Capítulo 25

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Elizabeth.

Por un demonio ¿alguien me puede explicar por qué tengo una jodida alarma a las 3:03 de la mañana? Alargo mi mano hasta apagar la alarma y poner el celular en silencio, y poder seguir durmiendo, los párpados me pesan porque ayer dolo tuve un par de horas de sueño y... Ya recuerdo para qué la alarma.

No creo que se haya ido.

Estiro mi mano hacia mi espalda para sentir el lado de Becca vacío, me levanto como un resorte de la cama y la encuentro al pie de la cama en ropa interior, su ropa cuelga de sus manos por lo que supongo estaba por irse.

Una sonrisa se asoma en mis labios al recordar la asombrosa noche que hemos pasado. Joder, ¡qué buen sexo! Tuve que ver muchísimos vídeos para aprender, también leí un par de páginas, cosa que también me robó tiempo con Becca pero ella nunca lo sabrá.

-Quédate -le pido sentándome al borde de la cama- ¿Es mucho pedir acostarme y levantarme contigo?

-Debo irme -dice ella.

Su tono de voz suena algo extraño y no logro entender la razón.

-Te prepararé tu comida favorita, pollo con portobello -le digo somnolienta- Ven.

-Ya pasó el tiempo -vuelve a decir en el mismo tono.

-No te estoy pidiendo que me beses -volteo a verla y ella desvía la mirada- Ya entiendo por dónde va esto -respondo riendo y ella se sonroja- Escucha, el sexo estuvo fenomenal ¿es que no te gustó?

-¡Ah sí, sigue! -gime en mi oído. Continúo masajeando su zona íntima mientras beso su cuello.

Me deshago del recuerdo para no ponerme caliente a las 3 de la mañana cuando no hay nadie que pueda satisfacer mis necesidades.

-S.. Sí -tartamudea Becca- Debo irme.

Su reacción me hace reír, me levanto de la cama y ella camina super rápido hacia afuera, obligándome a trotar tras ella.

-¡Hey! -la tomo de la mano y la giro hacia mí. Amo cuando me deja tomar el control aun sabiendo que es más fuerte y más ágil, y que se puede liberar de mí en un abrir y cerrar de ojos- El sexo suele cambiar las cosas y entiendo que fue tu primera vez por lo que debes sentirte extraña, pero no hay nada de qué preocuparse.

-Dame un momento, por favor -murmura evadiendo mi mirada.

-Vale -me rindo, o no- Tú puedes reflexionar aquí sobre el asombroso sexo, con esta espléndida vista -le señalo el ventanal que muestra las diminutas luces de la ciudad- Mientras, te preparo un delicioso chocolate.

Becca asiente con la cabeza y me retiro hacia la cocina antes de que cambie de opinión. Me esfuerzo en preparar el mejor chocolate de mi vida, agrego chips de chocolate, un poco de canela molida y por último los malvaviscos. Espero que esto le suba los ánimos. Le doy una probada antes de llevárselo. Está increíble.

-Quiero que pruebes el mejor chocolate de toda la historia de la humanidad, ya verás que saldrá en alguno de esos libros que lees -una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios y puedo sentirme algo más relajada.

Le entrego la taza de chocolate y me siento a su lado frente a la gran ciudad.

-¿También te sentiste así en tu primera vez?

-No -me pongo a la defensiva. Noto que Becca se tensa.

Cálmate, ella no tiene la culpa de que tu primera vez haya sido una mierda.

-Entiendo.

Maldición.

Intento hablar al mismo tiempo que ella.

Hasta el fin del mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora