Dime algo I

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I

Ojazos yacía sentada sobre la almohada de la hermosa cama matrimonial de los dos trovadores y Jaskier dormía a su lado desde hacía horas. Ella se sentía vulnerable, quería que Geralt llegara de inmediato, quería que su mundo se resumiera a aquella habitación, no se animaba a poner pie fuera. No quería que nadie lo tocara, que nadie se metiera dentro de la cabeza de él. Tenía pánico de que Jaskier hubiera sufrido algún daño cerebral y una y otra vez la imagen de él gritando y sosteniendo su cabeza, rogando entre gritos por clemencia, la acechaban y volvían a preocuparla. Solo quería que todo se terminara para él, que volviera a ser aquel bardo alegre que solo buscaba diversión y regalaba risas por todos lados. Quería que volviera su Jaskier, el que había estado a su lado durante tantos años y que Cirilla no iba destrozando pedazo a pedazo. Quería que aquella princesa caprichosa no existiera, que lo dejara, que partiera a otro mundo. Que lo dejara en paz. Que simplemente lo dejara.

- Si lo amas... - dijo ella y miró al rostro del poeta dormido. – Si lo amas, ¡déjalo libre! Libéralo de ti, no lo vuelvas a tocar. No vuelvas a meterte en su cabeza. Le haces daño. Todo el tiempo. No le haces bien ¡¡Compréndelo, maldita niña caprichosa!! – sollozó y se limpió las lágrimas, muy molesta. Muy molesta con Ciri, a quien ni siquiera conocía y con ella misma, por sentir una rivalidad inmensa contra aquella estúpida niñata que no sabía que la poetisa existía. – Estúpida niña, que no haces más que transformarme a mí en una mujer estúpida, tanto como tú... - Ojazos volvió a limpiar sus lágrimas y apretó los puños. No iba a sollozar más. No. Ella era una mujer adulta. No lloraría... Intentaba tranquilizarse mintiéndose de que todo estaba bien ahora que la hechicera nilfgaardiana le había arreglado la cabeza. Pero en el fondo, sabía que no era así, que podría seguir todo mal.

Lo miró con aquel nudo que le apretaba la garganta ¿Por qué juega contigo de ese modo? ¿Por qué te hace atravesar esas pesadillas de las que nunca hablas? Aquellas que a nadie cuentas... que atraviesas en soledad. Esas pesadillas que te despiertan en medio de la noche, sudoroso, temeroso, nauseoso... Te destrozan y tardas días en reponerte ¿Por qué? ¿Qué clase de amor es ese, Jaskier? Te vuelve loco. Esa Cirilla te vuelve loco. Y tú lo permites. Estás tan loco como ella, porque te arrojas al interior de ese remolino demencial que es esa idiota. Saltas como un ciego, saltas como un insensato, ¿por qué? Explícame por qué... Dime algo, dígnate a explicármelo...

Ojazos acarició sus cabellos, ya limpios, ella lo había aseado con una toalla húmeda, le había quitado las ropas con restos de aquellos vómitos, le había puesto ropa nueva y había lavado las anteriores. Todo aquello sumida en un llanto resentido, rabiosa por todo lo que le estaba haciendo Ciri a Jaskier, según su entender y ardiendo de celos...

¿Qué tiene esa niña caprichosa de todos modos, Jaskier? ¿Qué has visto en ella? Es una niñata, ¿qué tanto te puede dar? ¿Qué tanta satisfacción puedes encontrar en sus caricias inexpertas y el sexo de principiantes que deben mantener? Si es que han tenido sexo, si quiera. Esa Ciri seguro que te tiene hechizado, de otro modo no alcanzo a comprender cómo es que estás así. Cómo es que te has metido hasta la médula con esa niña que ni siquiera conozco.

A medida que pensaba más rabia y celos sentía ¿Qué te puede dar ella que no pueda yo? Tú y yo somos iguales, simplemente somos iguales... Conmigo serías feliz. En tu rostro habría sonrisas y alegrías, no gritos, dolorosos gritos, desesperación y tristeza. En tu cuerpo habría satisfacción, caricias como las que tu sabes ofrecer. Experiencia, no juegos de niños ¿Qué tanto le has visto a esa niña malcriada? Me tienes cansada con toda esta estupidez de predestinación que te está matando. Me tienen cansada, tú, Geralt y Cirilla. Haré que te la saques de la cabeza, que te liberes de esa hechicera que te envolvió en su locura ¡Que ella viva su destino de mierda! Que sea o no la destructora de naciones, ¡no me importa! Pero que no te destruya a ti en el medio. A ti no...  

Lanza una moneda a tus brujosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora