Epílogo

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Elizabeth.

Adrian va conduciendo el auto, Becca va en el asiento de copiloto, atrás vamos Zeus, Amy y yo. El vuelo de Becca saldrá en unas horas. Y yo sigo sin poder creer que ella esté en el asiento frente a mí sin poder reconocer mi rostro o mi voz. Sin poder recordar todo lo que nos costó volver a estar juntas.

El dolor se ha vuelto insoportable, quiero devolver el tiempo y no dejarla ir con Natalia, así un maldito ebrio no hubiera chocado con el taxi en el que iba, o tal vez volvería al momento en el que me dijo que nos veríamos a las 8 y yo le dije que a las 6, así ella hubiera abordado otro taxi y esto no estaría pasando.

Unas manos rodean las mías, noto que las mías están en forma de puño. Zeus me mira y me sonríe.

No puedo volver el tiempo atrás. No puedo hacer nada.

Adrian se adentra en la universidad, bajamos del auto y los guío hacia los dormitorios. Amy mantiene una conversación animada con Becca, parece ser la única feliz con todo esto.

Abro la habitación, y tengo un montón de recuerdos que ya no compartiré con ella, que solo vivirán en mi memoria. Me trago las lágrimas.

—¿Ya había organizado mis maletas? —pregunta Becca sorprendida.

—Sí, eres muy ordenada, gatita —contesta Amy.

—Las maletas no caben en el maletero de Adrian, tendremos que ir en mi vehículo, Amy —interviene Zeus y le agradezco que por una vez en su vida no se quede parado.

—¿Tienes auto?

—Dejé mi vehículo estacionado aquí —dice divertido.

—Bien. Lo que sea por que la pases bien, gatita.

Me trago mis celos cuando va a abrazarla.

—Voy a llevar las maletas al carro —dice Adrian.

Becca me mira entendiendo que el plan de ellos es dejarnos a solas. Cuando han salido, ella se sienta sobre mi cama y me mira sin decir nada. Me desespera.

—¿Vas a volver? —pregunto mirando la repisa de Ka.

—¿Por qué lo haría?

—Porque aquí está la gente que te quiere y a la que tú quieres —respondo ignorando el dolor que me causó su pregunta.

—No sé — responde a mi pregunta. Mi futuro se disuelve con su respuesta.

—Becca...

—Rebecca —me corrige, se levanta de la cama y se dirige a la salida.

—Espera —pido.

—Quédate si quieres, yo iré a la fiesta de despedida.

Me limpio las lágrimas con brusquedad. No puedo pararme por todas las veces que Becca resalte en mi cara que no me recuerda y que no siente nada por mí. Voy al estacionamiento caminando detrás de ella, subo al auto de Adrian. Él me mira sin entender y yo lo ignoro.

Voy a hacerle recordar en esa fiesta cueste lo que cueste.

Llegamos a la casa del abuelo, donde están todos, incluyendo a Gia, Ka, Santi, Zeus, Amy, y Natalia. Al entrar, Santi insiste en que nos tomemos una foto todos juntos con su nueva cámara instantánea. Le sigo la corriente. Intento sonreír para la cámara. Veo el flash. Voy a buscar a Becca y la veo hablando con el abuelo.

Mierda.

Ka, y Gia me miran como a un cachorro lastimado.

—Todo se va a arreglar —les digo. Tomo un vaso de ¿gaseosa? Y me acerco a Amy.

Tengo fe en que esto se va a arreglar y que estaremos bien. Confío en que sí, pero...

—Puede ser muy terca.

—¿Qué? —miro a la pelirroja con precaución.

—Asegúrate de que encuentre su felicidad.

...Rebecca me enseñó que las cosas no siempre salen como queremos, que debemos ser precavidos. Y esa es la razón por la que compró esa casa de dos pisos con piscina, a nuestros nombres.

Me levanto y voy al baño, me lavo el rostro. Me veo destrozada, es solo el reflejo de mi alma.

Me meto en la cabeza que puedo hacerla que voy a traerla de vuelta. Olvido el dolor que me ha causado y recuerdo los buenos momentos, mi cumpleaños, las noches de películas, el día que le confesé mis sentimientos, la navidad que pasamos juntas.

Salgo del baño decidida a no perderla, no de nuevo.

Gia estaba a punto de tocar mi puerta. Me ve y me jala del brazo.

—Se va a ir, Eli.

No, no, no, no. Corro hacia afuera de la casa y la veo caminando hacia el auto de Adrian ¿¡Se va a ir sin despedirse!? Perdí la noción del tiempo ¿Cuantos minutos pasé en ese baño?

Me abro camino hasta la salida.

—¿Pensabas irte sin decir adiós? —pregunto con la respiración agitada. Becca deja de caminar al oírme y se gira hacia mí— No te vayas —le repito— Porque no quiero que lo hagas —respondo su pregunta antes de que la formule— Me has hecho una mejor persona de lo que era antes de conocerte.

—Te felicito por el desarrollo personal que lograste —suspiro y camino hasta ella.

—Sé que no puedes recordar todo lo que hemos vivido juntas, Becca. Pero sé que lo harás —busco en sus ojos algo que me diga que cree en mis palabras— y si no lo haces, crearemos nuevos recuerdos para que nunca los olvides.

—Entiende, Elizabeth, no puedo llenar tus expectativas —dice cansada— No soy la misma persona que tú conociste y de la que estás enamorada.

—¡Claro que eres tú! —le aseguro— Hay tantas cosas que nunca te dije y...

—Y lamento que no lo hayas hecho —me interrumpe— Es muy tarde, Elizabeth, ya no tienen valor. Perdón.

Mis esperanzas empiezan a consumirse.

—No —niego con la cabeza, no logro retener las lágrimas por más tiempo— Eres la misma persona. No te rindas, amor—acaricio sus mejillas— Me has enseñado tanto. Te necesito, Becca.

Me toma de la muñeca impidiendo que acaricie su rostro. Sus ojos celestes dejan de brillar, me doy cuenta de que no lo han hecho desde que despertó, ya no hay amor en sus ojos.

—Entonces, déjame darte una última lección —murmura— Adiós, Beth

Suelta mi mano.

No.


Rebecca.

La azafata da las indicaciones de seguridad, presto atención a sus indicaciones. Pongo el celular en modo avión. El viaje va a durar 6 horas y 23 minutos. Me pongo cómoda en mi asiento. Mientras el avión despega.

Las nubes se ven fascinantes desde este ángulo.

La luz indica que puedo quitarme el cinturón, me levanto para ver lo que guardé en mi maleta de mano, espero encontrar un buen libro. Me alegra encontrar tres libros en medio de la ropa, los saco intrigada para leer de qué tratan. Un pequeño papel se desliza de entre ellos. Me agacho a recogerlo. Es un papel doblado a la mitad, lo abro y leo las inscripciones.


#24

Porque te amo.

Hasta el fin del mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora