Capitulo 13

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—Señor Malfoy, ¿puede salir un momento? —preguntó su elfo interrumpiendo el momento de risas que mantenían los señores en la sala.

—¿Quién demonios te crees que eres para interrumpirnos? —gritó furioso a su elfo cuando salió, agarrándolo por la solapa del trapo que llevaba.

—He descubierto algo que creo que le interesará y agradecería saber —respondió con el miedo instalado en su cuerpo.

—¡Habla estúpido elfo! —ordenó soltando al elfo con desprecio.

—Su maestro, él Sr.Riddle ha abandonado la mansión.

—¿Y crees que me importa lo que haga el Sr?Riddle? Y infórmame de cosas más importantes, si no quieres que te tire un Crucio —gritó furioso empujando a la pobre criatura contra la pared.

Sr. Malfoy fulminó a su elfo con una mirada y se giró para volver a la sala, sin embargo, la temerosa voz del pobre ser, hizo que volviera a detenerse.

—la señorita Hermione ha salido unos minutos después de él.

Aquella revelación hizo que Malfoy se detuviera al instante, se giró y con el rostro totalmente enrojecido por la furia, volvió a agarrarlo por las solapas del trapo que llevaba puesto.

—¡Inútil! ¿Y qué haces aquí parados? ¡Síguela a donde quiera que vaya y vuelve para informarme cuando sepas algo. ¡Y sobre todo que mi Lord no se entere de nada!

El elfo asintió avergonzado y salió al exterior con la cabeza agachada. Tenía que darse prisa para alcanzar a la señorita Hermione y así descubrir si sus sospechas eran ciertas.

Sr. Malfoy regresó a la sala con el resto de hombres, en cambio, su gesto se agrió tanto que no pudo volver a disfrutar de la conversación ni de los exquisitos licores que eran verdaderos manjares para el paladar.

El camino hacia el cobertizo se le hizo eterno a Hermione, estaba ansiosa y muy intrigada por saber qué es lo que tenía que decirle Riddle. Miles de interrogantes invadían su mente, pero ninguno de ellos adquiría la fuerza suficiente como para dejar de preguntarse por la conversación pendiente.

Tom estaba apoyado sobre una de las paredes absorto en sus pensamientos y Hermione detuvo su paso para observarlo en la distancia. Llevaba una blusa blanca un pantalón gris y un calzado negro. Un atuendo que lo hacía extremadamente irresistible y muy atractivo. Sus facciones estaban contraídas y su cuerpo, aún oculto por la ropa, se alzaba tenso y rígido. Algo le preocupaba, tanto como para no poder disimular su inquietud.

Riddle debió percatarse de la presencia de Hermione porque apenas llevaba unos segundos parada, cuando éste se giró para mirarla. En su cara se dibujó una enorme sonrisa, ocultando cualquier rastro de preocupación. Con dos grandes zancadas se posicionó a pocos metros de ella.

—Sabía que vendría —respondió con seguridad.

—No debería estar tan convencido. He tenido serias dudas —mintió intentando parecer convincente.

—Entonces debo agradecerle que se haya decidido. —Fingió sentirse halagado.

—¿De qué deseas hablar conmigo, Tom? —preguntó sin poder aguantar más rato la intriga que sentía.

—Merece una disculpa por mi parte. En nuestro último encuentro me contaste algo... muy extraño para mí y yo no supe reaccionar, actuando de manera fría y distante. Necesitaba tiempo para asimilar todo lo que me contaste.

EL RELICARIO MALDITODonde viven las historias. Descúbrelo ahora