Noviembre de 2010...
Varias semanas después de su vuelta al trabajo, al regresar al ministerio de su jornada laboral, Hermione encontró una lechuza que llevaba en una de las patas una notificación del comité de abogados del ministerio de magia, informándole que ya tenía los papeles del divorcio e invitándola a ir cuando a ella le viniera bien. Después de darse una ducha y cenar algo en la cocina, se sentó en el sofá para relajarse. En ese momento la chimenea se encendió. Era su abogado.
—Vi el mensaje cuando he llegado del trabajo. Muchas gracias por todo, mañana mismo me paso por tu despacho, los recojo y te pago lo que te debo.
—No te preocupes mujer. El abogado de tu ex marido me ha dicho que su cliente deja en tus manos el precio de la casa e insiste en que si no la quieres vender, no es necesario. Él no te va a reclamar nada. Es lo mínimo que puede hacer después de todo lo que ocurrió entre vosotros.
—Es muy amable por su parte, ya lo hablamos la última vez que nos vimos. Estoy decidida a venderla y darle la mitad a él.
Tras despedirse y comerse un yogur, se tumbó en la cama y pensó en Riddle como cada noche, recordándolo con tristeza y sin poder controlar sus lágrimas. Todas las noches soñaba con él y se levantaba por las mañanas, con una sonrisa que le duraba pocos segundos, para dar paso a una amarga tristeza por no tenerlo a su lado. Le quedaba el consuelo de que al menos, podían estar juntos en sus sueños. Sin embargo, la realidad era que cada día que pasaba lo extrañaba más, a pesar de hacer un gran esfuerzo por apartarlo de su cabeza y de su corazón.
El sábado, Hermione fue a comer a casa de sus padres como todas las semanas. Aprovecharía aquella comida para darle la gran noticia que sus padres llevaban un par de meses esperando.
—¡Hija! Dichosos los ojos que te ven, he ido a tu casa varios días seguidos y no estabas.
—Esta semana he tenido mucho trabajo, en el ministerio mamá —respondió algo cansada.
—¿Te encuentras bien? Tienes mal aspecto.
—Sí, no te preocupes.
—¿Qué no me preocupe? Tienes unas ojeras que te van a llegar al suelo y estás muy pálida.
—Qué exagerada eres, mamá —Hermione últimamente no tenía mucha paciencia, por lo que intentó contar hasta diez para no pelear con su madre.
—¿Te has mirado en el espejo?
—No tengo tiempo para nada —elevó la voz molesta—. Por favor mamá, no me calientes la cabeza que no estoy para sermones.
En ese momento entró su padre en el salón y su madre obligó a su marido a que se fijara en el mal aspecto de su hija. Su padre se preocupó por ella al notar su mal aspecto.
—¿Estás comiendo bien, cariño?
—¿Tú también, papá? Estoy perfectamente. Si llego a saber que me ibais a dar la lata, me hubiera quedado en mi casa. —Resopló malhumorada y se sentó en el sillón—. Yo venía a contaros que Ian y yo ya estamos oficialmente divorciados y que vamos a vender la casa, pero vamos, que ya se me han quitado las ganas de daros la buena noticia.
—¡Oh cariño! Eso es maravilloso —aplaudió entusiasmada su madre mientras se sentaba al lado de su hija para abrazarla.
—Me alegro muchísimo cariño. —Su padre cambió el gesto y ahora estaba radiante de felicidad—. ¿Y qué vas a hacer cuando vendas la casa?
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EL RELICARIO MALDITO
FantasySinopsis: Hermione una bruja joven y una gran auror, con una vida aparentemente perfecta y, ¿felizmente casada? Sin embargo, tras un encuentro con una hechicera, la realidad que va a descubrir le destrozará el corazón, porque no todo es lo que pare...