Capítulo 18

6.6K 468 63
                                    

Capítulo XVIII:Woodbury

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo XVIII:
Woodbury


Al anochecer...

Escondidos tras un auto, podemos ver la gran entrada al pueblo de Woodbury. Sus muros están hechos por neumáticos, y reforzados con metal. La puerta principal es protegida por dos vigías armados, quienes deambulan sobre el techo de un par de autobuses tras la muralla.

El lugar se muestra plenamente habitado. Parece contar con alguna fuente de iluminación y tras el muro puede oírse las distintas voces de los habitantes, en alguna clase de festejo.

El punto de permanecer ahora mismo en las sombras, es dar con el relevamiento y así los cuatro entraríamos durante el cam...

—¡Oye!— Exclama Rick en un susurro. La morena prácticamente se escurre y huye lejos de nosotros. —Maldita sea.

Bueno, ahora sólo quedamos nosotros tres.

—De acuerdo. Hay que reducir las posibilidades. No podemos vigilar todas las construcciones, no con todos esos guardias.

Llevo mi vista al frente. Dos hombres más se suman a la vigilia en el muro.

De pronto, unos ruidos suenan detrás nuestro.

Volteamos con las armas en alto. Me sorprendo al ver a la morena quien con un gesto de cabeza parece querer indicarnos el camino.

Supongo que nuestras opciones a seguir son limitadas.

[•••]

Bien, realmente no sé por cuánto tiempo estuvo esta mujer en este lugar, pero como si lo conociera de toda la vida, logró hacernos entrar incluso a uno de los edificios en cuestión de minutos.

El cuarto en que ahora mismo nos encontramos parece una despensa.

Avanzando, descubrimos una gran biblioteca.

—¿Aquí te tenían prisionera?— Le pregunto a la morena.

—Me interrogaron. —Me corrige.

—¿Sabes dónde más podrían estar?— Indaga Rick. Mientras tanto, yo me dirijo hacia la pequeña ventana con que cuenta la puerta de la entrada. Abro levemente la cortina y veo a varias personas deambulando como si nada por el lugar.

—Dijiste que había toque de queda. —Le recuerdo.

—De día, está atestado de gente en las calles. Esos son rezagados. —Explica.

Tiene sentido.

Rick se acerca hasta la ventana.

—Si entra alguien, somos blanco fácil. Debemos irnos.

Último Trapecio En El Fin Del Mundo|| Daryl Dixon [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora