capitulo 10

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El sol lucía radiante aquella mañana, contagiándose del buen humor con el que se había despertado Hermione. Aunque no quisiera reconocerlo, el motivo de su estado de ánimo era el beso que había compartido con Sr.Riddle la noche anterior. Aún sentía sus carnosos labios por la comisura de su boca y su dulce aliento rozando sus mejillas. Su corazón había comenzado una carrera a contrarreloj desde aquel momento y solo se detendría cuando volviera a tenerlo cerca. O quizás fuera peor el remedio que la enfermedad.

Hermione sabía que le debía una disculpa y estaba deseando volver a tenerlo frente a frente para poder hablar con él.

—Aguardaré unos días y si no viene, yo misma iré a visitarlo a su casa —se dijo resignada mientras se peinaba el cabello.

La puerta de la alcoba de Hermione se abrió sin previo aviso Sara entró como un vendaval, tirándose sobre la cama de su amiga con una sonrisa de boba en la cara que no podía disimular.

—¡Dios mío, Herm! Creo que me he enamorado —confesó agarrando un cojín para taparse la cara con él.

Hermione había escuchado aquellas palabras miles de veces en boca de sus compañeras de habitación cuando vivían en su otra época y la revelación le hizo gracia. Sara era muy enamoradiza, pero de igual forma se le acababa rápido el sentimiento.

—¡Vaya! ¡Qué novedad! —ironizó Hermione—. ¿Y quién es esta vez el afortunado?

—Es Antonin Dolohov, el caballero del que te hablé hace unos días, al que conocí en la cena que dio tu padre. ¿Te acuerdas? —Herrmione asintió tumbándose al lado de su amiga—. Esta vez es amor de verdad, Antonin es tan atento y caballeroso conmigo. Y no sabes lo bien que besa...

—¿Te ha besado? —preguntó Hermione levantando la voz. Sara asintió volviéndose a tapar la cara con el cojín que tenía entre sus manos—. ¿Delante de todos?

—¡No, por Dios! —Se ruborizó—. No somos tan descarados. —Rió Sara, contagiando a Hermione—. Me guio hasta el jardín y era tan mágico el

momento que nos dejamos llevar y... ¡Oh Dios! Me ha invitado a pasear con él esta noche y estoy tan nerviosa. Además, tengo un poco de miedo.

—¿Miedo de qué? ¿de Antonin Dolohov tiene algo oculto de lo que preocuparse?

—No, bueno no sé, apenas lo conozco —dudó—. Hermione, él tiene mucha experiencia con las mujeres y yo —pensó las palabras unos minutos—, bueno yo no tengo ni la menor idea de ciertos temas amoroso. Ya me entiendes.

—No te preocupes por eso, tú sólo déjate llevar y disfruta. Verás que es todo muy especial si lo haces con la persona adecuada.

Sara abrió mucho los ojos sorprendida por la revelación de su amiga, nunca se hubiera imaginado que Hermione ya no fuera virgen y por sus palabras, parecía que tenía mucha experiencia. Hermione se dio cuenta de que había hablado más de la cuenta y rápidamente, desvió el tema.

—¿Entonces, tus padres te dieron permiso para salir con él?

—¡Qué va! Él ni siquiera lo sabe. —Sara se tapó la boca con sus manos y rió nuevamente, como si fuera la mayor travesura que estuviera cometiendo en su vida.

—Si mi padre se entera puedo meterme en problemas. Ya sabes lo autoritario que son los padres. Y más aun paseando de noche...

—No tiene por qué enterarse. ¿Me guardarás el secreto? —Hermione fingió pensárselo—. ¡Vamos Herm!

—No sé, no sé. Debería pensármelo.

Hermione no pudo aguantar más la risa y su amiga pudo respirar aliviada. Sabía que no dirías nada, pero le haría pagar los segundos de tensión que le había hecho pasar. Se abalanzó sobre ella y empezó a hacerle cosquillas por todo el cuerpo. Hermione le pidió a Sara que parase, le dolía el estómago de tanto reír. Ambas amigas quedaron tumbadas en la cama boca arriba, mirando al techo, intentando recuperar la respiración.

EL RELICARIO MALDITODonde viven las historias. Descúbrelo ahora