Lo primero que hizo jesse al llegar a casa de su madre fue darse una larga ducha, mientras sus músculos se relajaban debajo del agua caliente se puso a pensar en los últimos acontecimientos del día.
Dios ¿Qué demonios había pasado?
Miró al suelo, al jabón corriendo entre sus piernas llevándose toda la suciedad acumulada formando remolinos en la bañera.
Se había ofrecido voluntario para cuidar de Max esa noche mientras su madre salía.
Por norma general era un hijo celoso de Carol, pero si era honesto consigo mismo ese día prefería quedarse solo. Max podía ser una compañía bastante agradable para un niño de su edad, y definitivamente prefería responder a la curiosidad natural del niño que a las preguntas que su propia cabeza comenzaba a formularle.
Todo ese día la adrenalina vibrando en cada célula de su piel lo habían mantenido enfocado en Caín. Era la primera vez que veía una escena del mítico asesino de primera mano y como Abrams se había molestado en repetirle todo el día, como oficial de drogas las escenas de homicidio no le correspondían. Normalmente no hacía más que ver las fotos, pero eso había sido morbosamente teatral.
Tan perfecto y limpio como un disparo con orificio de entrada y salida.
Se había quedado el tiempo suficiente husmeando solo para que los del CSI confirmaran que no había huellas, cabello o cualquier muestra que valiera. Jesse realmente no esperaba que lo hubiera, claramente estaban detrás de profesionales, pero no por eso se sintió menos frustrado.
La sangre que encontraron sobre el cuerpo había sido mandada al laboratorio, contra todo, un ADN era su mejor opción para determinar a quien pertenecía pero los resultados tardarían un par de semanas.
Maldito Caín.
Una parte de Jesse admiraba el trabajos del mítico hombre. Había entrado y salido de la escena como un fantasma, frente a las narices de todos. Otra parte de él lo odiaba, se sentía como un perro al que acabaran de hacerle oler la sangre de su presa.
Jesse quería correr detrás de él, encontrarlo, atraparlo...Matarlo... quieres matarlo, susurró la voz de su conciencia.
QUERÍA
¿Qué te vuelve tan diferente a él?
Nada.
Nada lo hacía diferente de un asesino.
Salvo quizás...que el no lo mataría ¿ no? Por mucho que quisiera solo lo entregaría a la justicia para que vaya a la cárcel.
Como debía ser...
Apretó los puños con rabia controlada.
Nadie tiene derecho a elegir quien vive y quien muere, se recordó.
Se lo había enseñado su padre después de que Carol se asustó de él por encontrarlo matando al perro del vecino. Jesse había tomado el arma de su padre y le había disparado después de que el maldito animal mató a su conejito.
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El legado de Caín (GAY +18)
Teen FictionEric McGraw lo tiene todo, una carrera exitosa, dinero, y un legado de estrechas relaciones con el narcotrafico. Jesse Rogers, es el detective a cargo del caso, recién salido de la academia vive con un solo objetivo en mente: limpiar el nombre...