Capítulo 26

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Rebecca.

Recibo la quinta llamada de Elizabeth en mi celular, lo dejo a un lado y pienso en lo que acabo de hacer ¿tomé la decisión correcta?

Me gustaría hablarlo con alguien, interrumpir a Mario fuera del horario laboral sería irrespetuoso, así que solo me queda Zeus.

—¡Hola! —me responde al primer tono— ¿Quieres que pase por ti?

—No realmente —respondo distraída.

—¡Perfecto! Paso por ti en 10 minutos.

—¿Por qué? —como respuesta obtengo el sonido que indica que ha terminado la llamada.

Sonaba muy... efusivo.

No tengo tiempo para pensar en las razones de Zeus, necesito encontrar paz en mí, me siento tentada a responderle a Elizabeth porque en el fondo sé que me hará olvidar lo que ha pasado, pero al mismo tiempo me sigo sintiendo algo avergonzada por lo que pasó anoche. Fue una sensación totalmente nueva, más allá del placer y la excitación, sentí como si toda mi vida hubiese estado esperando por ella. Y me ha hecho cuestionarme ¿cómo puedo volver a ser solo su amiga? La realidad es que anhelo repetirlo y la he estado ignorando porque no quiero caer en la tentación.

El timbre de la puerta suena, no tengo dudas en que es Zeus.

—¡Vamos! —me toma la mano y me ofrece el casco.

—¿Adónde? —pregunto librándome de su agarre.

Zeus se cruza de brazos y me mira de arriba a abajo, luego camina al rededor examinando cada parte de mí ¿se dará cuenta de que no soy virgen?

—Hay algo extraño en ti —me dice, escucho la puerta cerrarse— ¿Sera que te cortaste el pelo? —dejo escapar un leve suspiro— Ah no, ya sé, es que Liza te desvirgó.

Siento mis mejillas arder y vuelvo a entrar a la casa.

—Ya, ya —Zeus me sigue— Vamos, que llegaremos tarde.

—Ve tú solo.

—No voy a ir sin ti —se planta en la entrada evitando que cierre la puerta— Además le prometí a Liza que te llevaría.

Debí sospechar que tenía algo que ver con ella.

—¿Desde cuándo son tan amigos? —mi tono es de fastidio.

—Desde que te hace tan feliz —me sonrojo de nuevo— De verdad, vamos a llegar tarde.

—¿A qué llegaremos tarde? —pregunto curiosa.

—A la celebración —me dice con obviedad.

Celebración... ¡Rayos! Sabía que había olvidado algo importante.

—¿Elizabeth fue admitida?

—No lo sé, no me dijo nada, pensé que sabías.

—Ok, vamos.

—¿Así de fácil? Pensé que iba a ser más difícil.

Me subo a la moto, esperando que de alguna manera el tiempo se acelere y estar con ella, saber si lo logró o no, las manos me sudan y estoy inquieta. Sé que se esforzó mucho al estudiar, tal vez no es la mejor estudiante del mundo y espero que lo haya pasado, sería un cambio radical en su vida, tener la oportunidad de estudiar te abre paso a una mejor calidad de vida... Si no pasa, no estoy segura de que podré convencerla de que vuelva a intentarlo.

—Listo —Zeus se baja de la moto.

Estamos frente a una casa de tres plantas, puedo escuchar la música y los gritos a unas 3 calles de aquí, el lugar apesta a alcohol y drogas, las personas del lugar están pasadas de tragos sonriendo sin razón, gritando y bailando como si fuera el mejor día de sus vidas. No me gusta nada, si iba a elegir este lugar para celebrar, preferiría que hubiera elegido un bar.

Hasta el fin del mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora