CAPÍTULO 56

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--¿Qué hay de tus padres? ¿Viven en Seúl? ¿Lejos de aquí?

Taehyung dejó a un lado los palillos cuando HyeJin esbozó una bonita sonrisa en su dirección. Los brillantes ojos de la mujer acaparando su completa atención y haciéndolo tragar ruidosamente mientras cuestionaba el evidente parecido de Jungkook a ella.

Tez pálida, penetrantes ojos y una sonrisa cautivadora. Definitivamente debían ser parientes.

--Ellos viven lejos. Sí.

Ambos menores no esperaron recibir la invitación a una cena familiar esa tarde, al oír al director Jeon citar sus nombres desde su oficina y a través de los altavoces.

HyeJin recogió su largo cabello en una coleta. El leve maquillaje sobre sus párpados y el cálido rosa en sus labios siendo algo que Taehyung no pudo pasar por alto. Era linda, y no porque sonriera de la misma forma en la que Jungkook lo hacía.

--Es una lástima, me habría encantado conocerlos --sonrió la mujer y Jungkook asintió, prestando inusual atención a la conversación que entablaba con el menor--. ¿Vas a menudo a visitarlos?

--En realidad... Es complicado --suspiró rendido, y no tan entusiasmado como lo había estado al poner pie dentro de aquella casa hace algunas horas--. No mantengo una buena relación con mis padres.

'En realidad, me odian'

--Oh, ¿y eso por qué?

--Mamá.

El azabache la detuvo de insistir, notando de inmediato cómo el pelirrojo evadió su mirada, llevándola hacia su regazo con los labios fruncidos en una fea mueca, segundos antes de forzar una sonrisa en su dirección.

Jungkook bufó.

--Suelo ser algo intrometida --sentenció la mujer.

--No lo fue.

Taehyung asintió, dejando que Jungkook tomara sus manos por debajo de la mesa, y haciéndole saber que estaba bien con un asentimiento de cabeza. 

--Ya veo --Yugyeom asintió bajo la atenta mirada de su padre, sus mejillas abultándose levemente al ver el casi imperceptible puchero en el rostro del azabache, quien permanecía inmerso en sus pensamientos al intentar deducir lo que sucedía dentro de aquella cabecita pelirroja que lo observaba con curiosidad.

--Jungkook-ssi no puede cargar con una sonrisa por mucho tiempo, ¿o sí?

--Claro que puedo, Yug --rió el pelinegro, rodeando al menor con uno de sus brazos al hacerlo.

La cena transcurrió con normalidad, y cuando dio por concluída, Yugyeom y Lalisa alardearon tener que tomar el último bus de la estación, por lo que las despedidas fueron rápidas y ambos menores recibieron un apretón de manos antes de oír la puerta ser azotada. Ya era algo tarde de todas formas, y Taehyung debía regresar a casa pronto.

--¿Puede quedarse esta noche? --preguntó el azabache bajo la intimidante mirada de Kim al oír la comprometedora propuesta--. Matemáticas. Sí. Estudiaremos juntos y nos iremos a primera hora mañana, deberíamos...

--Puede quedarse, Jungkook. Detente --dijo, aunque pudo descifrar las intenciones del azabache enseguida--. La habitación de Yug --sonrió la mujer, convencida de que su hijo no replicaría--. Puede usar su dormitorio si...

--No será necesario, mamá.


Las manos del azabache lo recorrieron con extrema delicadeza, sus largos dedos acariciando por encima de la fina tela mientras el menor cepillaba sus dientes y observaba con los ojos desmensuramente abiertos la ropa que Jungkook dejó caer al suelo.

--Acabo de decidirlo --sonrió burlón, no sintiéndose cohibido incluso cuando Taehyung bufó divertido en dirección a su miembro.

--¿Bromeas?

--No lo hago --besó tras su cuello, sintiendo al menor tensarse en respuesta a tan repentino contacto--. Y tú... Puedes dejar de fingir ahora.

El pelirrojo sonrió apenas, una de sus manos delineando con total adoración  los hombros de Jeon y cuanta piel pudiera calzar bajo su palma.

--No fingía --relamió sus labios, estrujando la pálida piel de los brazos contrarios entre sus dedos, sintiéndose de alguna forma vulnerable si Jungkook lo apresionaba contra su pecho.

Taehyung acunó una de las mejillas del pelinegro mientras captaba su mirada a través del espejo. El cabello ligeramente húmedo del mayor goteando sobre los hombros del más bajo al perder la cuenta de cuánto tiempo estuvo sumido en el débil contacto que se ejercía en su rostro.

Tiró de él sin dejar de rodearlo con sus brazos, y cuando Taehyung estuvo de rodillas en la superficie de mármol y admiraba su propio reflejo con total adoración, Jungkook solo pudo preguntarse cómo se verían sus manos escabulléndose bajo toda aquella odiosa ropa.

Kim sonrió, dejando a la vista parte de su apenas marcado abdomen al alzar su camiseta y deshacer los primeros botones de la misma sin apartar la mirada de su cuerpo, quizá debatiendo si le gustaba lo que veía o solo Jungkook le hacía creer que así era.

Sus ojos vagaron a través de la piel desnuda de su pecho, tirando de su  cuello hacia un lado cuando Jungkook tomó la sensible piel entre sus dientes.

¿Hermoso? Sí, probablemente lo era. El pelinegro lo había susurrado en su oído millones de veces y Taehyung comenzaba a creerlo.

Jeon comenzó a frotarse en él, consciente de que ya había sido demasiada preparación para algo que duraría tan poco, tiró de los pantalones del menor hacia abajo, decepcionado al no notar fluídos impregnados en su ropa interior.

--Taehyung.

--Mi cuerpo se ve tan bien aquí, Jeon. Es una lástima que vayamos a arruinarlo --sonrió burlón, tomando entre sus dedos la tela de sus boxers para, a continuación, dejarlos caer.

--Arruinar --susurró el azabache en su oído, sintiendo al menor tensarse en respuesta a semejante tono de voz--. No parece ser la palabra correcta, ¿o sí?

--Lo es --sus propios dedos vagaron a través de su bronceada piel, casi como si quisiera descubrir aquello que hacía de su cuerpo una adicción para el pelinegro--. Es como funciona. Duele --jadeó al introducir uno de los dedos del mayor en su entrada sin previo aviso--, pero no lo suficiente.

--El dolor es poco relevante si somos cuidadosos --dijo, admirando la forma en la que los ojos del pelirrojo destellaron, como si las más bellas constelaciones se hallaran inmersas en sus orbes. Tan frágil mientras sentía su interior expandirse.

--Solo has que sea bueno, Jungkook.

CLOSE YOUR MOUTH //KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora