Rosa del Destino II

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II

Jaskier y Valdo Marx se habían acercado al trote a aquel sitio donde habían estado los unicornios peleando con aquellos jinetes. Para el momento que los dos poetas habían llegado, ya no había jinetes ni unicornios, solo yacía uno, un potrillo, de pelaje rosado, muerto sobre el suelo. – Dioses, esto es horrible... - se lamentó Jaskier. – Ver a un unicornio muerto me deprime.

- ¿Y por qué?

- No tienes corazón, Valdo... - respondió el poeta. El bardo no le hizo caso, se limpió el sudor con el dorso de la mano y se acercó al lago. Buscó indicio de algo, pero no encontró nada. Luego se acercó al cadáver del animal y lo inspeccionó. Notó que del cuerno salía una sustancia verdosa y parecía que las pequeñas vegetaciones del suelo que habían estado en contacto con ésta, se quemaban. Veneno, sin lugar a dudas.

- El cuerno del unicornio habrá tenido veneno. – dijo el rubio. Jaskier lo miró, Valdo le señaló con los ojos la sustancia, el poeta miró y comprendió. Se puso de pie de inmediato para evitar el contacto.

- ¿No es que los unicornios tienen capacidades curativas? – preguntó Jaskier. – Quizás lo envenenaron y por ello murió.

De golpe, Jaskier sintió que Valdo se lanzó encima de él y lo tumbó al suelo bruscamente. Él cerró sus ojos y sintió su cabeza rebotar contra la tierra, justo cuando el peso del bardo lo aplastaba. Quiso preguntar qué hacía, pero una sonrisita tenebrosa inundó aquel atardecer y el olor a putrefacción los embargó. Ken, es el olor del culo sucio del diablillo con las alas y las flechas de Temeria, ¿aquí? El que hizo que Sardinilla se enamorara de mí. Dioses, tener a Valdo enamorado no sería nada grato... o viceversa ¡Por Melitele! Creo que voy a vomitar. Jaskier se giró y se puso boca abajo, mientras Valdo salía de encima de él, cuando levantó sus ojos y encontró al cupido endemoniado apuntando otra vez su flecha hacia ellos.

- Veo que a los rubios les gusta tenerte abajo... - dijo con voz grave y masculina el rollizo alado con pañal lleno de mierda a Jaskier, haciendo referencia a la vez que Geralt también se le había tirado encima cuando éste había aparecido.

El mercenario Valdo sacó su espada ya de pie, para desviar el ataque, pero Jaskier no estuvo seguro de que aquello sirviera. A lo lejos, sin embargo, visualizó a la joven de aspecto salvaje, que ya en aquellas épocas había estado al lado del culo sucio, estaba escondida y reía divertida (otra vez).

- ¡¡Eh!! ¡Culo sucio! – dijo Jaskier, poniéndose en pie. - ¡Tú y yo ya habíamos quedado en que amaba al brujo! ¡¡No intentes enamorarme de otro hom... – Ken soltó la flecha, el poeta corrió detrás del bardo, que con la espada la golpeó, pero en ese momento, se fundió en un polvo rojo.

Jaskier tomó su capa carmesí, segundos antes de que Valdo hiciera polvo aquella flecha de rojo corazón, y cubrió al bardo, desde la espalda, llevando la tela gruesa de la capa sobre las fosas nasales del rubio, para evitarle aspirar aquel polvo mágico. Lo mismo hizo él, por supuesto, el no respirar, cubriendo a ambos trovadores con la gran tela carmesí de su capa.

Por alguna corazonada, sabía que Regis no le había dado por casualidad aquella capa. Puesto que el vampiro le había dicho claramente "cualquier caminata envuelto en una tormenta de nieve es peligrosa. Una capa carmesí es poca protección", eso le había dejado en claro al poeta, sin embargo, que aquella capa tenía propiedades mágicas de protección. Y así fue.

El polvo mágico de Ken no funcionó sobre ninguno de aquellos dos.

El gordito culo sucio comenzó a insultar, rabioso por la jugada del hombrecillo de mirada celeste. Jaskier vio que se puso rojo como un tomate y algunos pedos salieron a través de su horrendo pañal, tan sucio como aquel día que lo había atacado junto a Geralt. – No dejes que te toque la flecha. Hará que te enamores perdidamente de mí o lo primero que toques o veas. No sé cómo funciona. – le explicó. Valdo lo miró, mientras Jaskier, desde su espalda, aun cubría el cuerpo del bardo rubio con la capa.

Lanza una moneda a tus brujosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora