Capítulo 43

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Rebecca.

—No... No lo sé, tal vez esté embarazada —dice bajándose del muro— Tengo un retraso.

Beth se lleva las manos a la cabeza y suelta insultos al aire.

—Ok, ok, tranquila —la tomo entre mis brazos y la atraigo hacia mí— Primero tenemos que hacer la prueba.

—¿Qué cojones voy a hacer? —pregunta aferrándose con más fuerza a mi cintura.

—Estoy contigo, Elizabeth. Sin importar la decisión que tomes, voy a estar contigo.

—No me dejes, por favor —pide en un hilo de voz.

No la volvería a dejar, sin importar lo mucho que me haga enojar, no soy capaz de dejarla. Incluso si ella algún día se aburriera de mí, si algún día dejara de sentir lo mismo, no la dejaría incluso si no estuviésemos juntas.

—Nunca.

Beth se abraza a mí con fuerza clavando sus uñas en mi cuerpo, entiendo el miedo que siente.

Ella no tiene la culpa de lo que pasó, es injusto que tenga que lidiar con esta presión por el daño que alguien más hizo. Tomar una decisión tan importante, Beth tiene 21 años, le falta 1 año y medio para terminar su carrera...

En un ágil movimiento la cargo en mis brazos.

—¡Mierda, Becca! —dice asustada.

—¿Tienes miedo? —pregunto divertida caminando hacia la playa.

—¿Qué haces? —pregunta mirando hacia la playa.

—Hace calor.

—No estoy para juegos, Becca —se queja intentando bajarse. Esta vez no le sigo el juego, la sostengo con fuerza— ¡No se vale! Sabes kung fu y no estamos en igualdad de condiciones.

—Es karate —la corrijo con una sonrisa. Me adentro a la orilla y me quito los zapatos.

—¡Chicas! —escucho la voz de Karla— ¿Qué hacen?

—¡Ayuda! —grita Beth.

—¡Voy! —grita Ka, me adentro al mar sintiendo el agua mojando mi ropa

—Piénsalo bien, amor —dice Beth después de su último fallido intento de escapar— Piensa en las bacterias que puede haber en el mar, vale eso no tiene mucho sentido —me río con fuerza— Además, tú eres muy sensible al frío y está helado aquí afuera, vas a coger un resfriado.

—Tú me vas a mantener caliente —Elizabeth suelta una carcajada y niega con la cabeza— Esto es por haberme obligado a venir en el mismo carro que tu hermano.

El agua llega a la mitad de mi muslo, escucho a Ka entrando al agua y lanzo a Beth antes de que llegue.

—¡Nooo! —grita Ka de forma dramática, Ka se cuelga de mi cuello intentando hundirme. Entre el forcejeo, me lleva a un lugar más profundo donde el agua me llega hasta la cintura.

—¡Ah! —se queja Beth temblando del frío— Me la va a pagar, Arango.

Se acerca a mí, posa su mano en mi cintura, siento el desespero cuando su mano baja por mi vientre hasta llegar al borde de mi pantalón. Elizabeth me muestra una sonrisa de lado a lado y yo le digo que no mientras intento bajar a Ka de mi espalda.

—¿Están locas? —distingo la voz de Zeus a la distancia.

—¡Vengan, chicos! —les invita Karla.

Con una mano intento controlar a Karla y con la otra detengo a Elizabeth de cometer una locura.

—Con mi amiga no te metas ¿eh? —dice Ka despeinado mi cabello.

Hasta el fin del mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora