Capitulo 37

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Desde la noche del accidente, todos habían estado esperando a que el auror Nelson llegara a la mansión Malfoy para seguir con la investigación. Necesitaban que todo se agilizara y sobre todo, que pudieran detener al Sr. Malfoy para que pagara por sus delitos. Y esto debería ocurrir antes de que se casara con la señorita Tarner porque de no ser así, ya no habría marcha atrás.

El auror visitó en primer lugar la habitación del Sr. Riddle para preocuparse por su estado de salud. Se sorprendió mucho al ver que la señorita Tarner también estaba allí y más aún, que no hubiera nadie que los acompañara. Riddle le pidió a Hermione que saliera unos minutos para poder hablar en privado con el auror.

El auror se interesó por la salud del Sr. Riddle y tras asegurarle que poco a poco estaba mejorando, le informó de cómo iba la investigación.

—Los criados han confesado que quién les dio la orden de retener a la señorita Eris fue el Sr. Malfoy.

—Siempre lo sospeché. ¿Lo van a arrestar?

—En cuanto tengamos el testimonio de la señorita Eris, le haremos una visita al Sr. Malfoy. Pero el Sr. Nagel niega saber si el Sr. Malfoy ha matado a alguien o no.

— Sabe perfectamente como yo, que están mintiendo. Pero vaya a que la señorita Eris le cuente todo.

Eris llevaba varios días tumbada en la cama y aquella mañana, como ya se sentía mucho mejor, decidió levantarse y ayudar en la cocina. Se sentía demasiado inútil postrada en esa cama. Al salir por la puerta, se topó de frente con el euror y el nerviosismo se apoderó de su interior. Sabía perfectamente lo que quería aquel hombre del ministerio sin necesidad de que se lo dijera.

—Señorita, me alegra que ya esté prácticamente recuperada.

—Muchas gracias.

—Me imagino que sabrá el motivo de mi visita —Eris asintió—. Necesito que me aclare unas cantas por no decir bastantes cosas, sobre el caso del Sr. Malfoy, si es tan amable de mostrarme donde está la biblioteca.

La biblioteca tenía una luz tenue aquella mañana, todas las ventanas estaban cerradas impidiendo que la luz solar entrara a través de ellas. La habitación estaba alumbrada tan solo por un candil de aceite que estaba colocado sobre la mesa de escritorio. El auror invitó a Eris a que tomara asiento y se acomodara, asegurándole que sería breve y conciso y esperaba lo mismo de ella.

—¿Es el Sr. Malfoy un asesino?

Eris se removió nerviosa en el sillón y dudó si contarle la verdad u omitir toda la información que ella conocía. Por un lado, tenía miedo de que aquello pudiera ocasionarle graves consecuencias. Sin embargo, pensó en lo mal que se había comportado e se hombre con ella, en el daño que le había hecho y no pudo evitar pensar en la señorita Tarner, la futura esposa de ese monstruo. Ella tenía en sus manos el final de la maldición de la que todos hablaban y que cada vez era menos convincente.

—Sí —respondió con la voz temblorosa.

—Cuéntemelo todo, si es tan amable.

— Señor.

— Nelson.

— Sr. Nelson, esta información fue contada por una conocida mía, le agradecería que no dijera nada...

— No se preocupa señorita Eris, prosiga por favor.

— El Sr. Malfoy ese día llegó a su casa y al no encontrar a su ex esposa, se enfadó muchísimo. Había salido a visitar a su hermano, con el que se había entretenido más de lo debido. Él odiaba que su esposa se viera con su hermano y en varias ocasiones, se lo había prohibido, sin embargo, ella nunca obedecía. Malfoy se encerró en la biblioteca y empezó a beber. Cuando su mujer regresó, fue informada del enfado de su esposo, pero ella no hizo ni caso. —Eris respiro profundamente—. Nunca le tuvo miedo. Sin nada que temer, fue a buscar a su marido a la biblioteca y lo encontró algo achispado. Iniciaron una fuerte discusión dónde él nuevamente le prohibía ver a su hermano y ella, como siempre, se negaba a obedecer. El Sr. Malfoy, cansado de la actitud altiva de su esposa, le abofeteó la cara varias veces seguidas y ésta, cayó contra el sofá, sin dejar de maldecirlo a voces.

EL RELICARIO MALDITODonde viven las historias. Descúbrelo ahora