CAPÍTULO 59

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La habitación era amplia, de paredes blancas y dos puertas en su interior, aquellas que Taehyung supuso que se trataban del armario y el cuarto baño.

Una cama matrimonial también yacía allí, y Jungkook no pudo evitar estudiar las expresiones del pelirrojo al verla, infinidades de fantasías apoderándose de su mente.

--¿Qué sucede? --extendió una de sus manos hacia él, tirando de ella en cuanto estrujó la tersa piel entre sus dedos. Taehyung negó.

--No es nada --se detuvo frente a la gran vista que se alzaba ante sus ojos. Contuvo el aire. Era hermoso lo que veía, aun si el sol no parecía próximo a aparecer.

Ambos tan ensimismados en la enorme ciudad a través de la ventana. Razón por la cual el azabache bufó cuando el menor se deshizo de sus brazos en un rápido movimiento y le prohibió girar en su direccion, rodó los ojos, definitivamente sabía de qué se trataba.

--Feliz cumpleaños, Jeon.

--No necesitabas hacer esto --dijo, entrujando la envoltura de papel mientras se deshacía del estampado--. ¡Es maravilloso! No creí que fueran a venderse en Corea aún --sostuvo el videojuego, observando el exterior con tanta adoración que Taehyung sintió perder el protagonismo en los segundos siguientes.

Pero cuando la atención volvió a él, fue muy pronto para advertir los labios del azabache recorriendo su mandíbula vagamente. Lástima que para el pelirrojo aquellas caricias bajo su camiseta resultaran insuficientes.

--Gracias --murmuró el azabache en su oído, en un profundo suspiro que, sin duda, poseía segundas intensiones. Taehyung sonrió, acunando el rostro del mayor y subiendo a horcadas sobre su regazo. Dejando que la yema de sus dedos vagaran a través de la piel del rostro contrario. Estaba agotado; sin embargo, nada iba a impedirle admirar la belleza que Jeon Jungkook irradiaba.

--¿Por qué estrenar este lugar tan pronto? --preguntó el mayor, oyendo un bufido en respuesta. Jeon era tan molesto a veces.

--Supuse que querrías terminar con lo que iniciamos en el apartamento. No es digno de Jeon Jungkook echarse hacia atrás, ¿o sí?

Bien, Taehyung sabía cómo provocarlo, tentarlo incluso con el más débil movimiento de sus caderas. Y Jungkook solo deseaba abofetearse por haberle otorgado el total control de sus pensamientos a alguien tan despiadado como lo era Kim Taehyung.

Alguien que podía hipnotizarlo en la inmensidad de sus grandes ojos, y que se viera tan majestuoso haciéndolo.

--¿Echarme hacia atrás? Vaya forma sutil de pedir sexo --rió entre dientes--. Prueba de nuevo.

Jungkook dejó la toalla a un lado, revolviendo sus húmedas hebras antes de tomar el móvil que vibraba a su lado.

--Taehyung --llamó el mayor, oyendo el agua chocar contra el pavimento dentro del cuarto de baño. Probablemente Kim estaría indispuesto.

--Oh, Taehyung-ssi --habló la mujer, su voz destilando total emoción. Y aunque Jungkook solo tardara unos segundos en reconocerla, la pelinegra pareció impacientarse.

--Lamento decepcionarla, doctora Park.

La mujer suspiró a través de la línea, jugando con sus dedos ansiosamente y no dudando al asumir de quién se trataba. Después de todo, el pelirrojo había sido muy preciso al halagar al mayor en sus últimas sesiones.

--Buen día, Jungkook. Supe que Taehyung estaría fuera del país unos días, pero creí haber obtenido el número correcto.

--Oh, no es lo que cree --murmuró azabache, negando con la cabeza severamente, aunque ella no pudiera verlo--. Sería incapaz de hurgar en sus asuntos, créame. Yo...

--¿Son solo sus asuntos?

--No es lo que quise decir --suspiró resignado, no iba a admitirlo, pero le atemorizaba que la mujer sonara tan imperturbable.

--Sé que no --corroboró--. Y agradecería que Taehyung asistiera a una última sesión en cuanto estén de vuelta en Seúl, hasta entonces, tengan un buen viaje.

¿Última sesión? Los ojos del pelinegro vagaron a través de la habitación con el labio inferior entre sus dientes y una sonrisa en el rostro cuando la mujer dio por finalizada aquella plática.

--¿Jungkook? --preguntó el pelirrojo, admirando la mirada intranquila del azabache mientras caminaba en su dirección.

Taehyung se aseguró de que el albornoz que llevaba estuviera ceñido a su cuerpo antes de hacer un ajustado nudo sobre su abdomen bajo e inclinarse hacia el pelinegro--. Jungkook --volvió a murmurar, esta vez consiguiendo que el mayor palmeara un lugar a su lado.

Y el pelirrojo casi suspiró complacido al sentir el débil contacto de su entrepierna con las sábanas, aún sensible, cuando Jeon lo estrechó contra su pecho y besó tras su cuello, olfateando apenas el olor a jabón impregnado en su piel.

--La doctora Park llamó.

--¿Algo anda mal conmigo de nuevo? --suspiró con una sonrisa burlona, y aunque no pudiera verlo, sabía que Jungkook lo oía. ¿Miedo? No, Kim había dejado de sentirlo desde hace mucho.

--No más sesiones --murmuró en su oído, acunando su rostro mientras Taehyung rodeaba sus costados con ambas piernas y ejercía la presión necesaria para no caer. En efecto, el pelirrojo jamás podría saber lo frágil que se veía con el rostro hundido en su hombro y, claro, Jungkook sería incapaz de decírselo.

Sin embargo, no supo por qué le resultaba tan placentero, como si algo estallara en su pecho e hiciera a su estómago revolverse. Protegerlo se había vuelto una necesidad, y cuando Kim dejara de requerir su ayuda, Jeon se sentiría estúpidamente vulnerable.

--¿Puedes prometerlo? --extendió su dedo meñique hacia él, sonriendo complacido cuando el azabache lo entrelazó con el suyo e hizo a sus pulgares chocar.

Jeon bufó, poniéndose de pie casi por inercia cuando la puerta fue golpeada y sus ojos estuvieron a punto de salir de sus órbitas. Jackson Wang aguardaba en el pasillo.

El chico se apresuró a tomar unos jeans junto a una camiseta, aquella que hace algunas horas había sido descrita como un verdadero estorbo, aproximándose a la puerta y tirando de la perilla cuando los golpes se intensificaron. Maldijo, Jackson era tan malditamente impaciente.

--Hyung --murmuró el azabache, y el pelinaranja sonrió de lado, palmeando su hombro y rodeando su cuello--. No haz cambiado nada, ¿o sí?

El chico negó--. Depende. ¿Sigues siendo un mocoso insolente?

--Quizá, solo un poco.

Jungkook rió, desviando la mirada hacia Taehyung, al otro de la habitación, quien revolvía su cabello frente al espejo y dejaba caer el albornoz al suelo. El pelinegro presionó los labios, tensando la mandíbula notablemente cuando el pelirrojo sonrió burlón.

--Vamos, Jungkookie, quiero conocerlo.

CLOSE YOUR MOUTH //KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora