En el Dom un grupo de eslavos festejaba su victoria, mientras los afectados por los crímenes de los coreanos enterraban a sus muertos disfrutando en secreto del licor y la venganza.
Su jefe no había dado noticias desde la segunda detonación y las preguntas comenzaban a circular entre los brindis en honor al nuevo Jefe. Sí, Eric se había ganado a sus hombres pero el costo había sido mucho mayor del que estaba dispuesto a pagar.
Eric en esos momentos se encontraba junto a la cama de su esposo maldiciendose y maldiciendo porque sin importar qué decisiones tomara alguien salía herido.
Oh jess...Su querido Jesse. No debía estar allí. Su esposo no debía acudir a la escena. No era su maldito distrito.
-¿que demonios hacías ahí?-preguntó a su esposo dormido. Eric no se había separado ni un segundo de él. Observó los monitores y las tomografías que había ordenado para él.
Tenía una costilla rota, y habían descartado daño en los órganos internos pero Jesse no despertaba.
-Eric.-Eric alzó la vista hasta Jed, lucía agotado, llevaban dos días recibiendo heridos. Había sido caótico Eric les había prometido el infierno y había cumplido. No se arrepentía, fueron sus enemigos los que detonaron la primera bomba al asaltar su casa. Eric solo había respondido fuego con fuego, sangre con sangre. Los haría harder hasta sus cimientos, los cazaría hasta que no quedara uno, pero eso tendría que esperar. ahora mismo su cabeza solo estaba en cierto rubio que descansaba ausente del mundo.
Eric apretó los puños.
-Eric.-Volvió a hablar Jed -deberías ir a descansar. Me quedaré con él.
-Tienes que atender a otros pacientes. No puedes.-Vamos ¿Hace cuanto había ido a verlo? ¿un par de horas? Jed había pasado a llevarle el desayuno por la mañana antes de comenzar la jornada. Desayuno que Eric no había probado bocado.
-Terminé mi turno hace media hora.-Oh, entonces tal vez habían pasado más que un par de horas.- Puedo quedarme un rato con él. al menos ve a la sala de residentes, date un baño y duerme un poco.Carol se fue hace media hora, tu también necesitas un descanso Eric.
Sí, Eric sabía que carol había estado ahi, pero dios, no podía moverse. Eric como psiquiatra sabía que aun estaba en Shock, pero se sentía helado, incapaz de reaccionar, a pesar de que sabía su diagnostico le resultaba imposible hacer nada en ese momento.
Su mundo en esos momentos se reducía solo a ver a su esposo allí, por su culpa. él había hecho eso. Si Jesse no despertaba Eric no podría perdonarselo nunca.
Por su vista periférica sintió a Jed suspirar y desaparecer para volver a los pocos minutos con dos vasos de café y una bolsa de cartón, se sentó al lado de Eric y le tendió uno de los humeantes vasos. El café del hospital era asqueroso, pero estaba seguro de que Eric no había probado bocado en todo ese tiempo.
-Bébe, si vas a quedarte, al menos come algo.-Le dijo en tono de reproche dejándole un emparedado de la bolsa para dejarselo en las manos. Eric estaba a punto de protestar que no tenía hambre pero el ceño fruncido de Jed lo hizo cerrar la boca e inconscientemente se inclinó sobre el hombro de su mejor amigo dejando descansar su peso en él.
-¿Por qué no despierta?-Preguntó en un susurro dejando la tablet con los últimos estudios del rubio sobre sus muslos antes de tomar el emparedado. Pavo, mostaza y tomates, se dio cuenta al darle el primer mordisco. Era su favorito. En otro momento Eric le hubiera sonreído a Jed recordando las incontables veces en la que la situación fue al revés, él llevandole comida a Jed cuando era el gemelo Jones quien descansaba inconsciente de sedantes en la cama de hospital.-Su actividad cerebral es normal.
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El legado de Caín (GAY +18)
Teen FictionEric McGraw lo tiene todo, una carrera exitosa, dinero, y un legado de estrechas relaciones con el narcotrafico. Jesse Rogers, es el detective a cargo del caso, recién salido de la academia vive con un solo objetivo en mente: limpiar el nombre...