3. Anhelo Titubeante

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— ¿No crees que es tierno?

—Creo que es torpe.

—Para mí eso es ser tierno. Tú también eres torpe.

—Lo dice el que besa el suelo cada dos minutos.

—Que rencoroso.

—Y tú parlanchín. Se supone que es hora de estudio, no de andar viendo a un Alpha que le huyes.

Resopla haciendo puchero. Si quisiera no huyera y aun cuando Yoongi dice que puede acercarse no está seguro de eso. Las paredes tienen oídos y también ojos. De alguna manera la información iba a llegar a los padres de Yoongi –sus guardianes legales-, e iba a armarse un fusilamiento en su contra cuando volviera a casa para navidad.

Es decir, está con ellos porque sus padres se endeudaron hasta el cuello con los Min y para asegurar que pagarían esa deuda debe permanecer con ellos. Sobre todo, por el pequeño tema de que sus padres fallecieron hace unos años y solo él puede abrir la bóveda Park, pero eso es posible a sus diecisiete, no a los doce.

Los padres de Yoongi son... particulares por llamarlos de algún modo. Lo que más puede resaltar en este momento es que son unos supremacistas de sangre y no lo hubieran permitido entrar en la casa de ser mestizo.

Que se acerque a un Alpha que no es sangre pura crearía problemas, al menos eso cree.

Ellos buscan un problema hasta en lo más absurdo y ha aprendido a mantener la distancia a las posibilidades.

—Nadie va a decirle a mis padres—adivina sus pensamientos—. Si quieres acercarte hazlo. Quizá sea mejor compañía que los Slytherin que no saben mantener la mente en sus propios asuntos. —replica lo suficientemente fuerte como para que los demás metan la cabeza en sus libros y dejen de tener el oído levantado en su dirección para saber de qué hablan.

—Eso crees tú. Lo intento y verás por la mañana a Snow llegando con un vociferador para decirme que soy una puta cualquiera que vale para nada. —se recuesta en sus brazos, apoyando las mejillas excesivamente rellenas que tanto lo caracterizan junto a los labios gruesos.

—Dramático.

—Despreocupado.

Suspiran al mismo tiempo. Hunde un poco más la cara. No quiere problemas, detesta los regaños, también los castigos. Tiene suficiente de todo como para hacerlo peor. Yoongi ni siquiera está enterado de eso. Por eso lo toma tan a la ligera.

Al otro Omega no le gusta verlo así.

Es como un cubo de hielo, pero tiene su corazoncito. Al menos así dice Jimin para cualquiera que pregunte sobre Yoongi.

— ¿Crees que... Podré estar con quien quiera en algún momento? N-no creas que no-

—Entiendo lo que quieres decir—cierra el grueso libro de encantamientos—. Y sí, podrás hacerlo. No te preocupes si cuando pagas esa deuda te quedas sin nada, tendrás lo que sea conmigo. —sonríe levantado, aplaudiendo suavemente en gesto emocionado.

—Iré a traer más libros. Espera aquí.

—Vale. —arrima sus cosas para que no fuesen a tomar el puesto.

—Bueno, lo dejó solo. Es tu divina oportunidad de acercarte. —Jungkook traga grueso.

Jin lo ha tenido alrededor de dos semanas agarrado para vigilar el momento en que Jimin estuviera solo e ir a hablar con él. Por obvias razones Jungkook está a nada de morirse de vergüenza, no quiere ser tan... directo. Menos con Jimin en la mesa de Slytherin. Las serpientes van a comerlo vivo apenas abra la boca.

Onix Wolf | KookMin || BOOK 2#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora