Capítulo 27

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Capítulo XXVII: Infectados

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Capítulo XXVII: Infectados

Neferet no hizo más que observar cómo las agujas del reloj giraban infinitamente.

A cada minuto, a cada segundo que pasaba, su angustia crecía.

Quería arrancarse los ojos, no ver nunca más esas dos malditas líneas que confirmaban lo inevitable... que las sospechas de Hershel eran ciertas... que estaba embarazada.

Esperaba un hijo del mismísimo Daryl Dixon... ¿Cómo no estar angustiada?

Más allá del mundo apocalíptico en el que vivían, era ese hecho el que la estaba volviendo loca. La relación que tenía con el cazador apenas iba más allá del sexo... o eso decían ambos. Y así, tal como estaba, esa relación era excelente para ella.

Porque sin prisa ni pausa, poco a poco entraba más y más dentro de su corazón. Poco a poco descubría ese ser que se escondía tras el hombre hosco y serio que mostraba ante el mundo. Y era maravilloso.

Pero... ¿Un hijo?

Tenía tantas dudas: ¿cómo lo tomaría? ¿se haría cargo? ¿lo criaría sola? ¿y si el bebé moría porque no tendría para alimentarlo? ¿y si ella muriese y el niño quedara solo?

Su mente, su corazón, todo era un caos...

Luego de conocer el resultado del test, su refugio esa noche fue la biblioteca. Lejos de todo, lejos del mundo.

La claridad que se coló por la ventana lentamente le hizo saber que ya estaba amaneciendo.

Michonne la había acompañado gran parte de la noche, pero en algún momento se dio cuenta que la pelinaranja necesitaba un momento a solas y decidió marchar.

Y todo se mantuvo así, en silencio y  soledad hasta que la entrada a aquella biblioteca fue abierta.

Apenas vio de quién se trataba, Neferet se incorporó y llena de lágrimas se abalanzó hacia los brazos de aquella persona.

—Neferet.—Hershel susurró su nombre con pena mientras le devolvía el abrazo con afecto. —Tranquila, niña...

Neferet se relajó brevemente mientras el anciano brindaba pequeños mimos a su cabello.

Era incomparable el cariño y la confianza que sentía hacia él. Como el padre que nunca alcanzó a tener.

—Hershel, tenías razón. —Sollozó. —No sé qué haré. No quiero ser madre. Tengo mucho miedo. No quiero terminar como Lori, no quiero ser un caminante, no quiero dejar a un hijo sin su madre...

Último Trapecio En El Fin Del Mundo|| Daryl Dixon [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora