Onix Wolf | KookMin || BOOK 2#

23. Maravilla del Arte

—Lo siento, en serio lo siento. No creí que encontrar un lugar donde dibujar pudiera ser tan difícil ¿Cómo todo el mundo en Hogwarts sabe dónde estoy si yo me pierdo camino al gran comedor? —Interroga Jimin casi en colapso nervioso con el cabello verdoso oscuro.

Parece el color del moho y cambia a ser azul grisáceo con un puchero, triste por la situación.

—No importa. Ya encontraremos donde hacerlo. —Se encoge levemente de hombros con el enorme cuaderno de dibujo bajo el brazo.

Habían pactado consumir un día entero –o tarde-, de sus vidas para dibujar. Jimin obviamente estaba entusiasmado, Jungkook no lo ha dejado ver nada de sus dibujos, creyendo que jamás ha visto uno. Es un pequeño secreto, así no le quitaría la emoción. Con la confesión del Alpha se había dado cuenta de que lo que vio en su habitación eran ilustraciones hechas por el mismo y no propias de otros libros.

Ya sabe que puede dibujar animales ¿Cómo quedaran los retratos? Aun si quedaba fatal iba a disfrutar el rato con él. Jungkook está totalmente ilusionado con el tema también. Es un hobbie no tan explotado, estaría el segundo en su lista de preferencia, pero sería mentira decir que no se imaginó este panorama alguna vez:

Jimin posando para poder dibujarlo.

Una realidad.

Totalmente diferente a dibujarlo desde sus memorias que posiblemente lo embellecieran el triple de la realidad. Como si fuese realmente posible semejante cosa.

El tema es que llevan alrededor de una semana intentándolo y ha sido imposible. En cualquier lugar –exceptuando el bosque prohibido que no es buen lugar, porque es muy oscuro-, los encuentran para poder hablar con Jimin de cualquier bobada y Jimin es demasiado educado como para tirarlos a la mierda. Para eso está Yoongi.

—Se supone que casi nadie viene a este piso durante los fines de semanas así que—Escuchan voces en el pasillo. Jimin quería golpear su cabeza contra la pared—. Muy bien, siguiente plan, vamos a la torre de astrología y-

—Jimin—Llama Jungkook viendo a otro lado—. ¿Esa puerta estaba ahí hace rato?

El Omega mira en la misma dirección. Está más que seguro de que esa enorme y ornamentada puerta no estaba hace unos segundos. La abre y por su interior jala a Jungkook dentro. La puerta desapareció para cuando el par de estudiantes que venían conversando llegaron. Sacude la cabeza y queda boquiabierto del lugar.

Es... ¿Un salón de arte? En Hogwarts no hay de eso. Está más que seguro. Hay muchos espejos en las paredes, así como una cartelera en el fondo con grandes papeles boceteados pegados. Jimin brinca por el lugar, encontrando indumentos, ropa; comidas, platos y demás. Sonríe sentándose en la tarima que hay frente a un escritorio de madera enorme. Jungkook coloca el cuaderno ahí.

— ¿Qué es esto? No sabía-

—Es la Sala de Menesteres. La había olvidado por completo—Admita balanceando las piernas—. Vine aquí una vez en primer año cuando me perseguían. En ese momento era una habitación. No salí de aquí en todo el fin de semana.

—Como cambio de una habitación a un cuarto de dibujo. La tarima, el escritorio... Los instrumentos. Podría llevármelos considerando lo caros que son. —Le da vergüenza pedirle a sus padres más pinturas y demás, pues las gasta demasiado rápido y aunque el dinero no les falte es incómodo decir que ya lo gastó.

—Hazlo. Todo reaparece. Leí que se convierte en lo que necesitas. En este caso, necesitábamos un lugar en el cual dibujar en calma ¿Cierto? Nadie más va a pensarlo, así que, aunque entre verá algo totalmente distinto.