Lanza una moneda a tus brujos

Algo termina, algo comienza II

II

Yennefer y Ciri estaban sentadas sobre unos hermosos sillones tupidos de exteriores, en el patio del palacio, contemplando la noche y tomando un vino Est Est mientras reían. Jaskier se había reunido con sus padres dos horas atrás y aun no había vuelto. Triss había estado hablando acaloradamente con Filippa en el interior del palacio, quien estaba furiosa por la participación de la hechicera en la Batalla de Brenna; Geralt, Valdo y Regis estaban lejos de aquellas dos, también tomando vino y charlando. Las dos mujeres los podían ver en la distancia.

- ¿Cómo te sientes, hija mía? - preguntó Yennefer y dio otro sorbo al vaso con vino. Ciri miró la luna y supo exactamente a qué se refería. Levantó sus hombros.

- No lo sé. Nunca quise un hijo... - Yo tampoco quería hijos... No a tu edad, pero luego... me enloqueció esa idea. Espero, no te suceda lo mismo. - Estuve embarazada, es cierto. Pero no voy a decírselo a Jaskier... - Yennefer también ya lo sabía. - No hace falta. Hemos atravesado demasiado... Y yo he soportado peores cosas, podré con esto sola.

- Querida Ciri... Nada de lo que has soportado se asemeja a esto... - dijo la hechicera y sorbió otro trago. - Solo que aun no te das cuenta. - Ciri bebió también el vino y suspiró. - Además, no estás sola. Lo tienes a él... me tienes a mí - miró al brujo a lo lejos. - Y a Geralt. No hace falta que sufras en soledad. - Ciri miró a aquellos tres hombres que charlaban, cada tanto veía que Valdo empujaba a Geralt, éste no se inmutaba y se oía una risotada del vampiro.

- Por el momento, tengo que decidir qué haré con Cintra... A mi hijo ya lo perdí.

- ¿Y qué harás? ¿Serás reina? ¿Con Jaskier? - Yen rio. - ¡Vaya! Imaginar a Jaskier rey... eso sí que es algo que jamás me habría animado a pensar. Imaginarlo entrar en una ceremonia y acabar coronado... Uuh... - Yen se sacudió ante la idea y rio otra vez con soltura, Ciri sonrió y miró a su madre, ella volvió a reír, algo liberada por el alcohol que estaban tomando hacía más de media hora. - Pero creo que lo has ayudado a cambiar... madurar. Creo que será un buen rey.

- Yo también lo creo. - dijo Ciri, jugando con el vino de su copa. - Pero él no lo cree... - bebió un trago. - Y creo que yo no sería buena reina. - miró a Yennefer. - Creo que sería más peligroso que fuera reina de Cintra y viniera, con los años, Eredin a buscarme... me raptara... el caos volvería sobre mis tierras. - Yennefer la miró con sorpresa, casi habría jurado que Ciri se haría cargo de sus tierras. - ¿Sabes, mamá? En el castillo de Stygga comprendí que soy más extraordinaria de lo que puedo aceptar... - Ciri la miró. - Mientras viva, todos querrán domarme. Ahora que no tengo útero, quizás un grupo de ellos pierdan la idea de engendrarme un hijo... pero siempre estarán los dementes como Vilgefortz que se conformarán con mi sangre.

Ciri bebió el último trago y volvió a llenar la copa, con la mirada en el horizonte. - Creo que lo mejor es que entrene en mis dotes, que sea hechicera, bruja, mercenaria. Lo que sea. Pero no reina... - bebió un trago de la nueva copa, como aquellas dos venían haciendo desde que se habían sentado. - ¿Qué crees?

- Que Cintra no aceptará un senescal en el trono, ¿qué harás para que te dejen en paz?

- Tengo entendido que hay una impostora en Nilfgaard, ¿no? Que se transforme en la reina. Que el mundo crea que soy yo... y yo seré la hija del brujo, nadie más. - Yennefer bebió otro trago y pensó en las palabras de Ciri. - Cirilla de Kaer Morhen.

- Seguirás siendo noble si estás con Jaskier... - Ciri miró a Yennefer.

- ¿Tú crees que debería ser reina de Cintra? ¿Eso intentas decir?

- No, no, pequeña. Haz lo que desees... pero con Jaskier a tu lado, serías condesa. Un día sus padres morirán. - Ciri rio.

- Yo no me pienso casar. Él sería conde, en todo caso. - Yennefer guardó silencio y pensó cuánto se parecía Ciri a ella en su juventud. Altanera, negadora e intentando demostrar a todos autosuficiencia... Le hechicera bebió otro trago.