Capítulo 7

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Rebecca

Desde la noche de su cumpleaños, Elizabeth ha estado muy distante, por más que busco no puedo encontrar la razón, esta vez no me pidió que defendiera alguien, así que no entiendo lo que la motiva a mantenerse distante. Aun viviendo en la misma casa, mi rutina vuelve algo a la normalidad, prestar atención a las clases, realizar los trabajos, ir a las practicas. En medio de la hora libre, decido ir a la biblioteca de la escuela, porque necesito saber porqué actúa así, no he leído mucho de las relaciones humanas y Elizabeth es la primer amiga que tengo. Antes, la única persona con la que compartía más que un saludo era con Mario y con el señor Daniel con quien hablaba de karate, ahora compartimos un poco más, incluso le pregunté por su familia.

Desde que lo recuerdo, el señor Daniel siempre ha estado ahí para mí, él cuidó de mí hasta que tuve 11 años, después aprendí a ser lo suficientemente autosuficiente, el señor Daniel se encargaba de surtir la nevera, y los implementos de limpieza que yo necesitaba, no sabía cocinar así que comía comida precocinada, no entendía la razón por la que se había ido de la casa pero de todas formas lo acepté, cuando cumplí 14 el señor Daniel me dio un número de cuenta del banco, me explicó que de ahí provenía el dinero que había estado usando para mantenerme, que era una cuenta que mis difuntos padres habían dejado para mí. No sé qué nos une a mí y al señor Daniel, he tenido muchas ganas de preguntarle, lo intenté una vez cuando tenía 12 años, él se puso histérico, llegó a cancelar las prácticas por una semana, desde ese día prometí no volver a hacerlo. El señor Daniel estaba ahí y era lo importante.

Voy a la sección de psicología, leo la contraportada de los libros buscando el libro indicado, gasto mucho tiempo en ello sin resultado alguno. Me dirijo a un chico con uniforme de bibliotecario.

—Estoy buscando un libro que me explique el funcionamiento de las relaciones —digo llegando a su lado. El chico sonríe y se acomoda las gafas.

—Soy un libro abierto, nena —extiende sus brazos.

—¿Conoces alguno? —pregunto contando los minutos que quedan para volver a clase.

—¡Seguro! —dice con una sonrisa de lado.

—¿Cómo se llama? —pregunto entendiendo que no va a traérmelo, ya lo buscaré en otra parte

—Zeus ¿Y tú, bella dama?

Lo doy por caso perdido y camino hacia la salida.

—¡Hey! —grita, escucho que la gente lo chista y yo sigo mi camino mientras la campana suena anunciando el retomo de las clases.

Estoy en la última clase del día, Ciencias Naturales, el profesor explica sobre la supervivencia del más fuerte, el tema es suficientemente interesante como para querer saber más, espero que hayan más libros del tema en la biblioteca. Un chico entra a la clase con una maleta larga, llamando la atención de todos, el profesor deja de dictar su clase, escucho los cuchicheos a mi al rededor, esta vez son de las chicas. Él se acerca al profesor y le habla en voz baja, el profesor asiente con la cabeza.

—Rebecca —el profesor me señala— Zeus necesita hablar con usted.

¿Zeus? Miro al chico y recuerdo que me ha dicho que su nombre era Zeus, él me guiña un ojo y sale con la maleta. La mirada de todos se posa sobre mí, es un poco incómodo ser el centro de atención, por esa razón nunca sería profesora.

—¡Becca! —es la única voz que se oye, miro a Elizabeth que está a un par de puestos con el ceño fruncido— ¿Quién coño... —se calla al notar que ahora todos la miran a ella, y vuelve la mirada al frente, muerde su labio inferior y mueve su pierna de arriba a abajo.

Hasta el fin del mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora