Elizabeth.
—Veamos una película —tomo su brazo y enciendo la luz de mi cuarto para buscar mi portátil— ¿Qué tipo de pelis son tus favoritas?
—No veo películas —murmura.
Dejo de hacer mis cosas y me acerco a ella con una sonrisa.
—¿De qué planeta vienes, Becca? ¡Definitivamente vas a tener que poner domingos de películas en la pizarra que tienes colgada en tu cuarto!
—¿Lees mi pizarra? —pregunta confundida.
—La leía —admito— Dejé de hacerlo cuando me di cuenta de que cada semana dice lo mismo.
—Es porque ahora planifico en mi celular.
—Vale —digo riendo— Eso tiene sentido
Becca se adentra en sus pensamientos como suele hacerlo, busco una película en mi portátil y termino escogiendo una de mis favoritas: Mulán.
—Te va a encantar —le aseguro. Me siento sobre la cama y Becca se queda al pie de la cama sin estar muy segura de seguirme— ¿Esperas una carta de invitación?
—Siento que invado tu espacio personal —Ay, hermosa, tú puedes invadir todo mi espacio personal que quieras, me gustaría haberle dicho eso, pero tengo un poco de sentido de orgullo y la noche es joven para ser rechazada.
—Vale, tienes razón —me levanto con el portátil en las manos.
—¿Qué pretendes? —pregunta cuando me ve salir de la habitación, entro a la suya, enciendo la luz y me acomodo sobre la cama.
—Aquí estaremos más cómodas —Becca niega con la cabeza intentando ocultar una sonrisa.
—Ok —accede y doy un grito de gloria en mi interior.
Becca apaga la luz y se sienta a mí lado, paso más tiempo mirándola a ella que a la película, está muy entretenida, ni siquiera se percata de que la estoy mirando de más, cosa que agradezco porque de lo contrario pensaría que me falta un tornillo. Estando rodeada por su aroma, se siente tan bien. Y aunque ella no me vea con los mismos ojos que yo la veo, sé que soy especial para ella, porque estoy segura que Becca no es de las personas que deja que los demás se acuesten en su cama porque sí, porque fue a mi cuarto cuando se sentía mal, porque se sintió mal cuando la dejé abandonada en su primera cita por mis estúpidos celos, cuando al final le pedí a Edward que me trajera a casa, que no tenía ganas de tener sexo, lo único que se me antojaba era quitarle la cara de pendejo que ponía Zeus al ver a Becca y golpear sus partes íntimas por cada vez que la llamaba Becky ¡Becky! ¿Qué no sabía que tiene un nombre? Lo único que esperaba era que él no fuera tan afortunado como para que Becca lo dejara entrar en su vida.
Antes de que terminara la película admito que finjo estar dormida para poder dormir en su cama y disfrutar de su aroma por más tiempo, Becca intenta levantarme llamándome por mi nombre mientras yo finjo estar en un sueño profundo, pienso que es una gran idea, me equivoco, porque Becca piensa que lo mejor es despertarme lanzándome agua helada.
—¿¡Qué mierda!?
—No te podía levantar —se excusa.
Y yo como una idiota enamorada, respiro lentamente invocando al dios de la paciencia para que me diera 3 dosis extras.
—La próxima vez —rodeo la cama y llego a su lado—, prueba con un beso —poso mis labios sobre su frente— Buenas noches, Becca.
—Descansa, Elizabeth.
Joder. Me tiene en la palma de su mano y no se da cuenta. Estando sobre mi cama reflexiono sobre lo estúpido que es enamorarse de Rebecca, lo más probable es que sea heterosexual, puede que sea homofóbica y no quiero joderlo todo. Me siento bien estando con ella, así sea como amiga me hace sentir bien. Si tan solo pudiera elegir enamorarme de alguien más, lo haría ¿pero cómo no enamorarse de Becca? Tengo que enfrentar la realidad, ella puede estar con Zeus y no podré hacer nada para impedirlo.
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Hasta el fin del mundo.
De TodoLa vida de Elizabeth está a punto de cambiar para siempre, ha vivido su corta vida huyendo de los demonios que persiguen a su familia, falta de dinero, adicciones, violencia y enfermedades. Elizabeth Monserrat termina viviendo junto a la chica más e...