Capítulo 70

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Capítulo LXX:Lucille

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Capítulo LXX:
Lucille

Tomó firmemente su cintura y la atrajo hacia su cuerpo, sin dejar rastros de los centímetros de distancia. Apartó aquellos mechones anaranjados de su blanquecino cuello y lo besó con dulzura; mientras una de sus manos se encargaban de bajar el cierre de aquel vestido, para luego bajarlo poco a poco.

Ella suspiró, pero no de placer ni de goce;sino de miedo y angustia. Sus manos temblaban y que sus lágrimas cayeran no era ninguna novedad.

—Negan... —susurró en una cruel súplica.

Negan suspiró frustrado al no lograr calmarla. Se separó se ella y tomó la playera que había arrojado a la cama para colocársela y tomar a Lucille. Se dirigió a la puerta, y la miró duramente.

—Tú y yo vamos a hablar seriamente sobre esto. — dijo antes de marcharse.

Segundos bastaron para que Nefera golpeara la pared con todas sus fuerzas, asesinando a ese imbécil de mil manera posibles en su mente.

Observó la cama, el perfume de Negan estaba impregnado en ella y eso era lo último que queria sentir.

Dirigió su vista hacia el sillón individual y no tardó en buscar alguna manta en aquel armario dentro de la habitación para acurrucarse incómoda en ese reducido espacio, soltando algunas lágrimas en el proceso.

—Mamá te extraña, Nilo. —

[•••]

Despertó muy suavemente. Una leve  claridad golpeó su mirada y adormilada se incorporó un poco, descubriendo una suave superficie bajo su cuerpo y el olor de Negan impregnado entre las sábanas.

¿Qué Diablos? Fue su única cuestión. Entonces levantó su vista y donde se supone que debería estar durmiendo ella, se encontraba el líder salvador. Con su codo apoyo sobre el brazo del sillón y su rostro descansando sobre la palma de su mano.

Claramente dormía, pues un suave ronquido lo delató.

Y Neferet no pudo estar más confundida al ver esa imágen que generó una fuerza extraña sobre su estómago que, siendo sinceros, se sentía malditamente bien.

Se destapó de aquellas mantas y se acercó hacia él, arrodillándose frente al sillón. No entendía qué diablos sucedía, ni mucho menos sabía qué carajos era eso que le estaba generando y no se detenía.

Curiosa, con la yema de su dedo recorrió el territorio de la mejilla ajena, exaltándose cuando logró despertarlo con tal simple toque.

Negan la miró amenzante por unos segundos, pero luego sonrió soltando una risa ahogada al descubrirla.

—Dios, que buena vista. —

Último Trapecio En El Fin Del Mundo|| Daryl Dixon [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora