42. Alpha rencoroso

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Permanece un buen rato viendo la espalda desnuda de Jimin. Llena de mordidas, algún que otro rasguño. Levanta el cabello algo extenso que cubre la nuca, por tanto, la enorme mordida en esta. El Omega suspira en sueño por la caricia recibida. Mira un reloj. Es domingo por la madrugada. Decir que aún está en celo queda medianamente errado.

Aún quedan vestigios de este estado, pero no lo suficiente para sentir excitación, sino seguir total y brutalmente irritado. Se levanta de la cama y se pone el pantalón, ve a Jimin que se acomoda un poco. Coloca un enorme edredón encima de él, pues el ambiente ahí abajo es muy frío.

Ladea la cabeza viendo el rostro apacible que tiene la boca entre abierta. Posiblemente babeara en un rato.

«Alphas»

Pensarlo lo molesta demasiado. Jimin no suelta al señor Min a pesar de todo, ni siquiera cuando –supone-, este le pidió que no se casara. Quién sabe. Sale de la habitación y avanza por la cámara secreta en total silencio, pensando y pensando en lo mismo.

Palpa la túnica enorme, se nota que no es de Jimin. Extrae la carta en el interior de uno de los bolsillos y lee su contenido. Nada más que un aviso de su prometido. El nombre, donde está residiendo temporalmente pues tiene planes de volver a Corea. Rompe el papel con lentitud ¿Corea? Jimin habla coreano, cierto, también luce como uno, pero ese país es horrible con los Omegas.

Sobre todo, si son hombres y están casados. Resultaba muy ridícula la homofobia en un mundo así, pero allí existe. Corea es prospera, más debe llevarse con muchísimo cuidado.

Jimin no puede ir allí.

Jimin no necesita tener un prometido.

Resopla relamiéndose los dientes pronunciados por ser colmillos. Claro. El celo, como se dijo antes, sigue afectándolo; no en excitación sino en dejarlo irritado. Tan irritado que piensa en mil cosas, todas consideradas bajo el instinto animal más básico. Instinto que lo hace salir del castillo donde estudia, correr hasta el lago prohibido y una vez convertido en animal nadar por este hasta la otra punta.

Es más sencillo llegar a Hogsmeade por ahí. También colarse en alguna chimenea para viajar a Londres. A esta hora nadie está pendiente de un perrote negro vagabundeando y entrando a una casa cualquiera, desapareciendo en fuego verde.

~***~

Kang Young-Hyun es un hombre extremadamente acaudalado. Tanto que ha podido viajar por casi todos los países del mundo y tener al menos un pequeño terreno en todos. Vacacionar a donde se le antoje y estar con quien se le antoje sin importar el rango. Aunque claro, eso no quiere decir que los demás lo sepan.

O el trate bien a esas personas.

Decir que es un mal Alpha es complicado, pues no tiende a maltratar a nadie, pero sus anteriores matrimonios –seis-, dirán que si es un mal Alpha. Demasiado exigente, demasiado consumista y demasiado interesado en su propio gusto. Tres de esos matrimonios están internados en hospitales, necesitando cuidado continuo. Algunos físico, otros mental.

Llegado cierto punto Younghyun consideró que era mejor plan hacerse con un Omega joven que uno contemporáneo. En ese momento se enteró de la existencia de Min Yoongi, el único heredero de los Min que resultaba ser un Omega. Al asistir a sus fiestas de cumpleaños –pues los señores Min acercaban a cualquiera con buena posición-, pudo verlo crecer de manera paulatina.

No resultaba un Omega en toda la regla. Su actitud era demasiado dominante, casi un Alpha, pero su aroma decía totalmente lo contrario, encantador como la magia oscura que hiela los huesos. Posiblemente fue eso lo que lo llevó a pedir permiso para casarse con él a pesar de no haber cruzado palabra propiamente.

Luego se hizo ese extraño intercambio y... No lo decepciona.

Por algún motivo nunca había visto a Jimin. Si bien Yoongi lo atraía por su magia y olor, Jimin lo hacía por su aspecto y esencia. Casi se vuelve una fantasía tenerlos a los dos juntos. Dos pequeñas serpientes a su disposición.

Siempre puede pedirlo a sus padres. A final de cuentas, tener más de un Omega no es malo. Medita sin parar las posibilidades mientras bebe un té de jazmín en el jardín de su hogar. Su pomposa mansión, la cual ya tiene algunos arreglos para recibir a su futuro y joven esposo. Casi treinta y dos años por encima de él. Espera que agradezca que use glamour de forma constante.

—Oh...—Se lleva una mano al pecho por el susto de un perro negro enorme andando de un lado para otro en la entrada al jardín de pinos que hizo plantar—. Mierda... ¿Qué es esa cosa? —Pregunta a uno de los sirvientes.

—Pa-parece un Grim. —Younghyun frunce el entrecejo. Sí. Es enorme y excesivamente negro, mostrando los colmillos, pero ¿Un Grim? ¿Por qué vendría un Grim? Al acercarse, quedando con la luz del sol golpeando su pelaje oscuro pudo notar mejor los ojos dorados.

—Creo que es un lobo normal. —Opina. Los Grim son augurios de muerte, deberían tenerla en los ojos ¿no? Al menos eso asume. De lo que menos recuerda de su educación, es sobre criaturas mágicas.

—De todos modos, volvamos dentro, puede-

—Ah, es tierno a pesar de todo—El animal llega hasta él y se deja acariciar sin problema, restregando su hocico contra la mano del Alpha acaudalado—. ¿Qué crees? ¿Sería un buen regalo para mí futuro esposo? —El lobo se lo queda viendo, recostado en su palma—. Un perro enorme, tal vez pueda jugar con él. —Comenta cínico.

—S-si-sigo cr-creyendo que-

— ¿Qué...?

El olor a sangre brota antes que su grito por la mordida a su mano. El sirviente se va corriendo despavorido—MALDITO ANI—. El lobo salta y lo muerde en la cara, sacudiendo la cabeza para que con su fuerza por encima de la media el cuello empiece a ceder. A pesar de los empujones del adulto, no cede. Lo suelta, pero gruñe a su rostro.

— ¿Crees que te voy a dejar tocar a mi Omega? Jimin es mío, Alpha tonto.

Con el rostro desfigurado por la mordida no pudo notarse la sorpresa que le generó ver a un niño, vistiendo una túnica un par de tallas más grande. De nuevo fue ese lobo, que lo muerde en el cuello, clavando una pata en el pecho y otra en el suelo para tener el suficiente apoyo para arrancar la cabeza.

En realidad, no pudo al primer intento, ni siquiera al segundo o el tercero, pero justo cuando llegaban los sirvientes de la casa para ayudar a su señor pudo desprender el cráneo. Muestra los dientes a los empleados. Ladra y continúa desfigurando el cuerpo del Alpha hasta que por los hechizos que no lo afectaron se va corriendo por donde vino. En la entrada del bosque observa de nuevo al cadáver y camina con ánimo tranquilo.

Listo. No hay Omega y no hay Alpha. No hay boda.

~***~

Se sacude. Ya es bastante tarde. Quizá el almuerzo ya pasó. Bosteza y camina tranquilo por los terrenos de Hogwarts. Decide cruzar por el bosque prohibido para correr sin que nadie pueda verlo y decir nada. A mitad de camino se detiene de golpe.

¿Un caballo negro?

Se acerca y lo olisquea, baja las orejas, con el rabo entre las patas y lloriquea.

Un Thestral.

— ¿Qué temes? —Voltea, encontrando a un centauro de aspecto hosco y serio—. El hedor de sangre continua en tu pelaje y fauces. Has cometido un asesinato, viste la muerte por causarla... A partir de ahora puedes verlo, niño.

—Pero... Pero...

—No puede cambiarse. Solo vivir con ello. —Afirma retirándose. Posiblemente iba de paso y el Animago lo distrajo. Jungkook se muerde el labio inferior.

Ah... Sí, mató a una persona...

Gimotea por un sollozo confundido.

Mató a una persona.

Onix Wolf | KookMin || BOOK 2#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora