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CAPÍTULO 5

—... y así es como terminé casado. —Dijo Eric subiendo el cierre en la espalda del vestido de la mujer mayor.

—¿Te has casado, Richard?—Le preguntó la mujer con los ojos como platos. —¿No me has invitado?

Los ojos de la señora Sanders se llenaron de golpe de lagrimas.

—claro que sí. —Le dijo con una sonrisa calmada para tranquilizarla sabiendo que lo confundía con su hijo.—Estamos yendo a la boda.

—oh... ¿y estoy bonita? —le preguntó haciéndolo sonreír, por años esa mujer lo había cuidado como si de su propio nieto se tratara, Eric no podía evitar sentir cariño por esa mujer.

—Serás la mujer más hermosa de la noche. —le aseguró pasando una chaqueta de punto por los brazos de la mujer.

—Ehem. No quiero interrumpir.—Dijo una de las enfermeras. La joven le había ayudado a maquillarla y peinarla para la boda.  La señora Sanders se ponía agresiva ante desconocidos.

—¿Me disculpas un momento? —le pidió Eric saliendo de la habitación sin esperar respuesta de la señora Sanders. 

—Solo quería agradecerle todo lo que hace por ella. —Dijo la chica con timidez.—Sus visitas de verdad la ayudan mucho.

Eric la observó de arriba a abajo, la chica era menuda, bajita, cabello cobrizo en un rodete y bonitas mejillas rosas a juego con un par de labios carnosos. Eric no había pasado inadvertidas las miraditas que le lanzaba cuando creía que no la veía.

—Ella me ayuda mucho más a mi.—le contestó con aquel tono suave que usaba para embelesar a sus pacientes.

Luego de que Willow se fuera a Boston, Eric se había hecho cargo de cuidar de la señora Sander. Se encargaba de hacerse un tiempo para visitarla cada semana y llamar a la florería para que todos los viejitos recibieran flores de "sus familias". Por algo era amado por todas las enfermeras del lugar.

Aunque, De hecho, no mentía sobre lo de ayudarse mutuamente. Él le contaba de su vida para descargarse, que a veces necesitaba hablar. Y que la señora Sanders no recordara ni su propio nombre ayudaba a que pudiera contarle todo lo que no se atrevía a decirle a nadie más.

Lo suyo era una sociedad de mutualismo. A cambio él se encargaba de que la mujer recibiera la mejor atención que dada su condición pudiera recibir.

—¿Se podría decir que eres un ángel?—preguntó la chica.

Eric no pudo evitar sonreír.

Nada se encontraba más lejos de la realidad. 

***

Jesse miró la hora, eran las 7. Había dudado toda la tarde en si ir o no a la boda, la ceremonia debía de estar terminandoa esas alturas. La fiesta empezaba a las 8 en el Centro de Arte de Bridgeport, conseguir ese sitio un 14 de febrero para una boda era legendario.

y romántico...

Se miró al espejo, embutido en un traje que había alquilado la tarde que Eric lo había invitado a la boda. El hombre le había caído bien apenas empezaron hablar, y tanto habían hablado sobre aquella boda, sobre la organización y los adornos, que definitivamente se le hacía  un nudo en el estómago pensar en no asistir.

Que de hecho la única "cita" que tuvieron antes de la despedida de solteros, fue una tarde luego de conocerse, Eric lo había invitado a probar el catering, le había comentado esa tarde que tuvo que organizarlo todo a último momento y en persona, porque ninguna agencia de bodas había aceptado la tarea de organizar una boda en un mes.

El legado de Caín (GAY +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora