CAPÍTULO 54

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Park caminó a través del largo pasillo, aquel que alguna vez fue su favorito, pero que ahora carecía del motivo por el cual siempre se mantuvo allí, Min se había ido. Quizá para siempre, Jimin no podría saberlo.

El hombre lo observó desde el marco de la puerta con los labios presionados y sus ojos intentando captar la mirada del chico.

--Estoy aquí --susurró, incapaz de corresponder a los vagos intentos del mayor--. Lamento estar aquí otra vez.

¿Era estúpido que aún estando frente a aquella puerta no pudiera recordar? Sin importar cuanto tratara, no era capaz de recordar cómo se sentían los brazos de Min a su alrededor, su aliento bajo el suyo y sus frías manos estrujando sus nudillos con una sonrisa en el rostro.

Jimin pudo consolarse los primeros días, solo porque apenas comenzaba a asimilar que probablemente no volvería a ver al hombre que prometió permanecer a su lado por mucho tiempo. Una vida juntos.

Y era cruel que aún insistiera en ir a aquel apartamento que ya había adquirido un nuevo dueño. Como si su cuerpo necesitara de una rutina para subsistir.

Debía dejarlo ir, incluso si fuera solo por cuatro años. Aun cuando no se refería a olvidarlo, sino a entender que su vida no giraba entorno a ningún hombre y menos en uno que lo había abandonado.

Jimin tan solo esperaba no verse tan miserable como se sentía frente a aquel hombre que había sido tan amable de no azotar la puerta en su rostro la primera vez que preguntó por Min Yoongi.

Porque sí, el rubio había hecho cada una de las cosas que el mayor pidió que no hiciera.

--A quien sea que busques... no está aquí y no aparecerá por arte de magia, niño.

--Lo sé --susurró--. Y no volveré a ser una molestia, en realidad, vine a agradecerle, señor Kang.

El hombre sonrió apenas, líneas de expresión trazando su rostro.

--Ha sido muy amable --Jimin sostuvo el bolso en su hombro y hundió las uñas en el cuero para contener sus sollozos.

Park volvió a reverenciar, girando sobre sus talones cuando Kang asintió, y apenas pudo ver la puerta cerrarse frente a él con su vista nublándose poco a poco debido a las lágrimas.

Suspiró, volvería a casa a hundirse en su viejo sofá como había hecho los últimos días, porque él no haría algo estúpido para deshacerse del dolor en su pecho. Jimin sería incapaz de permitir que Taehyung llorara en su nombre, que NamJoon se preocupara por él y que Min dejara de verlo como el ángel de bellos ojos que mencionó en aquella carta.


--Mis padres me hablaron un poco sobre ti --sonrió, colmando el pequeño vaso en sus manos antes de llevarlo a su boca--. ¿Acaso hubo una reunión familiar a la que no fui invitado?

Taehyung detuvo sus movimientos, captando los oscuros ojos de Yugyeom en los suyos cuando fue incapaz de emitir algo coherente en respuesta.

--No hubo alguna, nosotros... --balbuceó, y Jungkook sonrió burlón, quizá preguntándose una vez más si el pelirrojo a su lado no era lo suficientemente arrogante.

--No fue culpa nuestra --recalcó, dejando a un lado los palillos y cruzando los brazos sobre su pecho--. Dijeron que no volverían pronto, pero allí estaban por la mañana. Debieron hacérmelo saber, ¿o no?

Yugyeom suspiró, desviando la mirada de ambos chicos con una sonrisa burlona que hizo a Taehyung formar un casi imperceptible puchero en su rostro porque el mayor ya podía asumir el porqué de su presencia allí en primer lugar.

--Mamá y papá debieron...

El pelirrojo negó frenéticamente, llamando la atención de todos los presentes con tan solo un movimiento de cabeza--. Solo hacíamos el desayuno.

Y si Jungkook se hubiera detenido a estudiar la expresión en el rostro del menor, habría entendido que al pelirrojo no le agradaba aquella conversación.

--No exactamente el desayuno, ¿o sí? --Jungkook sonrió burlón--. Digamos que fue una situación comprometedora.

--El señor Jeon lo tomó bastante bien. Fue muy amable.

--¿Cómo podría no serlo si parecías a punto de llorar? --el azabache acarició con la yema de sus dedos el pómulo del menor, dirigiéndose a Yugyeom en los segundos próximos--. Hablé con papá esa tarde y estuvo de acuerdo, pero mamá necesitó algo de tiempo para hacerse a la idea.

--No me lo dijiste --Taehyung refutó--. Yo podría haber ayudado.

Jungkook negó con una sonrisa aunque por el tono que el chico había empleado, supo que quizá discutirían esa noche.

--Ya lidiabas con suficientes problemas, Kim --oyó al menor bufar--. No sumaría mis asuntos familiares a tu lista.

--Bien.

¿Jungkook lo creía incapaz de ayudar? Sería erroneo que pensara de esa forma porque lo cierto era que Taehyung podía consolarlo, podía consolar a alguien que no fuera Park Jimin en su regazo, lástima que Jeon se negara incluso a darle el beneficio de la duda.

--No es lo que quise decir.

Yugyeom atrapó su labio inferior entre sus dientes, desviando la mirada una vez más cuando Taehyung lo hizo y el azabache tensó la mandíbula.

--Lo sé --sonrió apenas, sus labios curvándose hacia arriba en una acción tan forzada que hizo al azabache bufar--. Está bien.

--¿Llevan mucho juntos? --Kim preguntó, no pretendiendo hacer que ese incómodo silencio se extendiera durante la cena. La rubia sonrió, apartando el mechón que cayó sobre su frente cuando se dispuso a hablar.

--No demasiado, nos conocimos en un evento en la universidad de Yug y comenzamos a salir desde entonces, pero fue transferida, ya sabes. Me aseguraré de volver para el año próximo, aunque él vaya a graduarse en unas semanas.

--Es una lástima que no vayan a hacerlo juntos --suspiró el pelirrojo, tomando los palillos entre sus dedos y embarrando sus labios con algo de salsa al introducir los fideos en su boca. 

--Lo es, ¿o no? --la rubia sonrió apenas, no muy animada cuando una joven pelinegra dejó los dos últimos platillos frente a ellos y dieron apertura a la cena.

--¿Podríamos no discutir hoy? --Jungkook susurró en su oído al advertir que los mayores se encontraban sumergidos en su propio mundo, y si era de esa forma, Jeon podía hacer que Taehyung se sumiera en el suyo.

Kim asintió. Aún en silencio cuando Jungkook entrelazó sus manos sobre su regazo, acariciando el dorso de estas con la yema de sus dedos.

--Aun si te privé de saberlo, solo intentaba protegerte, que te enfocaras en las terapias y...

Taehyung volvió sus manos puños.

--No me diste la oportunidad, Jungkook.

--Sé que no --susurró--. Pero prometo ser equitativo cuando todo haya acabado.

El azabache lo rodeó con uno de sus brazos, inclinándose a besar su cabellera cuando Taehyung no se negó al contacto.

--Quiero que lo seas ahora.

--Puedo cuidar de mí, Taehyung, y tú aprenderás a hacerlo pronto --murmuró. La comisura de sus labios sobre la sien del menor--. Quiero un futuro a tu lado, Kim. Aun si no puedo prometer que habrá uno en el que encajemos ambos. ¿Lo intentarías por mí?

Taehyung solo aguardaría por que cada una de aquellas promesas fuesen ciertas--. No me casaré contigo, Jeon. Solo porque no suelo aceptar propuestas decentes viniendo de ti.

El pelinegro rió, negando con una sonrisa en el rostro porque comprometerse no era algo que estuviese en sus planes. Al menos no aún.

--¡Oh, vamos! Es difícil serlo.

--¿Lo es? --Taehyung besó sus labios, la repentina cercanía entre sus rostros  siendo una fiel invitación a que Jeon saboreara sus labios de la misma forma, quizá siendo una recompensa por hacer que el corazón del menor se acelerara por segunda vez ese día. 

CLOSE YOUR MOUTH //KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora