Capítulo 20

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Elizabeth.

—La cena de ensayo es en tres semanas —me recuerda Ka en cuanto me deja a la puerta de la casa del señor Daniel.

—Adrian intenta chantajearme.

—Eli, tu pasado está ahí en el pasado ¿quieres concentrarte en el presente? Porque créeme estoy harta de que ese tarado toque la puerta del apartamento durante toda la madrugada —me apresuro a tapar su boca para que nadie la escuche y por nadie me refiero a Becca porque no le he dicho sobre el acoso de Edward.

—Voy a hablar con él.

—No, tienes que hablar con la policía, él está mal, Eli —dice en un tono de voz bajo.

—Siguiendo tu consejo, me preocuparé por el presente y en este preciso momento solo me preocupo por mi cita con Becca.

—Eres tan terca —alega rodando los ojos— Llámame cuando vayas a casa.

Asiento con la cabeza y beso su mejilla. Desde que Edward ha estado tocando la puerta durante toda la madrugada, Ka no se despega de mí diría que está en un punto donde no dudaría en seguirme incluso al baño. Llevo un par de días entrenando para ser ninja como Becca, y debo decir que cuando veía a Becca sus movimientos parecían ser fáciles de dominar, una gran prueba de que las apariencias engañan. El abuelo se animó mucho de tenerme como su segunda alumna, yo acepté la invitación de Becca porque no quiero volver a sentirme en mi vida así de vulnerable. Aunque por otro lado el estrés me está matando, de la escuela a las clases de karate, luego a la taberna y de vuelta a casa, los resultados de admisión la Universidad Nacional saldrán en un par de días y saber que cada segundo que pasa estoy más cerca de conocerlos no ayuda nada con mi estrés.

Becca abre la puerta, mi amiga Ka la saluda de beso, Becca no se muestra incómoda ante el contacto ¿Cuándo este par se hicieron tan cercanas? La falta de sueño de Becca se presenta en sus ojeras, tampoco ha podido conciliar el sueño...No puedo evitar poner una sonrisa cada vez que está cerca de mí, ni mirarla como una completa enamorada.

—¿Ya van a empezar a mirarse como idiotas? Mejor me largo.

—No seas una celosa, Ka —le digo y me lanzo a abrazar a Becca.

—No puedo cumplir eso, llámame cuando salgas —repite y me lanza un beso y la veo alejarse.

—Con cuidado, linda —le respondo y dejo un beso sobre la mejilla de Becca — ¿Cómo estás?

—Bien —responde con una medio sonrisa— ¿y tú?

—¿Con que bien? ¿Por qué pareces un mapache? —pregunto mordiendo mis labios. Mi acción provoca que Becca baje la mirada a mis labios y ahora yo también veo los suyos. Becca relame sus labios y estoy segura de que lo hace apropósito para tentarme. Joder, son tan deliciosos, yo me contengo de besarla porque el abuelo podría vernos y me da la impresión de que es algo conservador.

—¿Cuánto tiempo más tendré que esperarlas? —la voz del señor Daniel interrumpe nuestra sesión de "Quien aguanta más sin besar a la otra", en las que estoy acostumbrada a perder como pueden imaginar.

—La próxima vez no te salvas, hermosa —susurro en su oído y me dirijo al abuelo— ¡Ay, abuelo! Deja de ser tan amargado, ¿qué tal si empezamos por tomar el té y después pasamos a lo de los gritos sin sentido y lo del boxeo?

—¡Debes seguir las reglas! —dice dándome un golpe en la cabeza.

—¡Oiga! Esto bien podría ser maltrato.

—Quiero que llegues media hora antes —normalmente me quejaría porque mi querido profesor me pida llegar media hora antes a la clase. Observo de reojo a Becca con su ropa deportiva que le queda tan bien.

Hasta el fin del mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora