1. Sollozo en el Baño

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— ¡GRYFFINDOR!

Los gritos y aplausos de la mesa de los leones lo aturdieron bastante. Tras entregar el sombrero seleccionador a la que sería su jefa de casa -una mujer extremadamente bonita de rasgos asiáticos como los suyos-, y una leve preferencia con la cabeza toma puesto en la mesa. Se le hizo extraño ser el único escogido hasta ahora. Es una de las casas a la que todos quieren ir y como en muchos casos el sombrero toma en cuenta las decisiones propias es curioso como ningún otro ha caído ahí.

A pesar de que muchos se sentaron a su lado no habla con ninguno y ninguno habla con él. Lo único que puede resaltar de su mesa es que un estudiante de año superior le guiñó el ojo y rió. Se le hizo de cara muy linda y apenas terminó de pensar en ello él le lanzó un beso.

Baja la cabeza abochornado, escuchando una especie de risa que más parece un limpia vidrios que una risa.

Mientras come, llenándose las mejillas de comida tanto por dentro como por fuera pues no se limpia las mejillas se fijó en la mesa de Slytherin. Este año están una junto a la otra y pudo percatarse de un niño muy bajito de cabello negro encogido en sí mismo.

Por la forma en que tiembla, diría que está a poco de llorar. Lo hace recordar mucho a los cachorros de lobo huargo que pasan por la casa campestre de sus padres... Y no se van de allí. Debido a un mal cálculo se le cae el plato que tenía las alitas de pollo, el ruido hizo que todo el comedor quedara en silencio y voltearan a mirarlo.

Antes de bajar la mirada pudo ver el rostro de la persona que –como pensó-, está a poco de llorar. Es tan adorablemente rellena que se lo queda viendo con la boca entreabierta.

—Hey, Jungkook, ten más cuidado. —asiente tontamente a lo que dicen, aun mirándolo.

Que niño tan lindo.

El que está a su lado también es muy lindo, pero su presencia que irradia lo asustó.

Cuando la cena termina y deben seguir a los prefectos para ir a la sala común sigue al niño de Slytherin con la mirada, esté tan pegado a su compañero que bien es un koala. Con cierta prisa pudo al menos acercarse a un metro de él.

Es un Omega. Debe ser de segundo año, pues no estaba en la selección y es muy pequeño como para ser de un año superior. Estuvo el resto de la noche atontado por él. Se le hace sencillamente un niño lindo, un Omega muy lindo. No ha visto a ninguno así.

Aunque tampoco es que tenga mucha experiencia social. Literalmente ha vivido enclaustrado en la casa de sus padres, pasando a la casa campestre que tienen ¿Por qué? Porque ahí hay criaturas mágicas.

Jungkook es un fanático empedernido de las criaturas mágicas.

Las adora con toda su alma. Se le hace fascinante cada una de ellas y bueno... con ellas no debe esperar una respuesta oral ni mucho menos actuar de una manera determinada. Su timidez es totalmente valida con ellos, con los humanos no.

Hubiera querido quedarse estudiando en casa en lugar de asistir a Hogwarts. Es un maldito internado. Tiene un millón de veces más de personas de las que puede tener a su alrededor antes de colapsar presa del pánico social.

Se le da fatal entablar conversaciones.

Por ello ni aun ahora, en pleno Halloween, dos meses después de llegar, a hablado con nadie aparte de lo básico como pedir permiso, indicaciones, hacerse saber vivo en clase y pedir la sala que está muy lejos en la mesa ¿Alguien más desastroso que él? Nadie, seguramente nadie.

No entiende cómo demonios llegó a Gryffindor si no es valiente en lo absoluto. Se declara un fracaso como león de melena dorada... ¡Porque su melena es negra! Debería dejar de pensar tanta bobería. Su lugar está en Hufflepuff, a menos que su conocimiento en criaturas mágicas sea suficiente para Ravenclaw.

Onix Wolf | KookMin || BOOK 2#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora