Capitulo 33

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Los días iban pasando y el malhumor de Riddle no hacía nada más que empeorar. Riddle se pasaba el día encerrado en su biblioteca, sin querer ver a nadie, ni siquiera a sus lacayos, y centrado en sus negocios para así poder olvidarse de sus preocupaciones y sobre todo de ella.

Después de varios días, todavía maldecía al recordar la mañana en la que se despertó y descubrió entre sus brazos a Mariene. Él no se acordaba de nada de lo que había sucedido aquella noche, sólo que se había encerrado en la biblioteca a beber para poder olvidarse de Hermione. Mariene le había asegurado que habían pasado una noche maravillosa y él, muy enfadado, se negó a creerla.

—Puedo asegurar que no ha pasado nada entre nosotros. Ni totalmente ebrio volvería a tener algún tipo de relación contigo, mucho menos sexual.

—Ha sido una noche estupenda y llena de pasión. Aún se me eriza la piel al recordar todas las palabras que me susurrabas mientras me hacías el amor. Me has hecho sentir muy especial, mi señor.

—¡Cállate! —ordenó éste—. Vete de mi casa estúpida y no se te ocurra volver a visitarme. Tú ya no eres bien recibida en mi hogar.

Mariene había intentado convencerlo fingiendo sentirse dolida, pero Riddle estaba tan aturdido que no quería saber nada de ella.

Por más que él intentaba hacerle entender que nunca habría nada más entre ellos, ella parecía no aceptarlo. Feliz por haber logrado su propósito, Mariene se marchó, prometiéndole en silencio que volverían a verse. "Muy pronto."

Por otro lado, por más que trató de buscar una explicación lógica, no lograba entender el cambio tan radical que se había producido en la actitud de Hermione y aquello era lo que realmente le hacía enloquecer. Sabía que había algo más que no le había contado, pero Hermione fue tan tajante en su decisión que Riddle había decidido no seguir intentándolo. Él era muy paciente, pero como toda persona, también tenía su orgullo. Ahora su único objetivo era sacar de su corazón a Hermione, más aún después de escuchar los rumores que apuntaban a la próxima boda entre el idiota de Malfoy y la mujer a la que amaba.

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La noche siguiente de que Hermione regresara a su casa y tras haber decidido aceptar casarse con Malfoy, recibieron una visita que a ella le molestó enormemente.

Malfoy fue invitado por la familia para una cena en su hogar, en la cual decidirían sí se celebraría la boda entre él y Hermione y de ser así, todos los detalles del enlace. Sara se sorprendio mucho cuando supo la noticia y no dudaron en apartar a Hermione de los hombres para que ésta les diera una explicación. Ella decidió no hablar de la conversación que había mantenido aquella mañana con su padre en la biblioteca y se limitó a decir que aquella decisión era lo mejor para todos, incluida ella. Aunque en el fondo de su corazón, sabía que aquello sería el principio de una vida de infelicidad. Un escalofrío recorría su cuerpo cada vez que recordaba las palabras de Riddle, cuando éste le habló de sus sospechas de que Malfoy maltrataba y mato a las otras. No podía negar que le aterraba la idea de casarse con aquel hombre, pero debía hacerlo.

En cambio, Malfoy se sintió excesivamente dichoso. No amaba a la mujer pues su corazón pertenecía a Eris la tenía retenida en la casita del bosque, pero aquel enlace con Hermione, terminaría de destruir a su enemigo Riddle y por ese motivo, merecía la pena dejar a un lado sus sentimientos. Malfoy y el Sr. Tarner decidieron que el enlace se produciría en tres semanas y Hermione asintió resignada, intentando controlar las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

Cuando aquella noche llegó a la soledad de su habitación, Hermione sintió como su mundo volvía a caerse encima de ella para aplastarla por completo. Esa sensación la había sentido en varias ocasiones desde la traición de su ex esposo, pero en aquel momento, el sentimiento se había triplicado. La decisión que acababa de tomar era mucho más dolorosa y peligrosa que todas las demás. Su vida estaba en juego y sus principios de casarse por amor, habían sido destruidos de un plumazo.

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