CAPÍTULO 30

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Taehyung elevó su rostro, el cual se encontraba entre sus rodillas al escuchar su voz, de inmediato sintiendo un molesto cosquilleo en su estómago ante la presencia.

Su pecho subía y bajaba con brusquedad y aunque Taehyung quisiese detenerlo, le era imposible. Extendió ambas manos frente al rostro contrario, impidiendo que Jungkook se acercase más.

El pelinegro levantó las palmas de sus manos, en un intento de mostrarse inofensivo ante la mirada aterrada de Taehyung mientras daba pequeños pasos hacia el menor.

El pelirrojo negó con la cabeza repetidas veces, incapaz de hablar.

--Bien. No voy a tocarte, solo te llevaré a la enfermería.

--No iré a ningún lugar contigo.

Susurró apenas, quizá tratando de ignorar el nudo que yacía en su garganta. Encogiéndose cuando sintió su pecho contraerse.

--No te necesito --jadeó por aire.

--Lo sé, yo solo quiero ayudar.

--Eres un hipócrita, Jeon. Dices querer ayudarme, pero besas a alguien más. ¿Es esa clase de amor la que presumes?

Le dio una última mirada a Jungkook, asegurándose de que este no se acercaría antes de tirar la cabeza hacia atrás, jadeando por aire.

Debía respirar profundo como Jimin le había dicho. Ahogó sus ganas de sollozar y cerró los ojos.

Y el pelinegro no supo que hacer cuando la respiración de Taehyung se volvió más pesada y pudo ver su cuerpo temblar en el mármol del suelo.

Tomó su móvil.

--Llamaré a la emfermera --Jungkook vio al menor fruncir el ceño con los ojos aún cerrados--. No fue una pregunta, Kim.

--No crees que pueda, ¿o sí? --sollozó--. Dime algo, Jungkook. ¿Por qué piensas que soy inútil? --lanzó su abrigo a un lado y forzó el cuello de su suéter.

--Vas a hacerte daño. No te fuerces a hablar.

El pelirrojo soltó una risa sin aliento y el mayor casi pudo ver como aquello desgarró su garganta.

Él no se detendría.

--¿Soy inútil? Y aunque sí lo fuera... - suspiró--. ¿Crees que merezco ser tratado como basura?

Jeon no pudo lograr formular palabra cuando su atención se desvió a los ojos del menor, aquellos que ya no poseían el brillo en el que Jungkook se perdió alguna vez. Vacío.

--¿Qué pasa, Kook? ¿No te gusta lo que ves? Debo ser un desastre y debe ser difícil para ti verme así. Puedes irte.

Sí, Jeon Jungkook era un idiota, pero no un monstruo, tenía un corazón y aunque no lo tomara en cuenta la mayoría del tiempo, lo conservaba.

Jungkook miró a su alrededor, asegurándose de que estuvieran solos antes de poder decir.

--No eres inútil, Taehyung.

Y bueno, era lo que salió de Jeon en ese momento.

--¿Entonces por qué te permití usarme? Soy inútil por permitirte tocarme. Tómalo, mi cuerpo es tuyo si lo quieres. Solo haz que se vaya, por favor.

Y decir que el pelinegro entendía lo que el menor decía era mentir.

¿Qué podía hacer?

Jungkook se quitó la chaqueta que traía encima, hundió las manos bajo la delgada tela, apresurándose a tocar al pelirrojo a través de esta, con la vaga esperanza de que su tacto pudiera calmarlo como lo hizo la primera vez.

El pelirrojo se tensó al sentir el peso equivalente a una mano en su rodilla, en la cual ocultaba su rostro.

--Es solo una chaqueta, no te hará daño.

Taehyung tembló, los vagos rayos de sol colándose por las ventanas de la universidad, aquellas que con suerte conseguían iluminar parte de su abdomen.

El pelinegro tensó la mandíbula, triunfante al notar que el menor no se alejaba. Llevó ambas manos, aún bajo la prenda, acunando el rostro de Taehyung, quien dudó antes de acurrucarse entre sus palmas.

El mayor sonrió porque si no podía volver a tenerlo, al menos guardaría aquella imagen en su memoria.

Su sonrisa transformándose en una mueca decepcionada al notar que fueron menos de diez minutos lo que le tomó traer al Taehyung arrogante de nuevo.

--Lo conseguiste, Jeon. Estoy roto de nuevo y todo es debido a ti. Me lo prometiste, sin embargo aquí estamos, en el pasillo en el que todo comenzó --sonrió sin gracia, alejando las manos contrarias--. ¿No es increíble? Este es nuestro punto de inicio y final.

--No del final, Taehyung.

El pelirrojo rió con los ojos todavía llenos de lágrimas.

--No lo entiendes aún. Yo no te importo, solo fui el primero que no cayó a tus pies desde el principio. Y no fui suficiente, no para ti ni para nadie, pero estoy bien. Puedo sanar esto sin tu ayuda --el pelirrojo llevó las manos a su pecho, hundiendo los dedos en la piel sobre su pectoral.

--Quiero ayudarte. Déjame ayudar, por favor. Si tan solo pudieras olvidar esa noche, yo estaría dispuesto a hacerte feliz.

--¿Hacerme feliz? No era feliz cuando accedimos estar en una relación, Jungkook. Me sentía bien contigo a mi lado, era todo, pero ni siquiera fuiste capaz de mantener esa promesa --suspiró, captando los ojos azabaches por una última vez antes de no detenerse a apreciarlos nunca más--. Es un hasta nunca, Jeon.

Jungkook mentiría si dijera que aquellas palabras no se repitieron en su cabeza las próximas horas. Si dijera que no sintió nada cuando supo que Taehyung no regresaría para permitirle fundir sus manos en su piel.

Debía rendirse, lo sabía, pero cómo podía hacerlo luego de alcanzar la mismísima gloria al poseer el cuerpo contrario. No podía.

Jungkook no iba a aceptarlo, pero tenía al chico tatuado en la piel, en cada hebra de cabello donde alguna vez hundió sus dedos, en cada mordida y en cada beso que compartieron, indefinidamente impregnados en su memoria.


--Vaya, alguien no tuvo un buen día --soltó la joven mientras apartaba el mechón rubio fuera de su rostro.

--No te conozco, déjame en paz --bufó, buscando contenerse de no tomar la muñeca de la rubia y forzarla a alejarse.

--Lalisa Manoban --sonrió--. No para servirte, pero quizá pueda ayudar.

--Jeon Jungkook, vete por donde viniste.

--Acaban de transferirme y tú no pareces muy feliz estando aquí. Soy buena escuchando --insistió y Jungkook estuvo a punto de permitir que hirientes palabras salieran de su boca en respuesta.

Era tan cínica. La muchacha pudo distinguir aquel rostro en particular de entre los muchos otros ese día en el pasillo.

--¡Jungkookie! Minkyuk quiso colarse en el vestidores de chicas y el director lo llevó a su despacho, deberías hablar con tu padre --rió Chanyeol.

El castaño era alguien que hablaba demasiado, incluso para no tomar en cuenta a la persona al lado del menor.

--Debería callarme. Soy Chanyeol --sonrió, intentando disimular cuando recorrió el cuerpo de la chica con la mirada--. Y tú eres lo que busco, preciosa.

El azabache rodó los ojos, observando las acciones de la rubia y por qué no decirlo, en aquello se basaría Jungkook para confiar en ella.

--Tengo novio --susurró en el oído del chico, quien bufó cuando esta regresó la atención al pelinegro--. Espero verte pronto, Jungkookie.

CLOSE YOUR MOUTH //KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora