Capitulo 11

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Holaaaa!!!! mis queridos lectores aquí otro capítulo más :P me alegra saber que os está gustando la historia. Cualquier comentario es bien venido. Saludos

Los días iban pasando y el ánimo de Hermione cada día era peor. Riddle no abandonaba su mente y eso no le preocupaba, más bien le aterraba. Además, seguía sin aceptar el cambio que había dado su vida y estaba segura de que el dicho "El tiempo lo cura todo" no iba a poder aplicárselo nunca. Por mucho tiempo que pasara, ella jamás se adaptaría a aquella época.

Su mal humor y la desesperación iban en aumento y los Sr.Tarner y Sara, después de intentar hablar con ella varias veces sin éxito, decidieron dejarla tranquila. Creían que pronto se le pasaría.

—Le está costando acostumbrarse a nuestra nueva vida —decía la Sra. Tarner mientras cenaba con su esposo, aprovechando la ausencia de Hermione. —Yo solo quiero que sea una mujer distinguida y que tenga buena fama dentro de la sociedad de magos.

—Dales tiempo mujer, poco a poco se adaptarán —dijo Sr.Tarner al ver el gesto ceñudo de su esposa.

Esta noche...

Sara aprovechó que todos dormían, para ponerse uno de sus vestidos de noche de color azul marino, que la camuflaría en la oscuridad, y una capa con capucha de color gris. Días antes, por la tarde, recibió una carta de Antonin Dolohov disculpándose y explicándole varias razones por las que no podían verse esa misma noche y quedaron en encontrarse en otra ocasión.

El día había llegado y Sara estaba muy nerviosa. Primero tenía un poco de miedo porque su padre la descubriera, pero ese mismo riesgo era lo que la hacía desear aún más la salida. Además, ella no solía verse a escondidas con ningún hombre y menos por la noche, por lo que la cita la llenaba de incertidumbre. Siempre había sido una mujer muy confiada y si un hombre la halagaba y era atractivo, se ilusionaba fácilmente, aunque se daba a respetar. Sr.Dolohov era de ese tipo de hombres. El corazón de Sara latía de manera diferente con él y eso solo podía significar que Antonio le atraía de una manera distinta.

Sara miró la hora en el gran reloj de pared que tenía en su habitación, ¡había llegado el momento! Bajó a la entrada y cuando salió, reconoció a Dolohov en la lejanía. Se colocó la capucha de la capa sobre su pelo oscuro e intentando hacer el menor ruido posible, corrió entusiasmada a su encuentro.

—Señorita, está usted especialmente hermosa esta noche. —Sr. Dolohov le agarró la mano con delicadeza y la llevo a sus labios. El corazón de Sara se agitó nervioso—. La luna debe sentir envidia porque usted luce esta noche mucho más bella que ella.

Con solo unas palabras, Dolohov había conseguido que Sara subiera a una nube de ilusión de la que no quería bajar nunca más.

Sr. Dolohov era un conquistador nato, le encantaban las mujeres. Adularlas y hacerlas sentir especiales era su único propósito. En cambio, si no quería nada con ellas, se lo hacía saber desde el principio. Pero si existiese algún interés, por mínimo que fuera, allí estaba él para complacerlas en todo lo que le pidieran. Más aún en temas íntimos. Siempre se había caracterizado por ser un rompecorazones y hasta el momento, le apetecía seguir con esa fama de mujeriego.

En las pocas ocasiones que había coincidido con Sara, ésta le pareció una mujer muy interesante y un poco alocada, algo que no era muy común entre las féminas de las que se rodeaba y que hacía que sus ganas de conocerla aumentaran. Sara era una mujer natural y sencilla y aquellas dos cualidades de ella, le encantaban. Además, tenía una belleza singular y una elegancia innata a la hora de caminar, que muy pocas mujeres poseían.

—No parece venir de una familia humilde, es como si toda la vida se hubiera rodeado de gente de la alta sociedad —había comentado Dolohov al Sr. Brow días antes, cuando le habló de su interés por la joven.

EL RELICARIO MALDITODonde viven las historias. Descúbrelo ahora