Capítulo treinta.

23.8K 1.6K 291
                                    

Dedicado a Chile, y a todos los países en donde se el pueblo está luchando por la corrupción

Despertar. ¿Qué era el despertar con la persona que amas? la mejor sensación del mundo.

Tragué saliva y quejumbrosa y adolorida me acerqué al hombre que estaba a mi lado, sus manos estaban juntas sobre su pecho, pero traía los ojos cerrados.

Tragué saliva fuerte, ni en mis mejores sueños, ni en mis peores pesadillas creí que terminaría en una situación como esta, junto a Cameron en una cama.

Y lo cierto era que no estaba arrepentida en lo absoluto de haber compartido lo que había sido mi primera vez con él, había sido la mejor noche de mi vida.

Me levanté en silencio y me dirigí hacia el baño de la habitación. Esperaba sentirme diferente, quizás un poco mas grande, o quizás un poco menos tonta. Pero no había cambio, todo estaba igual.

Toqué mi estómago, tracé mis dedos por sobre mi pelvis, justo donde sus manos se había encontrado hacía algunas horas.

Suspiré, no tenía ni la menor idea de qué haría ahora. La persona que me alquilaba el departamento me había jodido, y no tenía lugar a donde ir. Jack y Cameron habían insistido en que me quedara con alguno de ellos, pero no estaba segura de qué tan bueno fuera eso. En cualquiera de los dos casos.

Porque aun no estaba lista para lidiar con los horribles cambios de humor de Cameron , ni para los insaciables coqueteos no correspondidos de Jack.

Y definitivamente, no sabía cómo iba a lidiar con todo lo que sentía por el hombre que ahora estaba a unos metros de mi durmiendo.

Siempre había pensado que la virginidad no se podía "perder", que aquello de perder algo sólo era un tipo de construcción social, porque ¿Qué diablos estaba perdiendo?

Me acerqué a Cameron, su cabello negro estaba desordenado y se veía condenadamente sexy, ¿Cómo un hombre podía ser tan bestialmente hermoso?

Me acerqué a él y le acaricié el cabello, entonces abrió sus ojos rápidamente, algo desorientado y confundido. Me sorprendió el hecho de que su primer instinto haya sido agarrarme de la mano fuertemente.

—¿Qué querías hacer? ¿!Qué querías hacer!?—habló, sobresaltado y levantándose rápidamente de la cama.

La sábana blanca aún adornaba mi cuerpo, más el suyo estaba desnudo. Mis mejillas rosadas denotaron que seguía siendo la misma chica inocente.

—Me estás lastimando—le dije, con los ojos repletos de lágrimas. Él parecía confundido, como si no se hubiera dado cuenta que la que estaba aquí con el era yo.

¿Como podría pensar que alguien tan débil como yo podría dañarlo?

Suspiró y se dejó caer sentado otra vez en la cama, comencé a llorar. ¿Quién le había hecho tanto daño para que siempre estuviera así? ¿Quién le había dañado tanto como que para siempre tenga miedo?

—¿Qué es lo que significa ese tatuaje, Cameron? —le pregunté, directa y sonando más demandante de lo que me hubiera gustado.

—Dolor—dijo, aún sin mirarme. Por primera vez lucia avergonzado.

Observé su pecho, tenía exactamente tres tatuajes en él, todos eran preciosos. Y el del número trece era el único que se apartaba, estaba aislado. Justo ahí, donde latía su corazón.

—Puedes contarme lo que sea—murmuré, sonando incluso más debil que él—, sabes que puedes.

El asintió, sus ojos grises lucían dañados, todo en él indicaba serios problemas. Todo en él indicaba furia, dolor, y gritaba por ayuda.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora