IV
Una explosión de fuego destrozó unas mesas sobre la esquina de la taberna, todos gritaron, despavoridos. El alarido de alguien que se había prendido fuego inundó el lugar, los presentes intentaron correr hacia la puerta para huir, pero Vilgefortz allí se colocó y atacó a Yennefer, quien con maestría se giró grácilmente, blandiendo las dagas asesinas y atacó con seis golpes de seguido al hechicero, que todos paró, haciendo un uso excepcional del bastón que sostenía. Entonces Yennefer extendió su mano y gritó en la vieja lengua, el ambiente pareció modificarse y otra bola de fuego explotó desde su mano. Otra vez más heridos, incluso quizás, muertos.
Jaskier se giró rápidamente, tomó el taburete donde había estado interpretando los romances y lo estampó sobre un ventanuco que estaba a su espalda. La taberna comenzaba a arder... Los vidrios explotaron, él volvió a abrazar a Ciri, quien lo sostuvo con fuerzas. - ¡¡Vámonos de aquí!! – gritó el bardo y corrió hacia la ventana partida, con ella en brazos. Ambos se tiraron por fuera, cayendo sobre el suelo mojado, se rasparon y sintieron las primeras gotas de la tormenta que comenzaba a saludar.
Una ráfaga de viento los atacó, agresiva, Jaskier no supo si realmente se trataba de la naturaleza o si era magia. Al poco tiempo las personas empezaron a salir por aquel ventanuco y rompieron otro, también. El bardo se sentó al lado de la joven bruja, notó cómo algunos salían llorando, con los brazos quemados, ropas chamuscadas, cabello caído por el alcance del fuego. Yennefer no tenía control, solo ira, y estaba destrozando a gente inocente.
Un rayo invocado con magia destrozó la taberna por dentro, se oyó un alarido de Yennefer, fuego otra vez. Al poco tiempo explotó la pared que había sostenido las ventanas. El hechicero salió con rabia en su mirada, atravesando el muro caído. – Nos volvemos a encontrar, bardo. Creo que tú y yo tenemos un asunto pendiente... - Jaskier sintió que el corazón se le paró, si Vilgefortz había podido contra Geralt, él era hombre muerto.
El hechicero miró a Ciri, sostenida por Jaskier y sonrió. – Princesa... Me has cansado con tus juegos. – Ciri se salió del agarre del bardo, buscó un punto energético a su alrededor, encontró uno lo suficiente potente, sin pensarlo demasiado extendió ambas manos a los costados, abrió sus palmas, tomó la energía y elevó sus brazos al cielo con las manos en puño. Jaskier escuchó el alarido suplicante de Yennefer - ¡¡NOOOO!! – pero Ciri ya había traído los rayos del cielo a sus manos y los despidió hacia Vilgefortz de forma tan caótica, que el hechicero tendría que haber muerto con semejante contraataque arcano. Pero Jaskier sintió el cabello de su cabeza volar cuando un portal se abrió sobre su espalda, sin pensarlo se arrojó sobre Cirilla, la tomó en brazos, sintió la energía eléctrica recorrer su piel, gritó, ella dijo algo y cortó el hechizo, él la estampó sobre el suelo, obligándola a rodar, mientras un bastón que brillaba, impactaba en el sitio donde habían estado. Pero el impacto había estado acompañado de magia, que explotó al costado de la pareja y fue tanto el poder, que ambos fueron despedidos a la distancia, deteniendo el golpe contra un árbol, que se encontró en el camino. Ciri cayó al suelo pálida, al borde de la inconsciencia. Había usado todo el punto energético, pero también su propia vitalidad en aquel ataque, pues la jovencita no era docta en las artes arcanas.
Yennefer salió al encuentro de Vilgefortz, lo atacó con las dagas, el hechicero paró todos los ataques, otra vez fuego por parte de ella, rayos por para de él. - ¡¡HUYE, JASKIER!! ¡¡SOLO HUYE!! – rugió Yennefer y volvió a gritar, atacando al hechicero. - ¡No dejes que use magia! Así la encontrarán. – le advirtió al bardo.
Jaskier lo supo, le estaba dando tiempo para salir de allí. Era un suicidio enfrentarlo del modo en el que la hechicera de cabello azabache lo estaba haciendo, pero le estaba dando tiempo a ellos. – Puta madre. – suspiró, sintió sus músculos quejarse de solo imaginar un esfuerzo similar al del día anterior. Tomó a Ciri en sus brazos, subió su cuerpo casi inconsciente sobre su hombro, como una bolsa de papas, y comenzó a correr (una puta vez más) intentando no pensar en el entumecimiento que sentía en sus piernas, el dolor que le provocaba contraer sus músculos, la dificultad que le agregaba el peso de la joven bruja sobre él y el miedo que le nublaba las decisiones. Tanto, que ni siquiera estuvo seguro hacia qué lado había emprendido la huida. Geralt, Geralt, ¿qué sucedió? ¿Dónde estás? Dime que estás bien... Pero sé que no, sé que algo te sucedió, sino ya estarías con nosotros y Yennefer está desencajada... Oh, Geralt...
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Lanza una moneda a tus brujos
FanfictionHISTORIA COMPLETA (¡¡Spoilers de los libros!!) Empecé esta historia con ganas de simplemente escribir... Pero a medida que lo fui haciendo me he dado cuenta que la historia que quiero contar es la de Jaskier... y Ciri. Sería algo así como seguir el...