Capítulo 64

2.4K 179 49
                                    

Capítulo LXIV:Debí Hacerlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo LXIV:
Debí Hacerlo


En un nuevo amanecer, mientras Rick emprendía la marcha por las calles de Alexandria, no pudo evitar sentir curiosidad. Y es que fuertes sonidos resonaban desde dentro de aquel sótano inhabitado donde Michonne lo encerró alguna vez luego de haber enloquecido.

No tardó en dirigirse allí, escaleras abajo.

Y la curiosidad mutó a sorpresa. Esas simples paredes sin una gota de pintura ahora eran sólidos muros de ladrillo y la puerta se trataba de una reja de gruesos barrotes.

Era una celda.

Y al avanzar un poco más, explorando el cuarto, Rick descubrió que Morgan fue el comstructor.

—¿Por qué? — Inquirió, admirando cada detalle del lugar. Descubrió que incluso llevaba en proceso una pequeña ventana en la parte superior de la pared.

—La próxima vez, te dará opción.

[•••]


Inspiró profundamente cuando sus sentidos despertaron. Abrió los ojos y aún adormilada contempló su lugar. Estaba desnuda en su cama, en su habitación y su mano se entrelazaba con la del brazo que la rodeaba desde la espalda.

Sonrió al recordar de quién se trataba. Giró sobre el brazo de Daryl, y al verlo dormido no hizo más que besar su boca con cortos y repetidos piquitos. El cazador frunció el entrecejo comenzando a despertarse también y apenas se dio cuenta, sonrió abrazando a su pareja con fuerza, suspirando suavemente.

—¿Nos quedamos todo el día así? —ronroneó, escondiéndose en la curva del cuello del cazador. Este rió ronco por su pregunta. La mejor musica que Nefera pudo escuchar esa mañana. —Hablo en serio. —gimoteo caprichosa.

—Quiero revisar la motocicleta. —suspiró volviendo a cerrar los ojos, sintiendo a Nefera toquetear su mejilla, pellizcándola suavemente.

—¿Y tienes más ganas de pasar el tiempo con tu moto que con tu mujer? —cuestionó caprichosa.

—Hm...—pareció pensarlo. —¿Te digo la verdad o seguimos siendo pareja? —bromeó. Nefera golpeó su pecho con indignación, antes de voltear, dándole la espalda. Daryl rió y se incorporó mejor para besar su hombro desnudo, apretando de vez en cuando su trasero. Subió con sus labios húmedos y llegó hacia la curva de su cuello, donde mordió ese punto exacto que debilitaba a Nefera y la hacia gimotear. —¿qué tal si hacemos las dos cosas juntos? —

—Hm.—respondió aún fingiendo indignación.

—Te enseñaré algunas cosas sobre la motocicleta y pasaremos el rato con Nilo. —susurró. Nefera pareció ceder un poco. Daryl rió y dijo en un tono de voz más bajo todavía, pegado a su oreja: —Y haremos el amor donde tú quieras esta noche. —

Último Trapecio En El Fin Del Mundo|| Daryl Dixon [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora