Capítulo 1

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Capítulo I:Último Trapecio en el Fin del Mundo

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Capítulo I:
Último Trapecio en el Fin del Mundo.

En el pasado...

—Damas y caballeros... —

Las llamas del escenario se encienden y el público en las gradas estalla en gritos y aplausos.

Los reflectores se apagan; las voces exclaman con misterio.

Una única luz se enciende e ilumina a lo alto, pero termina iluminando un lugar vacío...

La expectativa crece.

El redoble de los tambores comienza y se eleva estruendoso. En conjunto, la única iluminación cede a la oscuridad. Pero no es por mucho, pues el ruido seco de las percusiones al detenerse provoca que toda luz se encienda y vislumbre el lugar.

Una melodía de violín, única y fluida, comienza a sonar.

Mujeres y hombres, de trajes pegados al cuerpo de color blanco y figuras abstractas y coloridas, aparecen en la entrada. Realizan piruetas elegantes y suaves, mostrando delicados empeines y las bellas terminaciones de las manos.

Ordenadamente caminan por el espacio y en breve se posan uno junto al otro, imitando la circunferencia del escenario.

Se da inicio a una danza sincronizada, en la cual los mismos hombres y mujeres cambian de lugar con el que tienen en frente.

En su respectivo puesto, realizando unos suaves movimientos con los brazos acaban con sus manos apuntando hacia el centro de arriba de todo.

Y ahí, la música se eleva con la ayuda de una orquesta. Instrumentos de viento y un redoble más fuerte de tambores acompasa la melodía del violín.

Un breve silencio se produce cuando la música desciende y ahí es cuando, en lo más alto, al límite de tocar el cielo; ella aparece.

En su rostro muestra la sonrisa más pura y radiante, tal como las estrellas.

Saluda a su público agitando con elegancia su mano, entretanto se llena con los aplausos.

A su cuerpo se abraza un bello traje azul que esboza en detalle cada curva de su cuerpo y combina perfectamente con ese fuego naranja que nace desde su cuero cabelludo y cae etéreo por toda su espalda en forma de rizos.

La bonita circense acaba con su saludo y espera a que el silencio regrese.

Entonces el redoble comienza de nuevo y a sus manos llega su amado trapecio.

Ella está lista. Ella nació para esto.

Ella se arroja al vacío y flota entre las estrellas.

Extraño el trapecio. Demasiado.

Ahora, todo es silencio y soledad.

Todo se volvió tan sepulcral que a mis noches, tras subir hasta la copa de los árboles más altos para mirar de cerca las estrellas, las acompasa el sonido único que percibo durante el pasar de los días.

Mis latidos...

La única compañía que puedo recibir.

La única música que puedo escuchar.

La única conversación que puedo tener.

Siempre en contacto con mi corazón.

¿Que si estoy loca? No, no... Solo estoy sola. Completamente sola...

De pronto el fin del mundo llegó a la Tierra. Y todo aquello que me hizo feliz en su momento, tan solo se esfumó sin dejar huellas que yo pudiera perseguir:

Mi madre, el trapecio... Y el circo.

El circo era mi pasión, y un día vi aquel que había adoptado como mi hogar caer en manos de la muerte. Y, entonces, todo acabó...

Pero no se pongan tristes, tuve una buena vida a pesar de todo.

Aunque esa llama que vivía en mí, que me hizo arder de pasión en mis mejores tiempos, ahora yace extinta.

Y lo único que realmente podría encenderla, ahora mismo, no tiene sentido de volver a intentarse.

Aún así...

Mataría por un último trapecio en el fin del mundo.

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Editado.

Último Trapecio En El Fin Del Mundo|| Daryl Dixon [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora