Elizabeth.
—Se te juntó el ganado —murmura Karla y se ríe a carcajadas.
A mí no me da nada de risa. ¿No se ha fijado en la actitud de Gia? ¡Le gusta Becca! Y ahora entro en crisis. Estoy enojada con ella y al mismo tiempo no puedo dejar que me la quite, quiero decir, no es que sea de mi propiedad...
—¿De dónde se conocen? —pregunta Gia con las mejillas rosadas.
Nunca había visto a Gia tan apenada hasta ahora, ruedo los ojos porque me caía muy bien.
—¿Podemos hablar? —me pregunta Becca.
¿Me hago de rogar? Me gustaría, pero ¿cómo podría decirle que no a esos ojos cuando me muero por aclarar todo?
Le entrego las rosas a Ka y sigo a Becca hasta mi cuarto que es más bien su cuarto... Ya entiendo cómo supo dónde estaba mi cuarto el otro día...
Rebecca se recuesta sobre la pared, me doy unos segundos para apreciar su belleza, porque, aunque las bolsas debajo de sus ojos hayan crecido sigue siendo hermosa, se ve más cansada de lo que estaba la últimamente que la vi ¿qué andaba haciendo?
—Pensaba que Karla era quien debía decirte la verdad, no te dije nada porque no quería meterme entre ustedes —dice sin energía.
—¿Estás bien? —la corto.
Becca me muestra un poco de su sonrisa cansada y yo sigo un poco a mi corazón y me levanto a estrecharla entre mis brazos. Extrañaba tanto su olor, sentir los latidos de su corazón, escuchar su voz, su mirada, todo de ella.
—Lamento mucho no haberme comunicado contigo —susurra acariciando mi cabello.
—Si tenías problemas legales podías haberme dicho, Becca.
—No tengo problemas legales —responde.
No quiero hablar del tema. No quiero pensar en ello. Me alejo de ella y empiezo a recoger mis cosas lo más rápido que puedo. El sentimiento de sentirse dependiente ha vuelto más fuerte que antes.
—Elizabeth —Becca me llama y yo la ignoro— Elizabeth —vuelve a llamarme.
La oigo acercarse a mí, de la nada me gira tomándome de la cintura y une nuestros labios, no sé ustedes, pero yo nunca voy a poder negarle un beso al amor de mi vida. La pasión con la que me besa es de otro mundo, nunca me había sentido así en un beso. Aunque el beso sea apasionado, puedo sentir lo triste que está Becca. Tengo un mal presentimiento de todo esto.
—Puedes quedarte —su voz es muy suave.
—Sabes que no puedo —le digo acariciando su mejilla— No puedo permitir que sigas haciendo todo lo que haces por mí.
—¿Tienes miedo de que me enoje contigo y te eché? —pregunta tomando asiento sobre la cama— Sé que lo hice una vez, y es un error que nunca volveré a cometer. Puedes confiar en que no te echaré aunque no volvamos a hablar.
—Tú no puedes saberlo —respondo, Becca se ve asustada— Siento que dependo de ti y no quiero que nuestra relación se convierta en eso, no quiero sentir que te debo algo, no quiero empezar a actuar y a tomar decisiones pensando que te debo algo.
—No me debes nada —dice apoyando su cabeza sobre la palma de sus manos.
—Sí, ya te debo mucho, Becca.
—Se lo que motivó a Karla ha mentirte, pensaba que podías aceptar quedarte si el apartamento perteneciera a Santiago —lo que dice me toma desprevenida— Ka tenía razón ¿no? —dice con una pizca de esperanza— ¿Te quedarías si fuera de Santiago?
Ella espera que le diga que no y yo no tengo el descaro de mentirle mirándola a los ojos.
—Sí —admito.
—Zeus me dijo que los amores duraban poco, pero que los amigos eran para toda la vida —sus ojos se clavan en los míos— Yo quiero estar contigo toda mi vida.
—¿Qué cosas dices? —pregunto riendo— Zeus siempre dice idioteces, no le hagas caso.
—Que quiero ser solo tu amiga.
—Becca —busco en su mirada algo que me diga que está bromeando— No puedes hacerme esto, sabes que estoy enamorada de ti ¡No puedo ser tu jodida amiga!
—Claro que puedes, como puedes quedarte aquí, Elizabeth.
—¿Es una especie de chantaje para que me quede? —digo desesperada— Eso es caer muy bajo, Becca.
—No —responde con seriedad.
—Tú ganas ¿bien? —digo suspirando. No puedo perderla— Me quedaré, me quedaré aquí ¿vale? No tienes que hacer esto.
—Ya lo hice, Elizabeth —responde con los ojos aguados.
—No puedes hacerme esto —le digo furiosa, Becca se acerca a abrazarme.
—Te prometo que voy a estar aquí a tu lado siempre.
—Te quiero —le repito. Becca guarda silencio, permanecemos abrazadas por muchísimo tiempo.
—A Edward le dieron 7 años en prisión.
—Fuiste quién contrató al padre de Gia —digo en voz alta— Estuviste todo este tiempo tan involucrada en ese caso, por eso faltaste a la escuela y no tuviste tiempo para arreglar mis caprichos —digo en voz alta.
—No eran caprichoso, debí buscarte, lo lamento. Ya puedes dormir tranquila.
—No sé cómo podré pagarte todo lo que has hecho por mí, debió salirte super caro y yo... —Becca me pone el dedo índice sobre los labios.
—No tienes que pagarme —dice en un déjà vu— Pero igual tendrás toda la vida para hacerlo.
Rebecca.
—¿Por qué no me dijiste lo que hacías con Edward? —me pregunta antes de irme.
—Estabas llena de miedo, no sabías qué hacer y tampoco querías que hiciera algo. No podías pretender que no hiciera nada mientras tú sufrías
—La próxima vez que pase algo así, podrás contar conmigo, prometo actuar como una total imbécil —dice con una sonrisa de lado— De ahora en adelante no más secretos ¿vale?
—Ok. El apartamento está cubierto por cámaras, no te preocupes, mañana vienen a desinstalarlas.
—¿¡Qué!? —su reacción hace que me ría— Estoy casi del todo segura de que eso es ilegal.
—Era solo para prevenir —le aclaro.
—Espera, espera —me impide abrir la puerta— ¿puedes darme un día más? — ¿De qué está hablando? No logro entender a lo que se refiere— Un día más de lo que sea que es esto.
Miro la hora en mi celular 03:03. Un día no iba a cambiar mi objetivo.
—¿Vas a tomarte literal lo de las 24 horas? —pregunta Elizabeth posando su mano en mis caderas.
—Un día.
—Sí, 24 horas —susurra en tono sexy muy cerca de mi oreja.
Rayos.
—Ok —respondo controlando el deseo.
—Ok —me muerde el lóbulo de la oreja.
—¡Que no me voy sin una explica... —Gia abre la puerta, me separo de Elizabeth en cuanto puedo.
—No te vendría mal tocar la puerta una que otra vez —comenta Elizabeth de mal humor antes de salir de la habitación.
Realmente le enoja que nos hayan interrumpido, es adorable.
—Le dije que debía irse —intenta explicarle Karla, su amiga le levanta la mano en señal de que deje de hablar y Karla la sigue porque Elizabeth sigue enojada con ella.
—¿Cómo conoces a Eli? —me pregunta Gia.
No sé cómo debería tomar el hecho de que Gia y Elizabeth ya se conozcan, teniendo en cuenta de que Gia es bisexual, no sé si haya intentado algo con Elizabeth y me enfadaría mucho si lo hizo, puedo enfadarme por las siguientes 23 horas y 57 minutos. Después de ese tiempo no habrá nada que hacer.
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Hasta el fin del mundo.
RandomLa vida de Elizabeth está a punto de cambiar para siempre, ha vivido su corta vida huyendo de los demonios que persiguen a su familia, falta de dinero, adicciones, violencia y enfermedades. Elizabeth Monserrat termina viviendo junto a la chica más e...