Capítulo 12

487 55 5
                                    

Rebecca

—Quiero hablar contigo —me alivia tanto que haya hablado de una vez por todas y al mismo tiempo me aterra.

—Ok —cierro el libro y me llevo una mano al pecho sintiendo como palpita de fuerte mi corazón. Sé que cuando se trata de Elizabeth no le puedo decir que se calme.

—Es sobre Karla —me siento ¿decepcionada? ¿estaba esperando que hablara de otra cosa? ¿qué me pasa?—...Sé que es muy abusivo de mi parte pedirte algo así, pero Ka está pasando por un mal momento, se quedaron sin casa, su padre huyó y ahora su madre quiere llevarla a vivir a otra ciudad —el tono de angustia con lo que lo dice me hace preocupar a mí también— ¿En lo que se acaba el año puede quedarse en tu casa también?

—Sí —la corto en seguida. No necesito que me dé más detalles, quiero que deje de sentirse afligida y si debo aceptar que otra persona viva en casa entonces lo haré.

Elizabeth se mueve hasta quedar arrodillada a mí lado, pese a que está a mí lado, ni siquiera me roza por equivocación, se mantiene alejada.

—Te prometo que te daré todo lo que gane en la taberna, incluso las propinas.

—No necesito que me pagues —le aclaro de nuevo— acepté porque...

—Porque somos amigas ¿no? —baja la mirada con una sonrisa diferente a las de siempre, no puedo verla así.

—Sí.

—Vale —dice en un hilo de voz, se aclara la garganta mientras se pone de pie— Eso era todo, y no te preocupes, ella dormirá conmigo y me aseguraré de que cierre la puerta del baño.

Elizabeth se va corriendo. Está huyendo de nuevo, así como cuando huyó de su casa para venir conmigo, ella lo afronta todo huyendo. Me gustaría seguirla, pero sé que está huyendo de mí y que tal vez el día en que salió corriendo del restaurante, también huía de mí y de los celos que le provocaba verme con Zeus. No quiero que huya de todas las situaciones que la sacan de su zona de confort. No es una manera efectiva de enfrentarlas.

En retrospectiva, yo también estoy huyendo, no de ella, pero sí de mis sentimientos.

Así que no puedo exigirle que sea valiente cuando yo no lo soy. Debo hablar con Zeus.

Elizabeth.

—¡Esa niña es un ángel! —grita Ka cuando termino de darle las buenas nuevas.

—Vaya —dice Santi— Tiene más cojones que yo.

—¡Ovarios! ¡Rebecca lo que tiene son ovarios! —vuelve a gritar Ka.

—Si me disculpan —Santi se levanta de la banca para retirarse. Mi amiga me mira rodando los ojos. Sabemos que Santi se ha ido porque se siente culpable de ser la marioneta de su madre y no tener las agallas de hacerle frente a su madre para poder ayudar a su novia.

—Ve a darle sexo de consolación, linda —me burlo.

—No sería una mala idea —dice con una mirada coqueta— Te amo, linda —se levanta a darme un abrazo— Aprecio que hayas dejado tu orgullo a un lado para ayudarme, debió ser doloroso.

—No creas que ha sido gratis ¿Eh? —le aviso.

—Ah, claro que no. ¡Ya tengo algo en mente!

—Ajá —murmuro cuando la veo corriendo por el mismo camino por el que se fue Santi hace unos segundos.

Son las 4 de la tarde y esto está más que aburrido, la mayoría están disfrutando del lago, mis mejores amigos disfrutan follando, Zeus y Becca se han ido hace un buen rato y me temo que no van a venir con buenas noticias. ¿Por qué el amor apesta tanto? ¿NO PODÍA SIMPLEMENTE ENAMORARME DE EDWARD? ¿ERA MUCHO PEDIR?

Hasta el fin del mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora