capítulo 28

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Narrador omnisciente.

Corea; Seúl 28 de agosto 10:00 a.m

mnh... No sé SiCheng...— dijo, inseguro.

—no seas desconfiado, Ten, ya te dije que ésta es mejor.

—compremos la de siempre, por si acaso.

—no, llevaremos ésta y punto.

Dijo y se fue a pagar, siendo seguido por el tailandés, quien iba suspirando en descontento.

—¿desayunaste en casa?— preguntó el tailandés, una vez que salieron de aquel local.

—no.— contestó tirando un poco de la correa para que los dos perros que paseaba, caminen.

—no trates así a Dango y Bingo, no es su culpa tener las patas cortas, y vallamos a una cafetería o algo, tengo hambre.

—agradece que te ayudo a pasearlos, y que sea rápido, porque tienes que ir a casa a ponerte lo que compramos, porque recuerda que lleva tiempo y tu vuelo sale a las cinco.— recordó.

—vale vale, será solo un rato y luego nos vamos.— dijo, caminando felizmente.

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—sigo pensando que fue mala idea, WinWin...— se quejó Chittaphon, sentado en el costado de la tina.


—ten paciencia.— dijo el chino.


—pero me está irritando la piel, te dije que debería comprar la de siempre.— dijo, con el ceño fruncido.


—es porque debes esperar a terminar de sacarte todo, luego a mojarte con agua fría, para que cierren los poros y luego dejas respirar la piel.— le regañó— ¿ya te depilaste...ahí?— preguntó algo avergonzado.


—¿eh? Ah, si, y no me dolió casi nada, estoy soportando muy bien últimamente la depilación en "esa" zona, y no tardé casi nada en hacerlo.— habló feliz, y sin vergüenza alguna.— a comparación de ésta cera que estamos tardando una eternidad, me está doliendo como lo mierda y me está irritando la piel.


—ya te expliqué que debes hacer y te aseguro que ésta es mucho mejor que la otra que usabas, pero no quieres entender porque eres un impaciente de mierd-

—¡¿cuánto tiempo más estarán ahí dentro?!— se escuchó unos gritos fuera del baño, acompañados de unos golpeteos.


—él es el impaciente.— dijo el tailandés.


—ya salimos~— contestó SiCheng en un tono cantarín, a quien se encontraba afuera.


—¡llevan ahí dos horas!— volvió a gritar.


—ay, pero que exagerado.— se quejo el chino, sin mover un pelo.


SuperM | TaeTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora