Capítulo 92

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Capítulo XCII:

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Capítulo XCII:

Valor

—¿Sabes? Estaba recordando mi octavo cumpleaños en el KFC con ese pastel gigante y la tía Evie que apareció y nos sorprendió a todos. —

Ambos rieron por la nostalgia que aquello le generaba, pues Rick era muy joven y Carl solo un pequeño e inocente niño.

—También estaba recordando a mamá... Y a Codger. La escuela... Y las salidas al cine. —

—¿Y los viernes de pizza? —acarició su mano con sus pulgares.

—En especial los viernes de pizza. —asintió. Soltaron una carcajada. Un viernes de pizza era prácticamente imposible de pensar en aquellos tiempos. —También las caricaturas, a los abuelos y la iglesia. Los asados de veranos y la piscina infantil que me compraste.— evocó dejando salir una pequeña lágrima, emocionando a su padre.—Nos hubiera servido en la prisión. —agregó con gracia. —¿Tu recuerdas...  esos paseos que me contaste cuando yo tenía tres años? —

—Como olvidarlo... —sonrió entre lágrimas.—Caminábamos de la mano por el barrio hasta llegar a la granja de Ross. Siempre te cansabas y te terminaba cargando. —

—Si... No sabía que yo lo recordaba, pero así es. Porque recuerdo el sol, el maíz y esa vaca que se acercó hacia la valla y me miró a los ojos. Me contaste sobre eso, pero más allá de las cosas, recuerdo cómo me sentía. Tomado de tu mano, me sentía feliz y especial. Me sentía protegido. —su voz se quebró conforme su nariz picaba y las lágrimas se acumulaban en su globo ocular. Rick le sonrió mientras apretaba su mano, queriendo atesorar ese momento. —¿Sabes? Antes pensaba... Que crecer... Era conseguir un trabajo y quizá tener una familia, ser un adulto, pero... Ahora comprendí que madurar es cuidar de tí y de las personas que amas. Cuidar de ellos tanto como se pueda, porque las cosas pasan. Pasaron antes. Te dispararon antes de que esto pasara. Yo creía que las cosas se arruinaron porque te dispararon... Pero ahora... Quiero hacerte sentir protegido, papá. Que te sientas como yo cuando me tomabas de la mano. Al menos que te sientas así por cinco minutos. Daría lo que fuera para que lo sientas. Quise matar a Negan y... Ojalá lo hubiera hecho. Quizá se habría terminado todo.—confeso, pero miró su pierna amputada y sonrió con pena. — No creo que ahora pueda. Y creo que ellos no se rendirán. Allí hay trabajadores, papá. Gente común. Ancianos, jóvenes, familias. No querrán que mueran, papá. —aseguró mientras Rick bajaba la mirada, recordando lo que Nefera les había prometido a esos salvadores y él había impedido. —Estamos muy cerca de comenzar otra vez y tenemos amigos. Es el mundo más grande del que hablaba Jesús. El Reino, Hilltop. Y debe haber más lugares allá afuera. otras oportunidades de que todo cambie. Que todos le den la chance a otros de tener una vida. Una vida verdadera. Así que, si ellos no se detienen, tú debes hacerlo. Debes brindarle una salida. Debes hallar la paz con Negan. Hallar un camino para avanzar. Esto no significa que debas olvidar lo que pasó, pero puedes evitar que se repita. Que nadie deba vivir así, que cada vida tenga valor. Tenemos que comenzar otra vez. Mostrarles a todos que pueden protegerse sin matar, que pueden sentirse a salvo... Que pueden volver a haber cumpleaños, escuelas, empleos... Y... Y si, viernes de pizza. —añadió con una sonrisa. —Que los papás como Daryl puedan pasear con sus hijos de la mano. Déjanos ayudarte a que todo vuelva, papá. Deja que Neferet te muestre el camino que debemos tomar. —

Último Trapecio En El Fin Del Mundo|| Daryl Dixon [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora