - Rafael agarraba del brazo Fernando rogándole que no se metiera en problemas en medio de un Mall.

- Oh! Pero miren quién tenemos aquí, Fernando, el gordo Fernando - la voz de Zelinda me saco de mi estupor volteando a ella al entender que conocía este hombre - ¿qué tal estuvo la prisión? gordo Fernando, te trataron bien al haber sido acusado de violador de menores.

- Pero miren a quién tenemos aquí entre los plebeyos, a la Duquesa, qué tal el aborto Kast - Fernando cruzó sus brazos sobre la enorme barriga pasando su atención a Zelinda la cual era retenida por Leticia.

- Ra- Rafael ¿Conoces - la voz de Héctor se escuchaba entrecortada tratando de acercarse y ver si estaba en lo correcto - ¿Conoces a este hombre?

- Héctor, por favor escuchame no es lo que parece - Soltó a Fernando para tratar de sostener a Héctor el cual se me acercaba como si intentara encontrar refugio - por favor solo déjame explicar todo lo que ha sucedido en este tiempo, te lo ruego.

El silencio era lo que menos reinaba en este momento al notar como Zelinda se encontraba en una discusión con Fernando siendo sostenida por Leticia, Rafael intentaba acercarse a Héctor y yo solo podía estar viendo todo encontrando las palabras para detener esto.

- Basta, por favor basta - mi voz salía como un susurro pero necesitaba hablar si no quería que esto llegará a mayores - ¡Por favor, basta!

Todos voltearon a verme, tuve un pequeño momento para respirar y encontrar nuevamente las palabras correctas.

- Fernando, tu estuviste preso y fue porque lo tenías merecido; violaste a una pequeña niña la cual tuvo que salir de esta ciudad como si estuviera escapando solo porque todos la vieron como si todo hubiera sido su culpa y la culpa fue tuya - se reacomodo la camisa al haber sido zarandeado por Zelinda, la cual respiraba más calma al ser abrazada por Leticia - el pasado es así, queda en el pasado por favor déjalo de ese modo. Además te rectifico, yo jamás me acosté contigo y jamás lo hubiera hecho.

Sentía como todo a mi alrededor daba vueltas pero intentaba mantenerme firmé y no mostrar debilidad frente a este monstruo. Muchas personas se habían detenido a ver el espectáculo que habíamos formado aunque al menos ahora todo estaba en silencio y sin gritos.

- Siempre serás una puta, Christian.

- Alto ahí, a mi pareja la respetas - la voz de Hani me trajo tranquilidad pues sabía que este espectáculo no lo había hecho salir corriendo de mi, aunque puede que le deba explicaciones - Además, su nombre es Chris no Christian, eres un pedofilia y te atreves a gritarlo en un Mall como te verán todos ahora al saber que violaste a una pequeña niña, todos escaparan de ti al tratar de evitar que les hagas daño a sus hijos también.

- Rafa ¡vámonos!

- ¡No! En primero yo solo necesitaba que todos supieran como te atreviste a violar a mi hermana menor y ahora todos lo saben, espero te pudras en el infierno, enfermo pederasta.

Todos alrededor aplaudieron al notar como Fernando no sabía dónde meter la cabeza y como al fin se había revelado quién había sido la pobre víctima de este monstruo. Rafael después de haber sido el culpable de yo haber resultado en el hospital por medicamentos que me harían "adelgazar" desapareció dejando solo la pequeña noticia que seguía en la ciudad pero cuidando junto a su madre a su hermana menor.

Un año luego de eso llegó la noticia de Fernando en prisión por la violación de una menor la cual nunca espere fuera la hermana menor de Rafael, los dos habían sido los culpables de grandes cosas en mi vida pero eso no hacía que no sintiera pena al notar como los ojos de Rafael se llenaban de lágrimas al recordar como su pequeña hermana fue abusada por el que alguna vez fue su amigo.

Fernando al no encontrar que más hacer salió corriendo como el cerdo que era, tomándose con muchas personas las cuales le tiraban comida o bebidas por el acto delictivo que llegó a cometer. Lo que hizo no tenía perdón, ningún ser en esta tierra que abusara de alguien más tenía perdón, debían arden en el infierno como los demonios que eran.

Todo cae por su propio peso y los que han hecho algo malo lo recibirán de regreso de peor manera, porque el karma existe.

Solo Dame Más! (Gay Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora