Capítulo 45

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Capítulo XLV:Autoayuda

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Capítulo XLV:
Autoayuda

No comprendían nada, excepto el hecho de que el autobús se encontraba de costado, tirado sobre la carretera, con la amenaza de explotar en cualquier momento a causa de las fallas en el motor junto al hecho de que los caminantes les rodeaban.

Se incorporaron con dificultad, tosiendo por ese humo intenso que desprendía el propio interior del vehículo.

Glenn ayudó a su esposa, los demás comenzaban a levantarse con sus propias fuerzas, pero a Abraham solo le interesaba:

—¡Eugene!—llamó con dificultad. —¡Eugene! Eugene, ¿te encuentras bien? —

Tara logró ver al científico, débil y casi desmayado, Balbuceando incoherencias.

—El sacerdote... Vería otra salida... —

—Aguanta, ¿si? —pidió el sargento. —¿Todos los demás estaba bien? —

—Si.—

—Si.—

—el motor esta en llamas,hay que salir ya—advirtió Rosita.

—De acuerdo.— habló Glenn, mirando al sargento. —tú y yo vamos primero. Los haremos retroceder. Abrimos camino para que salgan Maggie y Rosita. Luego los acabamos entre todos. —

—De acuerdo. Lo haremos ahora. — asintió el pelirrojo, caminando con dificultad hacia Tara. —Cubre a Eugene cuando este despejado. —

—Bien.—

—Cuando diga "ya".—ordenó mientras se colgaba del asiento que había quedado en el techo y pegaba patadas a la puerta trasera. Glenn salió apenas esta fue abierta y fue seguido por Abraham. Las mujeres salieron después y continuaron con el plan.

[•••]

El vehículo se había incendiado por completo.

Era de noche y, al no poder avanzar, se detuvieron en el primer lugar que encontraron seguro; una biblioteca.

Maggie utilizaba las hojas de algunos libros para hacer una pequeña fogata junto a Tara; Eugene revisaba las estanterías; Glenn vigilaba ; y Rosita cosia la mano de Abraham, quien se había sido herido por un terminiano y luego había sufrido un gran tajo sobre dorso durante el accidente con el autobús.

Con la última puntada, cortó el hilo y miró a su pareja, el cual la miraba intensamente.

—Voy a echar un vistazo. — avisó acariciando su mejilla, dirigiéndose donde Glenn. —Gracias... —le dijo a este.

—¿por qué? —

—Por apoyarme. Me costó lograr que viniera, pero... Ahora entiendo que valió la pena. ¿Me explico? Tras el choque pudiste haberte rebelado, discutido, pero te quedaste. —

Último Trapecio En El Fin Del Mundo|| Daryl Dixon [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora