Último Trapecio En El Fin Del Mundo|| Daryl Dixon [EN EDICIÓN]

Capítulo 4

Capítulo IV:
En Busca De Una Maldita Zanahoria.

Okay, estoy harto.

Este será el maldito día en que esa mujer dejará de joder.

Preparo la ballesta, mi mochila y los cuchillos.

Esa perra no sabe con quién va a enfrentarse.

—Daryl, te estoy hablando, — insiste Rick, preseguiéndome.—¡Daryl!

Me detengo en el umbral de la
puerta y giro sobre mis pies. Lo miro esperando a que hable, pero estaba convencido de que nadie podría disuadirme de cambiar de decisión.

—¿Qué te ocurre ahora? ¿Por qué haces esto?— inquiere. — Encontramos suministros, no hace falta que vayas al bosque. Puedes descansar.

—Sé que tú ves este lugar como un refugio, pero yo solo puedo verlo como lo que es: una prisión. Y no deseo estar encerrado.

Y aunque no sea la razón por la cual huyo al bosque, realmente es algo que creo.

—Convertiremos este lugar en nuestro hogar, sólo dale tiempo.

—Lo sé, pero por lo pronto... — abro la puerta y cruzo, viéndolo desde el otro lado de la valla. — Trataré que no me arrestes. — Bromeo; él ríe.— Volveré por la noche.

Y tras verlo asentir, me dirijo al bosque.

En busca de la maldita zanahoria.

[•••]

Termino por colocar la trampa y cubro la cuerda con las hojas secas del suelo.

Mi maldita tarde se me fue colocando seis de esas en un camino recto. Todas con la misma técnica. Pero vaya que estaba empeñado en hacer esto.

Bebo el último sorbo de agua que me queda en la cantimplora y al regresarla a su lugar en la mochila no puedo evitar suspirar.

Seis trampas...  Carajo.